¿Adónde va el país?
Hace años que no se daba un paro general tan contundente como el del 25 de junio pasado. Millones repudiaron el ajuste de Macri y el FMI. Esto demuestra la creciente bronca popular con un gobierno ajustador y antiobrero, como también la ruptura con Macri de sectores populares que le habían dado el voto contra el kirchnerismo. También Ctera estuvo obligada a parar este martes 3 contra la represión en Chubut. Y el movimiento de mujeres prepara otra ola verde hacia el 8 de agosto para arrancarle al Senado el aborto legal.
Sectores de masas empiezan a decir “esto no se aguanta más” y se preguntan “dónde va a terminar esto”. Se auguran nuevos capítulos en las inevitables confrontaciones contra un gobierno con grandes muestras de debilidad para llevar adelante el mayor ajuste pactado con el FMI. El sindicalismo combativo y la izquierda reclaman 36 horas de paro y una salida de fondo para que la crisis la paguen los capitalistas.
Que el gobierno haya anunciado sorpresivamente que iba a pedir un préstamo al FMI, el 9 de mayo de este año (después de decir que “todo estaba bien”), demostró su profunda crisis económica y política. Fue un manotazo de ahogado con signos de descontrol y de estar a la deriva. Reveló que el plan económico, al servicio del ajuste y de salvar las ganancias capitalistas, venía haciendo agua desde hace tiempo.
El gobierno dijo que el dólar estaba controlado pero el billete estadounidense subió 50% en las últimas semanas. Auguró una inflación de 15% y ya se proyecta un 30%. Del “crecimiento” económico se pasó a la recesión. Habló de las bondades de los capitales y tuvo que poner 13.000 millones de dólares en solo una semana para cubrir el hueco de la corrida financiera de mayo. Dijo que se endeudaba en 150.000 millones de dólares para tener financiamiento suficiente y ahora tuvo que pedir otros 50.000 millones de dólares al FMI. Una debacle completa.
Macri en su peor momento
Las razones de fondo no hay que buscarlas solo en la economía, sino en la crisis política de un gobierno que viene sufriendo un amplio repudio, incluso de aquellos sectores populares que lo habían votado para que no vuelva el kirchnerismo. Hoy millones dicen “me equivoqué”. Los índices de popularidad de Macri siguen bajando. También los de la gobernadora Vidal. “Voté a Macri y ahora me despide”, dijo una cesanteada de Télam. Macri y Cambiemos están en su peor momento y no se les ocurrió mejor idea que atarse de pies y manos al FMI y a los organismos usureros imperialistas para aplicar un ajuste mayor.
Con el pacto Macri-FMI de ahora en más nada será como antes. Ni el nivel del ajuste, ni de la confrontación social. Echó más leña al fuego. El gobierno lo hace como “tabla de salvación” pero se está cavando su propia fosa, mientras crece la crítica situación social. Un informe de la Universidad Católica reveló que el 48% de los niños está en la pobreza y el 33% se alimenta en comedores comunitarios. En los primeros cuatro meses del año hubo 95.000 despidos. El robo salarial llega a valores explosivos (ver nota en página 3). En Chubut, los estatales y docentes cobran el sueldo escalonado. En Santa Cruz, directamente no han tenido subas en 2018. En Télam despidieron al 40% de la planta. Hasta los bomberos voluntarios se movilizan denunciando falta de presupuesto. Se viene una nueva caída del consumo y de la economía, con cierre de empresas, más despidos y retiros voluntarios.
Un gran parazo
Por todo esto el paro fue masivo. Fue una gran acción de todo el movimiento obrero a pesar de la CGT, que días antes había encarado una negociación con Macri y Triaca. El paro fue arrancado por las luchas, el crecimiento de la conflictividad social y la bronca obrera y popular contra el gobierno.
Las luchas se han tonificado y los paros, marchas y movilizaciones de todo tipo van a incrementarse. Los trabajadores de Télam ocuparon la empresa, hubo paro de Ctera contra la represión en Chubut, siguen peleando los trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba. Antes del paro, el gobierno había recibido otro cachetazo, esta vez de cientos de miles de mujeres que lograron la media sanción del aborto legal, pelea que ahora sigue hasta el 8 de agosto cuando resuelva el Senado. Una lucha que derrotó a los políticos de Cambiemos, el peronismo, el Partido Socialista y a la reaccionaria Iglesia Católica y al resto de las religiones. Para el 8 de agosto se avecina otra marea verde en todo el país para lograr definitivamente este derecho que evite más muertes por abortos clandestinos. De imponerse, será un nuevo triunfo del movimiento de mujeres.
La bronca y los mayores reclamos pueden obligar a que la CGT tenga que llamar a otro paro en los próximos meses. Nada se puede descartar.
El gobierno nos lleva al abismo. ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!
Ante la crisis, reaparecen en millones los recuerdos del 2001. Ese año, ante un gobierno ajustador, corrupto y entreguista como el de De la Rúa (perteneciente a la misma UCR que ahora gobierna con Macri-Cambiemos), hubo una sublevación popular que lo obligó a renunciar. Es lo que se llamó el Argentinazo, que corrió al gobierno al grito “que se vayan todos”. Esta escena ya se había repetido con otro gobierno radical, el de Alfonsín de los años 80, que también tuvo que terminar su mandato antes de tiempo corrido por una lucha nacional contra el hambre y la pobreza por gobernar con hiperinflación al servicio de los grandes capitales.
El gobierno agita ahora el fantasma del Argentinazo para decir que se lo quiere desestabilizar. Por eso hace campaña contra los que luchan, tildándolos de “desestabilizadores” o de “golpistas”, como lo hace contra los docentes de Chubut o el Pollo Sobrero. El gobierno habla de “caos” y “violencia”, cuando al caos y a la violencia las fogonea él mismo para garantizar el ajuste con represión. Con esto intenta encubrir que es él el que nos está llevando al abismo, a una mayor crisis económica y social y a un mayor saqueo del salario y demás condiciones de vida de las masas. Es el gobierno de Macri el que provoca con sus medidas antiobreras y mentiras que los trabajadores y demás sectores populares no le crean y luchen por sobrevivir.
¡Abajo el ajuste de Macri-FMI!
¡Paro de 36 horas ya!
Ante el peligro de una mayor inestabilidad política y social, el gobierno retomó la negociación con los gobernadores. La semana pasada se reunió con Schiaretti (gobernador de Córdoba), Urtubey (Salta), Pichetto (peronismo Argentina Federal) y Sergio Massa (Frente Renovador). El objetivo entre oficialistas y “opositores” fue empezar a acordar el presupuesto de ajuste pactado con el FMI para 2019. Macri dice que quiere dar una imagen de “previsibilidad a los mercados”. En realidad, busca un pacto de “gobernabilidad” para tratar de evitar un desborde social.
Schiaretti dijo que “para superar estas turbulencias es necesario que Argentina garantice el equilibrio fiscal”, lo mismo que el salteño Urtubey, que se comprometió a “seguir colaborando” con el gobierno. Pero lejos están estas intenciones de una supuesta fortaleza de Macri para aplicar el mayor ajuste impuesto por el FMI junto a los gobernadores. Al contrario, es una clara muestra de su debilidad. Si quieren mostrar “unidad contra el ajuste” miremos lo que les pasó en diciembre, donde tras un pacto entre Macri, la CGT y los gobernadores, quisieron imponer el robo jubilatorio provocando una rebelión popular. Macri impuso la reforma pero a un costo político muy alto. Fue el inicio de la ruptura de amplias franjas populares que lo habían votado. Ya nadie se acuerda de que Cambiemos arrasó en las elecciones de octubre de 2017.
Todo indica que se puede profundizar lo ocurrido en diciembre del año pasado. Al calor del nuevo ajuste acordado con el FMI, crecerán los reclamos y la bronca popular con nuevos picos de enfrentamientos. Quedó cuestionado el plan reeleccionista del gobierno, incluso si puede o no terminar su mandato.
En este marco, desde el Frente de Izquierda peleamos para que la crisis la paguen los de arriba, quienes la provocaron, no los trabajadores, impulsando la movilización obrera y popular para derrotar el ajuste de Macri y el FMI. Llamando a luchar para imponer medidas de emergencia y de fondo, como el no pago de la deuda, un fuerte impuesto a los de arriba, la recuperación del patrimonio nacional y la nacionalización de la banca y el comercio exterior, para implementar un plan de obras públicas que reactive la economía, combata a los especuladores y destine los fondos de la riqueza nacional para combatir los graves males sociales. Lo opuesto a la salida que ofrece el peronismo kirchnerista, que posa de opositor a Macri y critica el acuerdo con el FMI, pero no plantea que hay que dejar de pagar la deuda. Critica el tarifazo, pero está de acuerdo en mantener las privatizaciones. O habla de “ampliar los derechos”, pero Cristina Kirchner recién se definió a favor del aborto legal presionada por la enorme lucha de las mujeres.
La tarea de los luchadores, el sindicalismo combativo y la izquierda pasa por redoblar la pelea contra el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores, exigiendo el paro de 36 horas y un plan de lucha nacional de la CGT y las CTA. Para eso se hizo el exitoso plenario sindical combativo el pasado 23 de junio en Lanús, del cual salió la convocatoria a la marcha del próximo 12 de julio (ver páginas centrales).
La crítica situación social obliga a dar pasos para fortalecer la pelea por una nueva dirección sindical y política. Imponiendo una salida obrera y popular, para que la crisis la paguen los capitalistas, no el pueblo trabajador.