El enriquecimiento de los Macri con los genocidas
La familia de los Macri son uno de los grupos empresarios más poderosos del país. Franco Macri, inmigrante italiano llegado en 1949 no tardó mucho tiempo en tejer y aceitar sus relaciones con los gobernantes de turno.
Casado con Alicia Blanco Villegas, hija de una familia de la aristocracia agrícola-ganadera de la provincia de Buenos Aires, rápidamente pasó de los negocios del campo y la exportación de carne, a ser en la década del ´70 uno de los principales contratistas del Estado. Con Onganía y Perón el grupo Macri obtuvo los primeros contratos con el Estado, la construcción de viviendas, plantas industriales, centrales eléctricas, etcétera.
Pero fue en el periodo 1976-1983 en donde el conglomerado de empresas, bajo el nombre Socma explotó en dimensión y en sus relaciones con el poder. El grupo sumó a sus negocios FIAT-Sevel, explotación petrolera (concesiones de YPF), bancos (Banco de Italia), recolección de residuos (Manliba, en acuerdo con el brigadier Cacciatore), Yaciretá y otras centrales hidroeléctricas, puentes (Posadas-Encarnación), entre otras grandes obras, sólo reservadas a un estrecho club de empresas con fuertes relaciones con la Junta Militar. La frutilla del postre fue la condonación de la deuda del grupo gracias a los oficios de Domingo Cavallo, en ese momento al mando del Banco Central, quien estatizó 700 millones de dólares de deuda de los Macri y, además, facilitó que los empresarios amigos de los militares pudieran “dibujar” y así licuar sus deudas: FATE (en asociación con Madanes) por 225.562.000, Socma por 148.578.000 y Fiat-Sevel por 170.578.000 de dólares. Los Macri pasaron de tener siete empresas en 1976 a cuarenta y siete en 1983. Los números hablan por sí solos. M. F.