Escribe Mariana Morena

La indignación generalizada ante la prisión domiciliaria al ex comisario Etchecolatz se manifestó en una multitudinaria marcha en Mar del Plata junto con el escrache a su domicilio. Se logró que la Cámara de Casación rechazara el pedido de excarcelación y revocara la domiciliaria. Seguiremos luchando por cárcel común a todos los genocidas.

Unas 40.000 personas, entre vecinos, turistas, trabajadores, familias y organizaciones, muchas llegadas desde Buenos Aires y otras localidades (entre ellas una delegación de Izquierda Socialista encabezada por Laura Marrone, legisladora electa del FIT), confluyeron el sábado 6 de enero en una marcha desde la catedral marplatense a la Rambla para manifestar su repudio al otorgamiento de la prisión domiciliaria al ex comisario Miguel Etchecolatz, condenado en cuatro causas por delitos de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura. La medida judicial fue dispuesta el último 26 de diciembre por el Tribunal Oral Federal N° 6 de la ciudad de Buenos Aires, que lo está juzgando por crímenes en centros clandestinos bonaerenses, bajo el pretexto de su avanzada edad (88 años) y supuestos problemas de salud.

La movilización culminó al día siguiente con otra masiva marcha y escrache a su domicilio en el bosque Peralta Ramos. “El bosque no es guarida de asesinos. Cárcel para Etchecolatz”, se leía en un cartel a la entrada. Ya son cuarenta los represores condenados que residen en “la Feliz” con la complicidad del intendente de Cambiemos, Carlos Arroyo, conocido por sus reiteradas manifestaciones derechistas, machistas, racistas y pro-dictadura.

Entre 1976 y 1979 Etchecolatz fue mano derecha del general Ramón Camps en el aparato represivo conducido por la policía bonaerense. Como director general de Investigaciones fue responsable de los grupos de tareas que secuestraron, torturaron y asesinaron en el “Circuito Camps” (con 29 centros de detención), entre ellos a los estudiantes secundarios de la Noche de los Lápices. También fue el autor intelectual de la segunda desaparición de Julio López ocurrida en 2006 en La Plata, después del testimonio contundente del albañil contra el represor, causa en la que recibió la primera condena a perpetua efectiva.

Frente a la política del gobierno de impunidad a los represores (son 450 las domiciliarias concedidas en el último año), desde Izquierda Socialista seguiremos impulsando la movilización popular como camino para pelear por cárcel común y efectiva a los genocidas. Las jornadas de lucha en Mar del Plata condujeron a que el 12 de enero la Cámara Federal de Casación (máxima instancia en el fuero penal) rechazara el pedido de excarcelación a Etchecolatz, cuestionando los argumentos de la legitimidad de la domiciliaria. Alentamos para que el repudio popular no deje de crecer: en las últimas semanas se multiplicaron las protestas contra la domiciliaria al represor santiagueño Antonio Musa Azar y las “vacaciones” en Mar de Ajó al genocida y apropiador Norberto Bianco. ¡Adonde vayan los iremos a buscar!

“Rezábamos para que mi papá se muriera”

Mariana Dopazo se define como “ex hija” de Etchecolatz. En 2016 logró que la Justicia le otorgara el cambio de apellido como símbolo de la desvinculación de su progenitor: “No le permito más ser mi padre”. En estos días hizo pública una carta en la que refiere a su traumática historia familiar y comparte la decisión, a partir de la intención de beneficiarlos con el 2x1, de sumarse a la movilización por cárcel común y efectiva a los genocidas. Junto con otras ex hijas de genocidas se hicieron presentes en Mar del Plata, “para sumarnos a su lucha”.