En mayo de 2010, el FMI otorgó un préstamo de condiciones similares al argentino por un monto apenas inferior: 40.000 millones de dólares. También en ese momento se dijo que el Fondo “había cambiado” y ya no era el de los planes de hambre de los años 90. Mentira.
Los gobiernos griegos cumplieron a rajatabla el ajuste que exigía el Fondo. En medio de este proceso, la bronca y la resistencia popular, con huelgas generales incluidas, llevaron al gobierno en 2015 a la coalición de izquierda Syriza, que ganó su popularidad repudiando el ajuste y llamando a romper con el FMI y la Unión Europea. Sin embargo, y a pesar de un plebiscito donde explícitamente el pueblo griego se pronunció contra el ajuste, Syriza y su líder Alexis Tsipras lo traicionaron abiertamente y pasaron a ser los ejecutores del ajuste.

Pasaron ocho años. Las consecuencias del ajuste del FMI son atroces: desde 2010 a hoy, el PBI cayó 27%, el salario real 40%, hubo trece recortes a las jubilaciones y la desocupación es de 22% (50% entre los jóvenes). Aumentaron exponencialmente las tasas de suicidio y las enfermedades nerviosas, y emigraron más de 500.000 jóvenes (5% de la población). Mientras tanto, la deuda externa griega siguió creciendo, superando los 200.000 millones de euros (180% del PBI). Este es el panorama que nos espera si no salimos ya a pelear contra el ajuste de Macri y el FMI.
J.C.