Siguen los femicidios: La violencia patriarcal que no cesa
Escribe Malena Zetkin
Belén Alicia Decuzzi, de 20 años, fue hallada desnuda y sin vida junto a Vela Balazar, su novio y femicida. Andrea Gabriela López, de 44 y madre de tres hijos, fue asesinada por su pareja y su cuerpo sin vida arrojado a un volquete de basura.
Estos casos no son aislados. Se suman a los 225 femicidios cometidos en 2018 sólo hasta el 31 de octubre, uno cada 32 horas, 29 femicidios vinculados y más de 250 niños y niñas que quedaron sin la protección de sus madres.
El hecho de que estos números se mantengan en cifras similares a lo largo de los años muestra la inexistencia real de políticas para la prevención de las violencias de género y el acompañamiento a las víctimas denunciantes. La Justicia patriarcal, que no condenó por femicidio a los asesinos y violadores de Lucía Pérez, es la misma que no actuó frente a las denuncias previas de Andrea Graciela López. El gobierno nacional y los provinciales, que desmantelan los programa de atención de las violencias de género y despiden a sus trabajadoras, son los responsables de estas muertes. Ellos eligen defender femicidas y violadores y pagarle al FMI una multimillonaria cifra de deuda externa antes de garantizar el presupuesto y las medidas efectivas para que las mujeres puedan acceder al derecho a una vida sin violencia.
Desde hace años, el movimiento de mujeres en las calles dejó bien claro la brutalidad que vivimos cotidianamente por el simple hecho de serlo. Desde los acosos callejeros o en el trabajo, los abusos, las violaciones, la violencia doméstica, el obstáculo al derecho al aborto hasta la desigualdad salarial, múltiples son las medidas denunciadas y a las que las instituciones estatales dicen repudiar. Pero también está bien claro que son ellos los que nos prefieren sumisas para dominarnos y explotarnos más. Por eso, tal como lo hicimos miles y miles de mujeres el pasado 3 de diciembre en todo el país reclamando justicia por Lucía Pérez, cárcel a los femicidas y expulsión de los jueces misóginos, no podemos abandonar las calles. Solo de nuestra organización depende que podamos lograr el #VivasNosQueremos.