Todo sigue subiendo: Lo único que tiene techo son los salarios
Escribe José Castillo
Ya lo sabíamos por la sensación del bolsillo. Basta ir al supermercado y ver que cada vez compramos menos con el mismo dinero. O cargar la Sube y descubrir sorprendidos qué rápido que se nos acaba el saldo. Pero la semana pasada tuvimos la comprobación estadística. La inflación de febrero, medida por el Índice de Precios al Consumidor del Indec, alcanzó el 2,4%. Lo explican la suba de las tarifas de electricidad, el transporte en Capital y Gran Buenos Aires, los celulares, la medicina prepaga y los alimentos y bebidas.
Los aumentos de febrero no fueron un simple rayo en cielo sereno. Ya en enero la inflación había sido del 1,8%. Así, sumados los meses, tenemos la inflación del bimestre: 4,2%. Pero eso no es lo peor. Los precios van a seguir subiendo fuertemente en los próximos meses. Así lo refleja el incremento de casi 10% en los precios mayoristas, que las empresas luego trasladan a los minoristas.
Por eso para este mes de marzo vamos a terminar con una suba de precios promedio de entre 1,7 a 2%, producto de estas subas, pero además de la de las tarifas de los taxis, los peajes y todo el rubro educación (canasta escolar, cuotas de escuelas privadas). En abril va a ser peor: ahí viene un nuevo tarifazo del gas y la “segunda vuelta” del aumento del transporte, por lo que se calcula que difícilmente la inflación baje de 2%. Y podemos seguir: en mayo vendrá el tarifazo del agua y en junio la “tercera vuelta” de los aumentos de transporte. Y no es cierto, como dice el gobierno, que los tarifazos se acaban con la primera mitad del año, ya que volverán a subir el gas y la electricidad en octubre y noviembre.
En síntesis, ya nadie cree que la inflación de 2018 va a ser de 15%. Para que esto sucediera la inflación tendría que bajar a 0,8% mensual, algo absolutamente imposible. El mismísimo Banco Central de Sturzenegger publica lo que llama “estimaciones de mercado” (que en realidad no son otra cosa que el promedio de lo que calculan las consultoras privadas) donde señala, que la inflación será de 19,9%. Otros analistas ya la calculan en un 24% o aun más arriba.
¿Para qué sirve entonces la “meta de inflación” de 15% fijada por el gobierno? Para una sola cosa: establecer un techo salarial en las paritarias en ese número, sin ningún tipo de cláusula gatillo. Siendo claros: el gobierno y los empresarios (y también los dirigentes sindicales traidores que conociendo todo esto firman por el 15%) obligan a aceptar acuerdos salariales donde indefectiblemente los trabajadores van a perder. Y esto sucederá sobre ingresos que ya vienen golpeados por haber perdido contra la inflación en 2016 y 2017.
En conclusión: que haya dirigentes como Cavalieri, Lingeri y otros que corrieron a firmar por un 15%, para peor en cuotas y sin cláusula gatillo es la mayor demostración de cómo están entregando a los trabajadores en aras de su acuerdo con el gobierno de Macri. Romper ese techo, peleando por salarios que como mínimo alcancen el valor real de la canasta familiar (hoy cerca de los 30.000 pesos) ajustables automáticamente por la inflación, exige apoyar las luchas en curso y reclamar un paro nacional y un plan de lucha para lograrlo.