Una mujer “poderosa”
Escribe Juan Carlos Giordano
¿Cuáles son los antecedentes de Christine Lagarde, esta mujer de 62 años, tildada de “feminista” y hoy directora gerente del Fondo Monetario Internacional? ¿Qué hay detrás de esta mujer catalogada como una de las más “poderosas” del mundo, a quien le gusta la natación, guarda una especial simpatía por Macri, y el ministro Nicolás Dujovne la llevó a comer a su casa gastando 31.000 pesos, que pagamos todos?
Lagarde fue ministra de Economía francesa (2007/2011) en el gobierno de Nicolas Sarkozy, ex presidente que será juzgado por corrupción y tráfico de influencias (recibió financiación del régimen dictatorial libio para su campaña electoral en 2007). Se sospecha que Sarkozy también fue financiado por el imperio cosmético L’Oréal para su campaña de 2012. El 3 de agosto de 2011 una corte francesa ordenó una investigación contra Lagarde por beneficiar con un arbitraje al corrupto empresario Bernard Tapie, por 403 millones de euros.
Lagarde asumió en el FMI en 2011, en reemplazo de Rodrigo Rato, el último director gerente, recibido en Buenos Aires en 2004 con marchas multitudinarias lo repudiaron. La mujer francesa, que no habla español, fue ungida en su cargo con el apoyo de Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Alemania. El secretario del Tesoro de Estados Unidos llegó a decir de ella: “Tiene un talento excepcional y una amplia experiencia, proporcionará un liderazgo muy valioso para esta institución, indispensable en un momento crítico para la economía global”.
Lagarde vino varias veces a Argentina en los años 90, como cabeza del poderoso estudio Baker&McKenzie, que representa a la mayoría de las multinacionales estadounidenses, bufete que hervía de trabajo por entonces, asesorando en la compra de numerosas empresas argentinas.
Los medios describen a Lagarde como portadora de “una cara amable para el antipático FMI”. Recientemente viajó a Paraguay y fue presentada por la ministra de Hacienda de ese país, Lea Giménez, como “luchadora contra la pobreza y por la igualdad de género”.
Lagarde dice que para lograr la “inclusión femenina” hay que posibilitar que las mujeres logren una mayor participación en la vida pública y política. Es decir, que sean ministras de gobiernos capitalistas, integren directorios de las multinacionales o sean diputadas, cuando la tarea pasa por combatir al capitalismo patriarcal que es el que las oprime y explota a la vez.
Los gobiernos y el establishment intentan lavarle la cara a Lagarde y al FMI. Pero por suerte, una reciente encuesta de Ipsos en Latinoamérica, concluye que el FMI sigue siendo uno de los organismos internacionales peor vistos en la región, en especial en la Argentina.