En el país del Papa...
Escribe Malena Zetnik
La energía de la movilización fue tan fuerte en la Argentina que logró algo que parecía muy difícil hasta hace unos meses: que avance en el Congreso la media sanción por el aborto legal en el mismísimo país del papa Francisco. Esto fue noticia en el mundo.
Durante el desarrollo del debate la Iglesia sufrió importantes golpes aun antes de ser derrotada en la votación. Tuvieron que iniciar la discusión con declaraciones oficiales aceptando la importancia de la educación sexual integral y los métodos anticonceptivos para la prevención de embarazos, algo totalmente en contra de su doctrina reaccionaria y de lo que siempre sostuvieron. Se encontraron también con una serie de rebeliones de estudiantes en las propias escuelas católicas que, lejos de apoyar la posición de la Iglesia, vestían pañuelos verdes y hasta se movilizaron a favor de la legalización del aborto.
Frente al avance de la ola de declaraciones de apoyo al aborto legal, la Iglesia también perdió figuras que históricamente se identificaron con la institución eclesiástica, como Hilda “Chiche” Duhalde u otros políticos católicos, así como muchos actores, intelectuales y referentes sociales. Aunque intentaron con maniobras de todo tipo, presiones morales, lobby parlamentario y hasta amenazas de muerte a algún diputado, ni Carrió, una de sus principales voceras en el Parlamento, pudo argumentar contra la fuerza de las mujeres en las calles, permaneciendo patéticamente callada durante toda la sesión.
La Iglesia Católica sufrió un durísimo revés. Obviamente tratará de contraatacar nuevamente en el debate en el Senado o, como ya anticipa, pondrá todo tipo de trabas aun cuando salga la ley, tachándola de inconstitucional o utilizando a los “objetores de conciencia”. La pelea de fondo, que ya se entrevió en el debate del aborto, pasa por la absoluta separación de la Iglesia y el Estado. Como se cantó en las calles “saquen los rosarios de nuestros ovarios”.