¿Cómo combatir la pobreza?
Romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa
El Fondo nos exige ajustarnos: déficit cero en 2018 y superávit fiscal en 2019, lo que quiere decir despidos, desfinanciar más aún la salud y la educación pública; paralizar todas las obras públicas y darle salarios de hambre a maestros, trabajadores de la salud y estatales. Todo para pagar la bola de nieve infernal de la deuda externa, donde en los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares La única salida es romper este acuerdo y no pagar esta deuda usuraria. Así tendremos dinero y capacidad para dar trabajo, salud, educación y vivienda.
Lanzar un gran plan de obras públicas, comenzando por la construcción de viviendas populares para crear trabajo genuino
En nuestro país hay un déficit habitacional de cinco millones de viviendas. Si volcamos los recursos a un gran programa de construcción masiva de viviendas populares, podremos crear cientos de miles de puestos de trabajo en la construcción, y a la vez reactivar otras industrias vinculadas. Si a ello le sumamos la construcción y refacción de escuelas y hospitales y la realización de las obras de infraestructura más urgentes (asfalto, obras contra las inundaciones) podremos casi inmediatamente atacar a fondo el flagelo del desempleo. Todas esas obras deben ser ejecutadas directamente por el Estado y controladas por las organizaciones de los propios trabajadores, evitando así las coimas y negociados de las empresas que han vivido robando con la obra pública en todos los gobiernos.
Aumentar salarios y jubilaciones
Hay que otorgar un aumento de emergencia para recuperar todo lo perdido por la inflación el año pasado. Al mismo tiempo, pelear por aumentos para este año que cubran lo ya perdido en estos cuatro meses y que se reajusten automáticamente por la inflación mensual. En el caso de los jubilados, hay que otorgar inmediatamente el 82% móvil del salario en actividad.
Prohibir por ley suspensiones y despidos
Tenemos que cortar de raíz la sangría de la pérdida de puestos de trabajo. Proponemos prohibir mientras dure la crisis toda suspensión o despido. Y que toda empresa que viole esta disposición o cierre, sea expropiada y puesta a funcionar bajo la gestión de sus propios trabajadores.
Retrotraer los tarifazos y reestatizar las privatizadas
Tenemos que retrotraer los tarifazos, que en muchos casos llegan a 1.000% en la gestión macrista y se están comiendo los salarios. Al mismo tiempo hay que acabar con los subsidios y privilegios a las empresas privatizadas, que siguen sin invertir un peso y brindando pésimos servicios. Nuestro planteo es rescindir todos los contratos, reestatizando esas empresas y poniéndolas bajo administración de trabajadores y usuarios, que garantizarán así servicios públicos de calidad y tarifa social para los que la necesiten.
Poner precios máximos y eliminar el IVA de los productos de la canasta familiar
Se impone terminar con los abusos de empresas monopólicas y cadenas de hipermercados, estableciendo precios máximos a todos los productos de la canasta familiar, a los que además se les debe quitar el IVA. Y establecer severos controles para que todo esto se cumpla, que incluyan multas, clausuras e incluso expropiaciones a quienes violen esta disposición.
Nacionalizar la banca para terminar con la usura, las altas tasas de interés y los negocios de la bicicleta financiera
Los bancos se embolsan superganancias con las Leliq (bonos de deuda emitidos por el Banco Central) al 65%. Al mismo tiempo, cobran tasas de interés usurarias por préstamos o financiación de tarjetas de crédito (en muchos casos de más de 100%). Son los grandes ganadores, mientras se hunde el pueblo trabajador. La única salida es nacionalizar la banca, para así otorgar créditos para el consumo popular e hipotecario a tasa subsidiada, terminando de una vez con la especulación financiera.
Nacionalizar el comercio exterior para acabar con la fuga de capitales y las superganancias de los monopolios exportadores
Miles de millones de dólares se fugan cada mes. Los monopolios exportadores especulan chantajeando entre liquidar o no los dólares de la soja. Los productos de consumo popular aumentan porque se cotizan “a precios de exportación”, como la carne, la harina o los lácteos. Tenemos que dar un corte a todo esto, nacionalizando el comercio exterior, para que las divisas de las exportaciones entren efectivamente al Estado y se las vuelque a financiar las verdaderas necesidades del pueblo trabajador.