¿Golpe o corrupción de Lula y el PT?
Escribe Juan Carlos Giordano Diputado Izquierda Socialista/FIT
Ante la detención de Lula vuelve la polémica. ¿Es un golpe de la derecha o una terrible corrupción que hubo en su gobierno? ¿Hay que defender a Lula o llamar a la movilización para enfrentar el ajuste de Temer y sus medidas reaccionarias que ni el PT ni la CUT impulsan?
Muchos trabajadores podrán dudar si Lula es víctima de un golpe o si lo quieren proscribir para las elecciones de octubre. Son interrogantes legítimos de sectores populares que pueden tener esa visión impactados ante hechos ciertos, como el aberrante asesinato de la activista feminista y de izquierda,Marielle Franco, o cuando ven que el derechista Temer sigue con el ajuste y las leyes antiobreras como la reforma laboral. A ellos nos dirigimos, dando una visión opuesta a la que intentan pintar tanto el PT y el kirchnerismo. Lamentablemente parte de la izquierda se hace eco de esta campaña diciendo que lo que prevalece en Brasil es el “avance de la derecha”.
La tesis del golpe es funcional a la derecha
El debate es crucial porque son distintas las políticas a aplicar si hay o no un golpe en curso. Si hay un golpe hay que llamar a la más amplia movilización y a la huelga general para derrotarlo y pedir por la libertad de Lula. Pero si la campaña del golpe es equivocada, como consideramos desde Izquierda Socialista, las tareas son otras para los trabajadores y la juventud de Brasil.
No compartimos la tesis del golpe. Hace años que todos los gobiernos llamados “progresistas” de Latinoamérica vienen diciendo que hay un golpe de la derecha, de los medios (Red O Globo/Clarín) y de la Justicia, que no los dejan gobernar. Detrás de esa postura del doble discurso vinieron engañando a los trabajadores y a la juventud para aplicar un ajuste. El kirchnerismo argumenta que la detención de Lula es para que no vuelvan los gobiernos “populares” en América latina, dándole ese cariz a Cristina Kirchner, a Lula y hasta el ajustador y represor Maduro en Venezuela.
La tesis del golpe intenta ocultar que bajo el gobierno de Lula existieron grandes hechos de corrupción, como ya lo hemos denunciado (ver El Socialista 378, 31/01/18). Los K venden que hay una “persecución política” para no reconocer que De Vido, Jaime y Lázaro Báez están presos por corrupción.
Agitar el fantasma del golpe lleva a desviar el objetivo de la lucha actual. El centro pasaría por defender a Lula y no por enfrentar el ajuste de Temer con la huelga general. Al contrario, opinamos que la detención de Lula debe servir para que todos los corruptos vayan presos de ahora en más, los amigos de Temer y sus cómplices. No al revés. En vez de llamar a luchar por Fuera Temer y su ajuste con la huelga general, contra sus reformas propatronales y para seguir las marchas multitudinarias por justicia por Marielle, el PT y la CUT (Central Única de Trabajadores) hacen lo opuesto.
No hay golpe, hay una pasmosa crisis política
Lo que hay en Brasil es una profunda crisis política que no pueden encarrilar dentro de los mecanismos de esta democracia para los ricos de la cual es parte el PT. El impeachment (juicio político que destituyó a Dilma en 2016) fue una maniobra de sectores de la burguesía y las patronales ante un gobierno que había perdido el apoyo popular y ya no garantizaba la “gobernabilidad”. Lo hicieron para ver si con otra figura, como Temer, lo encarrilaban. No lo lograron. Fue una desesperada salida parlamentarista ante un PT repudiado por millones. Los trabajadores rompieron con Lula hace años por gobernar para los de arriba, con corrupción, y por pactar una salida “ordenada” con Temer. Ese repudio se constata hoy ante una movilización de solo 5.000 personas en San Pablo al momento de la detención de Lula, y la indiferencia de millones ante el hecho.
Es en esa situación que la Justicia ha sido llamada para ocupar un lugar en la crisis del conjunto del régimen democrático burgués metiendo presos a varios políticos patronales ante una corrupción alevosa. No se trata de ninguna “justicia independiente” como quieren vender sectores de derecha. El hecho de que haya 167 políticos patronales investigados y 12 condenados por la investigación de corrupción del Lava Jato es fruto de la lucha en las calles desde 2013 a esta parte. Lucha que se siguió dando contra el actual gobierno, a tal punto de que hubo una huelga general histórica en 2017 contra el ajuste y por Fuera Temer que la CUT y el PT se negaron a darle continuidad.
Lula traicionó a los trabajadores
El gobierno del PT lejos de beneficiar a los trabajadores, gobernó para los bancos y las multinacionales al servicio de los negocios capitalistas de Odebrecht y Petrobras. También pagó puntualmente la deuda externa y puso de presidente en el Banco Central durante ocho años a Henrique Meirelles, el mismo que hoy es ministro de Economía de Temer. Meirelles dijo que mucho de lo que hace hoy el gobierno ya lo inició Lula (Clarín, 24/03/18). Es por eso que el ex presidente declaró recientemente que en caso de ganar las elecciones no revisaría el actual ajuste de Temer.
A tal punto ganaron los de arriba con el PT que el presidente del Banco Itaú, la mayor banca privada de Brasil, dijo que Lula merecía una estatua en la Avenida Paulista en honor a las siderales ganancias que hizo el sector financiero en su gobierno. Lula y el PT, en definitiva, nunca fueron un peligro para las corporaciones y el imperialismo. Por eso desde hace años Estados Unidos no ha intentado dar golpes de Estado, y cuando lo hizo fue categóricamente derrotado como en 2002 en Venezuela. El imperialismo se ha valido de distintos gobiernos, sean de centroizquierda o más de derecha para que, bajo distintas formas, aseguraran las ganancias de sus multinacionales y usureros externos.
Lula no va preso por encabezar una huelga como ocurrió en 1980 bajo la dictadura o por enfrentar el ajuste de Temer, sino porque fue parte de la maquinaria corrupta para gobernar para los grandes empresarios. Por eso Lula negoció su entrega en el marco de una justicia que él mismo avaló, dejando con la boca abierta a sus seguidores que le pedían algún grado de resistencia ante su detención. Esa es la cruda realidad.
Alguien dijo con razón que “el PT comenzó y acabó en San Bernardo”, el sector industrial donde nació ese partido, que si bien otorgó algunas concesiones asistencialistas aconsejadas por el Banco Mundial como la Bolsa Familia, el centro fue gobernar para los grandes grupos económicos.
Otra prueba contundente para desmentir a los que agitan el fantasma del golpe es que Lula fue condenado por una mayoría de jueces nombrados en su propio gobierno. Sus declaraciones diciendo que “confía en la Justicia” y que “no está en contra del Lava Jato”, muestran la falacia de esa campaña mentirosa.
Fuera Temer y su ajuste y por una alternativa de izquierda
Repudiamos a la derecha que festeja la detención de Lula para encubrir su impunidad y a esta justicia selectiva y acomodaticia ante el poder de turno del juez Moro que metió preso a Lula pero deja en libertad a los ministros mafiosos de Temer. Y ante las políticas de militarización, asesinatos impunes y una profundización del ajuste llamamos, junto a nuestro partido hermano brasilero, la CST en el PSOL, a luchar por Fuera Temer y su ajuste. Convocamos a volver a las calles como se hizo en 2013 y a la huelga general como se logró en 2017. Por cárcel a todos los corruptos, para que devuelvan lo que robaron y se estaticen las empresas envueltas en corrupción. Lucha que debe ir combinada con la defensa del salario, las condiciones de trabajo, por salud y educación. Apoyando ahora la pelea de los profesores de San Pablo y Mina Gerais, la de los Garis (barrenderos) por el salario, convocando a unificar las luchas. Por justicia por Marielle como se hará el próximo 14 de abril en un gran acto público. Y por un frente de izquierda para luchar por una salida de fondo para el pueblo trabajador, lo opuesto a lo que hizo el PT en el gobierno.