Pedofilia en el fútbol
Escribe Martín Fú
Los recientes casos de abusos sexuales en el club Independiente desnuda la vulnerabilidad de los niños y adolescentes. Viajan desde diversos puntos del interior del país a probar suerte en el fútbol buscando una posibilidad de progresar en algunos de los grandes clubes de Buenos Aires.
Las redes de trata para la explotación sexual aprovechan la indefensión de estos niños, se desarrollan y están atentas a captar jóvenes, actividad que sólo pueden llevar adelante con la complicidad de quienes deberían reprimir estos delitos aberrantes, como los jueces, la policía y los mismos clubes. El caso del club Independiente parece ser el puntapié inicial que continúa con River, donde la mecánica es similar. Jóvenes que se alojaban en la pensión eran “ofrecidos” a cambio de dinero, viajes o ropa. Según el testimonio de uno de los niños abusados en River, existía un círculo de adultos que prestaban sus viviendas como alojamiento -en barrios como Palermo o San Isidro- cuando la pensión del club estaba completa, donde los eran sometidos sexualmente. También se conoció el testimonio de una ex médica del club, a la que en su momento las autoridades de River le pidieron “que no se metiera” y luego fue desvinculada de la institución. En el mismo club también existe una denuncia de una jugadora de voley por un caso de abuso sexual.
A los ya conocidos casos de curas pedófilos apañados por la Iglesia y los de abuso sexual infantil en Independiente y River, se suman los testimonios de ex atletas contra un coordinador del Comité Olimpicó Argentino. Los casos habrían sucedido en la década del 90 y desde ese entonces, el denunciado abusador, continuaba trabajando con jóvenes.
Todos estos casos que son ampliamente repudiados por la población no hacen más que reafirmar que el abuso sexual infantil es una práctica muy habitual que se enmarca en la violencia de género, en donde los adultos que deberían proteger y acompañar a los niños y adolescentes, aprovechan su lugar de poder y su confianza para violentarlos sexualmente. Por ello, la mayoría de los abusos sexuales sobre niños, niñas y adolescentes son cometidos por familiares o personas del entorno. En este caso, se trata de niños alejados de su entorno familiar, y que quedan a merced de funcionarios de los clubes. Pero no solo en el fútbol esto ocurre, desde hace décadas se conocen y denuncian abusos sexuales en manos de funcionarios eclesiásticos que han sido tapados por las autoridades. Y la Justicia, a través de los juzgados de menores, miraba para otro lado a pesar de diversas denuncias que se presentaban. Por eso reclamamos al gobierno nacional el presupuesto necesario para la creación de canales para que los casos de abuso sexual y de trata de personas para la explotación sexual sean denunciados, protegiendo a las víctimas y poniendo a disposición equipos interdisciplinarios de profesionales para acompañarlas. Descubierto el manto de quienes encubren a los pedófilos, es necesario ir a fondo para desmantelar y castigar al entramado de empresarios, funcionarios, miembros de las fuerzas de seguridad y consumidores que llevan adelante otro negocio más en esta sociedad capitalista, podrida, corrupta y patriarcal.