El impacto del #NiUnaMenos
Escribe Mechi Beauvoir
Desde el primer #NiUnaMenos en la Argentina en 2015, las movilizaciones contra la violencia de género en sus diversas modalidades se han expandido por Latinoamérica y el mundo. En Chile, en 2016, la aparición de una joven de 28 años en la ciudad de Coyhaique, violada y brutalmente golpeada a la que le sacaron los ojos, generó movilizaciones en todo el país.
Este proceso se reactivó meses después con el brutal femicidio de una pequeña de 10 años en esta misma ciudad, en manos de su padrastro, que la descuartizó, quemó y enterró en su casa. En una misma semana en Puerto Montt, dos mujeres fueron asesinadas por sus ex parejas. El llamado de las mujeres argentinas a una nueva convocatoria de #NiUnaMenos ante el asesinato de Lucía Pérez en Mar del Plata, drogada, violada y empalada, impulsó una jornada internacional contra la violencia de género conocida como Miércoles Negro. En más de veinte ciudades de Chile se realizaron movilizaciones contra los femicidios, con consignas como “Disculpe las molestias pero nos están matando”. En este contexto surgió la Cofeu (Coordinadora Feminista Universitaria) como un espacio de coordinación de vocalías y secretarías de la mujer de las universidades.
En el marco del crecimiento del movimiento de mujeres, las chilenas lograron el año pasado conquistar el aborto por causales como el peligro de vida de las mujeres, la violación y la malformación del feto. El último 8M, en el marco del segundo paro internacional de mujeres, mostró la fuerza de las chilenas cuando miles marcharon en todo el país y surgió la coordinadora 8M, donde participan agrupaciones feministas, partidos políticos y organizaciones sociales. M.B.