¿Quién controla las exportaciones? Hay que nacionalizar el comercio exterior
Escribe Guido Poletti
En medio de la crisis de estas semanas se vio cómo los principales monopolios exportadores, empresas transnacionales como Nidera, Cargill o Dreyfuss, aprovecharon la crisis para, luego de exportar la soja (estamos en plena época del año de esa actividad), en vez de ingresar los dólares al país los tuvieron afuera, a la espera de una mayor devaluación.
Este hecho desnudó una realidad del comercio exterior argentino. Los principales exportadores son empresas transnacionales (como las ya mencionadas en el negocio de los granos, las petroleras o las automotrices). Esto no es nuevo. Esto mismo pasó en los doce años kirchneristas. El Estado argentino no controla su propio comercio exterior, esas firmas son las que después chantajean exigiendo una mayor devaluación o menores impuestos para “ingresar” los dólares de lo que vendieron. Tanto el kirchnerismo como ahora el macrismo lo sostuvieron.
Sin embargo, en las épocas del primer peronismo (1946-1955) existió el IAPI (Instituto Argentino de la Promoción del Intercambio), donde los productores agrarios estaban obligados a venderle al Estado, éste les pagaba en pesos y era el propio Estado el que exportaba y cobraba las divisas. En 1955, el gobierno de la “fusiladora” de Aramburu lo primero que hizo fue cerrar este organismo. Ningún gobierno posterior, entre ellos los peronistas de 1973/76 o el kirchnerismo entre 2003 y 2015, se planteó volver a medidas de este tipo. Se les garantizó así a los monopolios exportadores seguir con sus negociados.
Hoy, solamente desde el Frente de Izquierda seguimos planteando que hay que nacionalizar el comercio exterior, como en cierta forma se hizo en ese entonces con el IAPI, para que los dólares que se obtengan de las exportaciones no sean un objeto de especulación, sino que puedan ser utilizados para adquirir aquellos bienes esenciales como medicamentos o insumos de alta tecnología que todavía no estamos en condiciones de producir. Esta es la verdadera salida para hacernos de dólares genuinos, junto con dejar de pagar la deuda externa. Lo opuesto a lo que hace Macri con su acuerdo con el FMI.