Basta de dirigentes millonarios
Los burócratas sindicales apelan a las listas únicas, a las patotas, y fundamentalmente a los estatutos proscriptivos, que les permiten mantenerse enquistados en sus sillones. Por lo que se hace más difícil postularse a secretario general en un gremio, que a presidente del país.
Derrotarlos exige pelear por construir una nueva dirección para la clase trabajadora que sea democrática y combativa. Que sus dirigentes consulten permanentemente a la base, que impulsen asambleas y acaten sus resoluciones. Que funcionen con plenarios de delegados con mandato de base. Que cobren el mismo salario que en su puesto de trabajo. Que los sindicatos sean independientes de las patronales y del gobierno. Un liderazgo sindical sin privilegios y que sea revocable por la voluntad de los trabajadores.
En síntesis, una dirección sindical que solo se discipline a las decisiones de la base y a los intereses de la clase trabajadora y, fundamentalmente, que impulse la lucha contra el ajuste.