La inflación no para: Por la reapertura de paritarias
Escribe Claudio Funes
Entre 2016 y 2017 la caída del salario de los trabajadores va de 4,1% a 10,8% según el gremio. El mayor deterioro del poder adquisitivo de la región.
Este año, contando con la colaboración de la mayor parte de la burocracia sindical, Macri logró imponer en la mayoría de las paritarias el techo salarial de 15% y en cuotas. La intención era clara, que los salarios pierdan con la inflación para que las grandes patronales incrementen sus ganancias.
Luego de la crisis de mayo, con la disparada del dólar y su tremenda consecuencia inflacionaria, el 15% voló por los aires. Por eso Macri firmó un decreto que permite negociar, solo a los trabajadores de la actividad privada, un 5% adicional dividido en dos tramos de 2,5% en julio y agosto, no acumulativos y a cuenta de la engañosa cláusula de “revisión” que prevén los acuerdos paritarios. Pero este 20% ya quedó corto. Camioneros, alimentación y gastronómicos lograron acuerdos en el orden del 25 por ciento.
Por su parte, Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT, dijo el pasado domingo que “se deben revisar absolutamente todas las paritarias”. Pero todos los incrementos quedarían desfasados, el mismo triunviro afirmó que la inflación estará entre 28% y 32 por ciento.
El aumento del costo de vida es alimentado por el propio gobierno con los tarifazos, para beneficiar las ganancias de multinacionales como Edenor, Edesur, Shell y las grandes patronales del transporte. La inflación hace que, por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires una familia tipo considerada clase media baja por tener un ingreso de 28.365 pesos tenga que destinar casi el 38% de esa suma a cubrir los gastos de alquiler, expensas, gas, luz, agua y transporte. El resto lo destina mayormente a alimentación, y en este rubro los incrementos tampoco cesan. Productos de primera necesidad como pan, aceite, harina, fideos, bebidas y azúcar, entre otros, fueron y son remarcados.
Los aumentos salariales y en cuotas son doblemente insuficientes, primero porque no empatan la inflación anual y segundo porque se otorgan en cuotas, mientras los precios aumentan diariamente empujados por la voracidad patronal, amparada por el gobierno, y el incremento del dólar, que ya casi llegó a 30 pesos.
En junio aumentaron 7,5% las prepagas y ya se autorizó otro 7,5% para agosto. Esta semana subieron las naftas. El ministro de Energía, Javier Iguacel, anunció que en septiembre y octubre se incrementarán las tarifas. La inflación continuará en ascenso. Solo con la acumulada en 2017 la Argentina se ubicó segunda en el ranking de países con mayor alza de precios de la región, superada por Venezuela, y sexta en el mundial.
Los trabajadores no tenemos que pagar la crisis, no debemos permitir el saqueo a nuestros bolsillos como quieren hacerlo Macri y las patronales junto a los gobernadores. Por ejemplo, en Chubut, el peronista Arcioni ofrece a los docentes en lucha, represión mediante, 1.200 pesos al básico, y en Santa Cruz, Alicia Kirchner congeló las paritarias.
Hay que salir a pelear por un aumento salarial de emergencia y por la reapertura de paritarias. Debemos aprovechar que gremios como camioneros, gastronómicos y alimentación lograron aumentos superiores y, fundamentalmente, el envión que nos dio el exitoso paro del 25.
Pelear por la reapertura de las paritarias y un aumento salarial de emergencia es una lucha que estamos en condiciones de dar, lo demostraron los docentes de Neuquén, los que con unidad, democracia sindical y 43 días de lucha consiguieron romper el techo salarial. Sigamos su ejemplo, realizando asambleas y plenarios de delegados que exijan a la CGT y a las CTA un paro de 36 horas y un plan de lucha para que se reabran las paritarias y lograr que ningún salario esté por debajo del valor de la canasta familiar. Esta es la propuesta del sindicalismo combativo.