Tembladeral en las Bolsas mundiales

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tembladeral en las bolsas mundialesEl pasado lunes 5 se produjo un desplome de la Bolsa de Wall Street que arrastró en la caída a sus pares de Europa y Asia y, como no podía ser de otra manera, a las del resto del mundo. Luego, tras un leve rebote, las Bolsas volvieron a hundirse el jueves 8. En concreto, los valores de las acciones en la Bolsa neoyorquina se derrumbaron 10% en sólo una semana. Nadie puede asegurar que el tembladeral haya terminado, la caída fue impresionante. Para ilustrarlo digamos que hubo un momento, en el pico de la crisis, en el que la Bolsa de Nueva York había “volatilizado” más de un billón de dólares.


¿Cómo es esto posible? ¿Por qué sucedió? Los expertos del establishment dicen que “como la economía yanqui está en plena reactivación y los salarios subiendo”, se espera que las nuevas autoridades suban la tasa de interés de la Reserva Federal para evitar que la economía se recaliente y haya riesgos de inflación. La explicación proviene de los mismos que, hasta hace apenas una semana, cantaban loas a “los mercados que seguían brillantemente en ascenso” que, dicho sea de paso, son los mismos que ahora, ante la pequeña estabilización de las Bolsas, ya vuelven a decir que “fue una pequeña corrección” y que “acá no pasó nada”, habilitando a que “siga la fiesta especulativa”.

El capitalismo y su crisis crónica

La realidad es otra. Hace décadas, casi medio siglo para ser más exactos, que la economía capitalista imperialista está sumida en una crisis crónica. El descenso de las tasas de ganancia en las ramas productivas es “compensado” con todo tipo de operaciones especulativas en las Bolsas, jugando con las subas y bajas de algunas mercancías (petróleo, soja, minerales, bienes raíces), generando endeudamientos masivos sobre ciertos países o provocando bruscas devaluaciones de sus tipos de cambio. Y, como no puede ser de otra manera, no pasan demasiados años para que esas burbujas especulativas estallen, dejando un tendal de quiebras. Así pasó hace pocos años, en la crisis desatada en 2007/2008. En ese entonces, ante las masivas pérdidas de los bancos, los gobiernos de Estados Unidos y Europa salieron a rescatarlos, inyectando billones (millones de millones) de dólares. Mientras los trabajadores perdían sus casas por la crisis hipotecaria y los planes de ajuste liquidaban millones de puestos de trabajo y bajaban los salarios, los bancos y especuladores “salvados” comenzaban a jugar de nuevo, obteniendo nuevas superganancias con sus sofisticados mecanismos especulativos.
Así se compraban acciones a crédito, y esos títulos (con valores inflados) se usaban como garantías para adquirir nuevas acciones. O las empresas recompraban sus propias acciones para hacerlas subir de precio. O se repartían dividendos entre los accionistas sin ninguna relación con la ganancia real de la empresa para promover que el valor de la acción siga subiendo. En síntesis, se comenzó a “inflar” una enorme burbuja especulativa en las Bolsas de las principales economías del mundo, empezando por la yanqui.
¿Las caídas de estas semanas son ya el inicio de una nueva crisis aguda como la de 2007/2008? No lo sabemos. Incluso puede ser que los gobiernos de los países imperialistas y los grandes especuladores financieros logren “estabilizar” el barco por un tiempo. Pero lo que sí es claro es que se destapó la olla: estamos ante un brutal movimiento especulativo, una fiesta que, indefectiblemente, terminará volando por el aire. Y ahí, como ya pasó antes, los gobiernos volverán con su consigna de que la crisis la paguen los trabajadores, con nuevos ajustes. Nosotros, por el contrario, denunciamos que así funciona el capitalismo imperialista actual, generando más miseria, explotación y marginación, saqueando riquezas, mientras en el otro polo la especulación financiera y bursátil acumula superganancias e incuba nuevas crisis. La única salida para los trabajadores y los pueblos sometidos del mundo es acabar con este sistema, reemplazándolo por otro que resuelva las más urgentes necesidades de la humanidad: el socialismo.

¿Cómo afecta en la Argentina?

A coro, el gobierno nacional en la voz de todos los ministros salió a decir que las caídas de las Bolsas globales “no nos generarán ningún problema”. Es una vulgar mentira: el gobierno de Macri, que le ha bajado (o incluso directamente anulado) impuestos a los monopolios agroexportadores y a las mineras, que ha desregulado el sistema financiero hasta el extremo de permitir entrar y salir dólares sin ningún tipo de control, que habilita a las empresas transnacionales a sacar del país sus utilidades como quieran y que facilita y promueve la fuga de capitales, se sostiene por un solo mecanismo: la entrada de capital especulativo vía el aumento del endeudamiento externo.
Nuestro país es, de todos los llamados “emergentes”, el que más deuda tomó en 2016 y 2017, pagando tasas altísimas que así les garantizan superganancias a los pulpos acreedores. Cada temblor en los mercados internacionales significa tasas aún más altas para que los acreedores sigan prestándonos.
Ahora, la caída de las principales Bolsas del mundo crea el gran interrogante de qué pasará si los dueños de los miles de millones de capitales especulativos que giran por el mundo buscando dónde valorizarse deciden no prestarle más a nuestro país ¿cómo se devolverán los casi 400.000 millones de dólares que se deben si no hay nuevos dólares para refinanciarlos?
Lo dijimos una y mil veces. El aumento de la deuda externa, además de generarnos intereses crecientes a pagar año a año, termina siendo como un bólido que va a estallar directo contra una pared. Las caídas de las Bolsas de estos días y el riesgo de que se corte de golpe el hilo de refinanciar y deber cada vez más, nos mostró por un momento “la pared” contra la que terminaremos estrellándonos más tarde o más temprano.
Frente a este capitalismo imperialista que sigue en crisis crónica desde hace décadas, la única política realista es romper esa soga de ahorcado que nos ata a esos vaivenes, dejando de pagar inmediatamente la deuda externa y rompiendo con los organismos financieros internacionales que garantizan las superganancias imperialistas a costa de la explotación de los pueblos y el saqueo de su riqueza. J. C.

José Castillo.

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