¡Con 5.000 pesos en dos cuotas no hacemos nada! El bono de la mentira
Escribe José Castillo
Dos cuotas de 2.500 pesos, y ni siquiera para todos. Con esta migaja, el gobierno de Macri logró que la burocracia de la CGT termine de levantar el paro nacional con que había amenazado. Nada más lejos de las reales necesidades de los trabajadores.
El objetivo del gobierno de Macri era clarísimo: hacer desaparecer cualquier posibilidad de paro general o movilización ante la inminente reunión del G20. Las patronales le agregaban el planteo de que se pusiera un freno a la reapertura de las paritarias, temerosas de que se generalizara reclamos similares a lo que conquistaron camioneros, bancarios o petroleros, con aumentos cercanos a 40%.
El ministro Dante Sica, encargado de la negociación, terminó acordando con la directiva de la CGT un bono de 5.000 pesos. Las patronales presionaron, adujeron que “muchos no lo iban a poder pagar” y lograron que incluso ese monto miserable sea dividido en cuotas y que se lo pueda diluir por diversos artilugios, de tal modo que ni siquiera lo cobrarán entero todos los trabajadores.
¿De qué se trata?
Será una “asignación no remunerativa”, o sea un pago en negro, que se pagará por única vez y no se tendrá en cuenta para el aguinaldo ni sumará aportes jubilatorios. Las empresas deberán abonarlo en dos cuotas de 2.500 pesos, una en diciembre y otra en febrero. Ya eso sólo, de por sí, refleja lo miserable del monto. Para compensar en un solo pago todo lo que perdió un trabajador del sector privado en promedio, el bono tendría que ser de 75.186 pesos (según un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas de la CTA). En el caso de los trabajadores del Estado, con salarios promedio menores, debería alcanzar los 57.470 pesos.
Pero eso no es lo peor. Una enorme masa de trabajadores ni siquiera llegará a cobrar los 5.000 pesos. El decreto del gobierno se encarga de precisarlo en detalle: para los trabajadores con una jornada de trabajo “inferior a la legal y convencional”, la asignación se abonará en forma proporcional. ¡O sea que aquellos que viven el drama de la subocupación y trabajan menos horas de las que les permitiría tener un sueldo completo, se verán castigados recibiendo apenas una parte del bono!
El decreto también señala que las empresas “en crisis o con declinación productiva” podrán pagar una suma menor y en mayor cantidad de cuotas. ¡Deja abierto a que montones de patronales aduzcan “que tienen problemas” para negarse a pagar el bono completo o dividirlo en infinitas cuotas que se comerá la inflación!
También podrá ser tomado a cuenta de futuros aumentos o incluido dentro de las cláusulas de revisión de las paritarias 2018. Esto quiere decir en concreto que, en el caso de las paritarias que se reabrieron, los aumentos otorgados “absorberán” partes del bono. Así, por ejemplo, en el gremio de Comercio, donde el salario inicial pasó en octubre de 19.747 a 21.464 pesos, este aumento se descontará del bono. Así, ese trabajador cobrará dos cuotas de apenas 783 pesos en diciembre y febrero respectivamente.
Con respecto a los estatales, no lo percibirán los trabajadores de las empresas o entes públicos (como YPF, Aerolíneas o Telam) ni los docentes y no docentes de las universidades nacionales, el personal de seguridad y defensa, los judiciales y los trabajadores del Congreso. Quedarían por fuera también, dependiendo de negociaciones en cada distrito, todos los empleados de las provincias y municipios. Los trabajadores rurales, uno de los gremios peor pagos del país, no lo cobrarán, como tampoco el servicio doméstico. A esto hay que sumarle que no recibirán un peso los casi dos millones de trabajadores públicos y privados que figuran como “monotributistas” y autónomos. Y, por supuesto, los cuatro millones de trabajadores en negro.
Los salarios pierden por goleada frente a la inflación
Apenas un puñado de gremios (como los ya citados camioneros, bancarios y petroleros) llegará con la reapertura de paritarias a un aumento de 40% en todo 2018. Aún ellos perderán más de un 5% con respecto a la inflación. Pero el 75% de los gremios no actualizó paritarias. Muchos de ellos están con aumentos que alcanzan apenas al 25%. Y todavía hay algunos que siguen con el 15% negociado a principios de año.
La inflación pulverizó los salarios. El bono negociado entre el gobierno nacional, la CGT y las patronales no sirve para nada. Es una auténtica burla. Hay que exigir un real aumento de emergencia para recuperar lo perdido y la reapertura inmediata de todas las paritarias, para que se establezca aumentos que se reajusten mensualmente por la inflación. Llevar adelante este reclamo requiere, más que nunca, que exijamos la realización de un paro nacional de 48 horas, con movilización a Plaza de Mayo, como parte de un plan de lucha contra el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores.