Nuevo salto en los precios tras la devaluación: La inflación se come los salarios
Escribe José Castillo
La suba de precios de enero a abril ya había acumulado 9,6%. Era el producto de la devaluación de diciembre pasado (donde el dólar subió de 17 a 20 pesos), más los tarifazos de enero y abril y las subas indiscriminadas de los combustibles que se venían produciendo desde octubre de 2017. Por supuesto a esto hay que sumarle las avivadas de los grandes monopolios, que aprovechan el “río revuelto” para remarcar indiscriminadamente las listas de precios que envían a las cadenas de súper e hipermercados, que a su vez le agregan su respectiva “tajada”. Todo esto hizo que, ya antes del 25 de abril, nadie creyera en la meta anual de 15% de inflación, que solo sirvió para ponerle un techo a las negociaciones salariales.
Pero sucede que ahora tenemos que sumarle la nueva devaluación de estas semanas: el dólar pasó de 20 a 25 pesos. Y eso ya empieza a notarse en los precios, en particular en los alimentos y otros artículos de primera necesidad. La que “picó en punta” fue la harina, con un incremento de 20%, lo que repercutirá en el pan y los fideos, artículos esenciales de toda alimentación popular. Pero los aumentos recorren toda la gama de alimentos (tanto en productos frescos como secos) junto con los artículos de limpieza y tocador. Y esto es solo el comienzo. Muchos otros productos que hasta hace una semana los mayoristas no querían vender aduciendo que “no tenían precio”, ahora sí lo tienen... con el dólar a 25 pesos.
A todo esto tenemos que agregarle que el gobierno no piensa detenerse un centímetro con los tarifazos: ya se vienen los nuevos aumentos en el transporte. En octubre tenemos pautado otro salto en el precio del gas. Sin olvidarnos que Aranguren logró “maquillar” el salto inflacionario de mayo postergando hasta julio un nuevo incremento en los combustibles, que entre la devaluación y la suba del precio internacional del petróleo promete ser astronómica.
El famoso 15% será rápidamente superado. La mayoría de los estudios acuerdan en que la inflación de 2018 terminará cerca de 30%. Resulta urgente exigir un aumento salarial de emergencia, ¡nadie debe ganar menos de 28.000 pesos! Hay que reabrir ya mismo todas las paritarias que se cerraron al 15% y reclamar su actualización. En aquellos gremios donde aún no se ha firmado, exigir que no haya techo, planteando incrementos que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido y que se ajusten automáticamente por inflación mes a mes. Para llevar esta lucha adelante hoy es más urgente que nunca el reclamo de un paro nacional y un plan de lucha para derrotar el ajuste de Macri y el FMI.