Un memorándum para el saqueo: ¡No al pacto con el FMI!

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MEMORANDUM APRA EL SAQUEOEscribe José Castillo

Finalmente el FMI ratificó el préstamo a la Argentina. La llegada de los fondos, todos ellos para seguir pagando y reciclando la bola de nieve de la deuda externa, estará sometida a estrictas auditorías de ese organismo explotador. Como pasó en las veces anteriores que nuestro país recurrió al Fondo, lo que sigue es un escenario de ajuste, miseria y más dependencia.

El gobierno de Macri festejó la semana pasada que el directorio del FMI haya acordado el memorándum para la Argentina. También que nos giró los primeros 15.000 millones de dólares. ¿Qué significa todo esto? ¿Mejorará en algo la situación de la clase trabajadora y los sectores populares? ¿Le permitirá a la Argentina iniciar un sendero de crecimiento y desarrollo? Nada de eso.

El FMI es uno de los principales organismos que tienen las grandes potencias imperialistas para que el resto de los países sigan sus dictados. Todas sus exigencias (que muchas veces aparecen cínicamente bajo la palabra “recomendaciones”) tienen como objetivo favorecer a los buitres financieros mundiales, a los especuladores de las principales bolsas del mundo y a los intereses de las grandes transnacionales. Sus decisiones se toman en un “directorio” donde tienen mayoría absoluta los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.

Nuestro país ingresó formalmente al Fondo en 1956, a pedido de la dictadura de la llamada “revolución fusiladora”. Desde entonces, los distintos gobiernos firmaron diferentes acuerdos. En todos los casos, significaron terribles planes de ajuste, que sumieron al pueblo trabajador en la miseria, el hambre y el desempleo. En los últimos 40 años, los planes del FMI tuvieron como objetivo central bajar salarios, echar trabajadores, desfinanciar la salud y la educación públicas, privatizar nuestros recursos, todo con el único propósito de garantizarle a los acreedores externos el cobro de los montos cada vez más grandes que iba asumiendo la deuda de nuestro país.

“Firmar un acuerdo con el Fondo” no significa que entre plata fresca para financiar algo que les sirva a los trabajadores. Al contrario, ahora tenemos 15.000 millones de dólares más de deuda externa, repartida del siguiente modo: 7.500 en una cuenta del Banco Central en Basilea (Suiza) que, por exigencia del propio FMI, “no se pueden tocar”, ya que son para que contablemente suban las reservas del Banco Central. Traducido: una garantía a los acreedores de que hay un depósito al que recurrir en última instancia para que cobren los vencimientos de deuda. Y los otros 7.500, se le entregaron al gobierno argentino que lo “subastará” diariamente de a 100 millones de dólares para evitar que la cotización del billete estadounidense no se les vaya tan arriba. Mecanismo que se les acabará a mediados de octubre, cuando los pulpos especuladores ya se hayan “comido” ese dinero, comprando los dólares baratos entregados por el gobierno, mientras al resto de los argentinos nos dejarán el mayor endeudamiento.

Algún lector se preguntará: ¿y qué pasa con el resto del dinero del préstamo del Fondo, hasta llegar a los famosos 50.000 millones de dólares del acuerdo? Podrán ir entrando, en cómodas cuotas trimestrales, siempre y cuando el gobierno de Macri vaya cumpliendo con las exigencias del plan de ajuste firmado con el organismo. Cada tres meses vendrá una inspección del FMI y verificará que se está llevando adelante el ajuste tal como ellos pretenden. En definitiva: entregamos el manejo de nuestra política económica a los funcionarios del Fondo.

El acuerdo con el FMI nos recuerda un final anunciado. Venimos de dos años de ajuste por parte del gobierno de Macri. En estos últimos meses vimos cómo, devaluación mediante, la inflación se va por las nubes, pulverizando salarios y jubilaciones. Pero esto no fue nada comparado con lo que viene ahora, con el nuevo y mayor ajuste exigido por el FMI. Significará mayores pérdidas salariales, nuevos ataques a los jubilados, despidos y una mayor entrega y saqueo de nuestros recursos. Todo al servicio de garantizar los pagos de la deuda externa.

Tenemos que salir ya mismo a enfrentar este ajuste, repudiando el pacto con el FMI y luchando por dejar de pagar inmediatamente la ilegal, inmoral y usuraria deuda externa. Hay que romper con el Fondo y con todos los organismos financieros internacionales. Hay que avanzar en la segunda y definitiva independencia, fomentando con el conjunto de los países latinoamericanos, que también sufren el mismo sometimiento, la conformación de un frente de países deudores que rompa definitivamente esta cadena de dependencia. Sólo así podremos manejar, en nuestro país y en el resto de la región, nuestros propios recursos, poniéndolos al servicio de resolver las urgentes necesidades populares.

Para lograrlo hay que empezar por conformar un gran movimiento nacional, planteando en todos lados que hay una alternativa al ajuste, porque la plata existe, solo que hoy se la llevan los usureros internacionales: ¡Plata para salario, trabajo, salud, educación y vivienda! ¡No para la deuda!