¡Parazo!
El paro general fue contundente. Ni el gobierno lo puso en duda. Tampoco sus medios de comunicación afines. Fue un masivo plebiscito de todo el movimiento obrero contra el brutal ajuste de Macri y el FMI. Se expresó la bronca de los trabajadores y demás sectores populares contra los tarifazos, el robo salarial, la inflación y los despidos.
El paro demostró el hartazgo de millones contra un plan económico al servicio de engordar las ganancias de usureros, bancos y multinacionales, en perjuicio del pueblo trabajador. Ajuste que ya se está redoblando con el pacto que Macri y sus CEOs firmaron con el FMI.
Las luchas y la bronca contra el ajuste fueron las que ya habían arrancado este paro a la CGT. Esto se volvió a expresar el 25. Lo reconoció hasta el propio Juan Carlos Schmid, uno de los miembros del triunvirato: “El malestar en la sociedad desbordó el encuadramiento sindical”.
El gobierno quiere amortiguar el repudio popular intentando desacreditar la medida, hasta con actitudes ridículas. “¡Acá se trabaja!”, dijo Macri posando en la Rosada, el presidente que más vacaciones se tomó en tan poco tiempo. Patricia Bullrich, por su parte, dijo que dispuso un brutal operativo represivo en los puentes “para garantizar que los que quieran vayan a trabajar”. ¡No voló una mosca! Frigerio habló del acostumbrado “paro político”. Triaca señaló que el paro tuvo el objetivo de “desestabilizar” al gobierno. Y Carrió tuiteó: “Nosotros no paramos. Trabajando hoy en casa con empresarios fabricantes de maquinarias agrícolas”. ¡Desopilante!
El ex periodista y ahora superministro Dujovne sacó la cuenta del supuesto “costo” del paro. Dijo que la Argentina perdió 29.000 millones de pesos. Es el mismo funcionario que tiene 20 millones de fortuna personal en bancos extranjeros. Lo que deja en claro Dujovne con eso es que a la riqueza la generan los trabajadores, no los empresarios, con el intento de encubrir que los trabajadores y el país son los que pierden por culpa de los planes de ajuste, los pagos de la deuda, la fuga de capitales y la política de saqueo y dependencia que vino aplicando Macri y que ahora redobla de la mano del FMI.
Lo más claro del mensaje del gobierno es que va a seguir adelante con el ajuste. “Hay que seguir haciendo lo que venimos haciendo”, dijo Macri. Y agregó: “Los paros no contribuyen en nada”. O sea, más ajuste y oídos sordos a los reclamos obreros y populares.
Macri puso como ejemplo de lo que a seguir haciendo a Vaca Muerta. Es decir, la continuidad del pacto con Chevron que había iniciado el kirchnerismo, el subsidio a las petroleras y, lo más importante para él, el cambio de convenio a la baja para los trabajadores petroleros, que sufren los despidos, retiros voluntarios y una mayor superexplotación laboral. Es lo que se juega a seguir haciendo de la mano de la burocracia sindical. Por eso ha decidido reunirse con los patrones de la Cámara de la Construcción y el burócrata Gerardo Martínez de la Uocra, así como con la rama automotriz, y otras.
Macri ni siquiera va a recibir a la CGT. Por eso las palabras de “prudencia” dichas en la conferencia de prensa de la central van en contra del camino que volvieron a ratificar los trabajadores con el paro general. Si Macri “ratificó el rumbo” del ajuste ¿qué es lo que hay que mendigar? La expresión del burócrata Héctor Daer diciendo que el gobierno tiene que “cambiar el modelo económico” y reclamando “diálogo” es volver a sembrar expectativas en que este gobierno puede dar marcha atrás con el ajuste sin lucha ni movilización.
“No hay un nuevo paro a la vista en la agenda de la CGT”, dicen los medios. Está claro. Lo dijeron los burócratas el propio día del paro. Recitan lo mismo de siempre: “El paro fue contundente, ahora esperamos que el gobierno escuche”. ¡Los trabajadores no pueden permitir una nueva tregua para que sigan pasando los despidos y el robo salarial!
Los docentes de Neuquén, que vienen de romper el techo salarial, muestran que se puede ganar. ¿Por qué la CGT no los pone de ejemplo y llama a darle continuidad al paro para que se reabran las paritarias para todos los trabajadores?
La CGT vuelve a decir que se le pueden hacer cambios cosméticos al ajuste. ¡Si el gobierno ni siquiera eliminó el impuesto a las ganancias del medio aguinaldo! Es el gobierno que vetó la ley que morigeraba parcialmente el tarifazo. Es el gobierno que pactó un nuevo ajuste con el FMI. Es el gobierno el que sigue disponiendo el dinero para la timba financiera. Es el gobierno que sigue con la represión, como la que ejerció contra los docentes y estatales en Chubut.
La política de los luchadores y la izquierda es la opuesta a la de la burocracia de la CGT. Es lo que manifestamos en los cortes, en el acto en el Obelisco el día del paro y lo que se ratificó en el plenario del sindicalismo combativo del 23 en Lanús: hay que darle continuidad a la pelea con un nuevo paro de 36 horas y una gran movilización a Plaza de Mayo hasta derrotar el ajuste. Pelea a la que debe sumarse la imposición de otro plan económico para que la crisis no la paguen los trabajadores, sino los capitalistas.
Esta tarea es concreta y para ahora. Empieza por usar la fuerza del paro del 25 para reclamar un inmediato aumento de salarios y para que se reabran las paritarias. ¡Abajo el techo salarial, salarios igual a la canasta familiar! Que se frenen los despidos y suspensiones. Abajo el tarifazo. Plata para salario y trabajo, no para la deuda. No a la reforma laboral. Por todo ello exigimos continuidad.
Llamamos a los trabajadores a realizar asambleas y plenarios de delegados y a exigir un nuevo paro de 36 horas y un plan de lucha de la CGT y las CTA que, como siempre, tendremos que arrancar desde abajo. El sindicalismo combativo ya tiene su agenda: apoyar y coordinar las luchas en curso e impulsar la marcha del próximo 12 de julio de Congreso a Plaza de Mayo y en todos los puntos del país, como se aprobó en el plenario de Lanús.
El paro 43
El de ayer fue el tercer paro durante el gobierno de Macri y el número 43 desde 1983 a esta parte. A esto hay que agregar que bajo la dictadura hubo un paro general en 1979.
Contra el radical Alfonsín hubo trece paros generales, nueve en el gobierno del peronismo de Menem y la misma cantidad contra De la Rúa. Luego, el peronista Eduardo Duhalde como presidente interino, enfrentó tres paros generales. Hubo cinco contra el peronismo kirchnerista, uno cuando era presidente Néstor Kirchner y cinco contra Cristina Fernández.
El dato muestra el alto grado de combatividad del movimiento obrero argentino contra todos los gobiernos patronales de distintos signos, sean de la UCR, las distintas variantes del peronismo y ahora contra el PRO-Cambiemos. Estas luchas son las que han permitido que muchos planes y medidas de ajuste hayan sido derrotados.