El bono es una burla
“La CGT acordó un bono de fin de año de “hasta $5.000” y se enfría la posibilidad de un nuevo paro”. Así reflejaron los medios la noticia. “El objetivo es evitar tensiones en lo que resta del año”, dijeron otros. “Acevedo de la Unión industrial había adelantado que su opción era el bono antes que la reapertura de las paritarias”, dijo un tercero. Está claro. El famoso bono es una burla pactada por la CGT con el gobierno y los empresarios para evitar un inmediato aumento de emergencia para todos los trabajadores y la reapertura de las paritarias.
El bono surge después que algunos gremios lograran aumentos de 40% y ante el terror de las patronales de que se pueda ir a la reapertura de las paritarias. De ahí salieron la reunión tripartita y el bono, funcional a los grandes empresarios y a la burocracia, que ahora tiene la excusa para no hacer el paro.
El famoso bono será solo para los privados (¿y los docentes, estatales y profesionales de la salud?), voluntario y, en el mejor de los casos, se pagará en dos cuotas, una en noviembre y otra en enero de 2019. A tal punto es un paliativo miserable que el propio ministro Sica lo denominó “compensación extraordinaria no remunerativa”. O sea, un pago tendiente a morigerar posibles protestas ante la tremenda carestía de la vida, no para nivelar la pérdida salarial con la terrible inflación que, en las propias proyecciones del gobierno y del FMI, rondará entre 48% y 50% anual.
En relación con los despidos (en una economía recesiva, con pérdidas de puestos de trabajo donde en septiembre se registró la mayor tasa de desocupación en la gestión de Cambiemos y la más alta en los últimos doce años), la CGT, según Daer, acordó que “si algún empresario tiene que despedir a algún trabajador tiene que haber un paso previo en la Secretaría de Trabajo y allí se discutirá si se puede resolver esa cuestión”. ¡Una canallada completa! Ninguna prohibición, freno o limitación a los despidos, sino que se notifique previamente al Ministerio de Trabajo, el mismo que viene actuando al servicio de las patronales.
La CGT, con este acuerdo que se formalizará vía un decreto, está siendo cómplice, una vez más, del robo salarial a millones de trabajadores. Es esta misma burocracia sindical que pactó un 15% en las paritarias. Luego, ante la bronca desde abajo, algunos gremios lograron un 10% más, llegando al insuficiente 25%. Luego camioneros, judiciales, bancarios y otros obtuvieron un 40%. Para evitar que esto se generalice inventaron el bono.
De conjunto se habla de una pérdida salarial de 15% promedio, ni qué hablar para los trabajadores en negro o informales, jubilados y planes sociales. Esa pérdida salarial implica una transferencia directa del bolsillo de los trabajadores y jubilados a las arcas gananciales de los grandes empresarios. Para ellos gobierna Macri.
Mientras la CGT pacta un bono miserable que alejaría un posible paro general, el peronismo le vota el presupuesto de ajuste. Esto muestra que la complicidad con el ajuste de Macri del peronismo en sus distintas variantes y la burocracia sindical peronista es total. Desde el Frente de Izquierda y el sindicalismo venimos denunciando permanentemente que si el ajuste de Macri puede pasar es por la complicidad de la oposición patronal y los dirigentes sindicales vendidos. Por eso el pasado 24 de octubre, cuando se votó el presupuesto en Diputados, la CGT no convocó y el sector sindical de Moyano no se hizo ver por la plaza porque se jugó a la misa en Luján con los curas retrógrados. Todos le allanaron el camino a Macri para cumplir con el FMI.
Repudiamos el nuevo pacto de la CGT a espalda de los trabajadores. Mucho más si el famoso bono es a cambio de levantar un posible paro general. Desde la izquierda llamamos a hacer lo opuesto. Hay que reclamar un aumento salarial de emergencia y que se reabran las paritarias. Hay que lograr que los salarios equiparen a la inflación, como lo hicieron los docentes de Aten Neuquén, con una indexación trimestral de acuerdo a la inflación real. Por un 100% de aumento para los jubilados y planes sociales. Por la prohibición de los despidos y la anulación de los tarifazos.
El famoso diálogo de la CGT con el gobierno está al servicio de las patronales. Mientras la CGT “dialoga y pacta” avanzan el robo salarial y los despidos. Hay que hacer asambleas y plenarios de delegados para exigir a la CGT que abandone el pacto y la tregua con el gobierno y convoque a un nuevo paro de 48 horas con movilización a Plaza de Mayo como inicio de un plan de lucha nacional por el salario, contra los despidos y el ajuste de Macri junto al frente sindical de Moyano y las CTA.
Mientras damos esa pelea, señalamos que cada vez queda más claro el rol cómplice del peronismo. Pichetto, Massa, Schiaretti y Urtubey son el sostén del ajuste de Macri y el FMI. Pichetto defendió el presupuesto del FMI al mejor estilo Macri y convalidó la represión del 24 al mejor estilo Bullrich. Hace falta otra opción política que postule un plan económico alternativo y un gobierno de los trabajadores y la izquierda.
Izquierda Socialista llama junto al FIT a repudiar frente al Congreso el próximo 14 la votación del presupuesto en el Senado y a marchar unitariamente contra la venida de los representantes del G20 y Donald Trump a fin de mes. Al servicio de esta pelea estará puesto el acto que haremos en Ferro el próximo 8 de diciembre.