Macri: “La gente tiene que aguantar”
La frase de Macri “la gente tiene que aguantar” provocó la lógica bronca. Lo dijo en momentos que se conocía que, como resultado del ajuste pactado con el FMI, un tercio de la población está hundido en la pobreza y siguen creciendo la miseria y el desempleo. Aumenta absolutamente todo, menos los salarios y las jubilaciones. Como contrapartida, los bancos ganan tanto que el jefe del Banco Central, Guido Sandleris, les pidió que oculten las ganancias.
Escribe Gabriel Massa
El diario La Nación recordaba el domingo pasado que a principios de marzo Macri había dicho que el país “está mejor parado hacia el futuro que en 2015. El drama es que el mes que siguió fue una película de cifras oscuras: caída de empleo récord, la inflación que sigue sin detenerse, pobreza a 32%... y encima el dólar, que por poco llega a 45 pesos”. Es una síntesis muy parcial de lo que “la gente tiene que aguantar”.
Al mismo tiempo, esta frase provocadora del presidente dice más de lo que el propio jefe del gobierno quiere decir. No son los banqueros ni los fondos buitres que saquean el país los que tienen que “aguantar”. Ni son los dueños de las empresas de servicios privatizadas los que tienen que aguantar: en marzo las distribuidoras de electricidad ajustaron sus tarifas 14 por ciento (que se suma al 26% de aumento en febrero), a lo que hay que agregar el incremento de las compañías de telefonía móvil que va de 15 a 18 por ciento de acuerdo a la empresa. Ni tampoco las petroleras, que volvieron a aumentar el precio de la nafta y el gas.
Tampoco tienen que aguantar las compañías de colectivos: el pasaje mínimo pasó a costar 18 pesos en la Capital y vale mucho más en el resto del país.
No tienen que aguantar las mineras que se llevan el oro de la cordillera y el litio de Jujuy, prácticamente sin pagar impuestos.
No tienen que aguantar las patronales contratistas de las obras públicas que se continúan como el Paseo del Bajo en la Capital.
Y no tienen que “aguantar” los sojeros y las empresas aceiteras, que según se prevé tienen para liquidar 10.000 millones de dólares de sus exportaciones.
Es decir, no es que la política de Macri -con la complicidad de los gobernadores que aplican el ajuste en sus provincias y los diputados y senadores peronistas que votan todas las leyes de Cambiemos- está fallando.
Lo que el pueblo está “aguantando”, el aumento de la pobreza y la miseria, la desocupación, la destrucción de la salud y la educación pública, la caída del consumo hasta de los artículos de primerísima necesidad como la comida y los remedios, no es una “falla” de la política del gobierno. Es el resultado de una política cuya intención es transferir inmensas riquezas a los empresarios, banqueros y fondos buitres beneficiados a costa del saqueo del país y la miseria del pueblo. Es la política que impone el FMI a todos los países: ajustar para garantizar los pagos de deuda externa a los pulpos acreedores.
Por eso desde Izquierda Socialista y el FIT insistimos: el pueblo trabajador no tiene nada que aguantar. ¡Qué “aguanten” los ricos, los banqueros y todos los que se benefician con la crisis! Lo que hay que hacer es romper con el FMI y dejar de pagar la fraudulenta deuda externa para así poner en marcha un programa alternativo que resuelva las más urgentes necesidades populares. Reestatizar las empresas privatizadas, bajo control de los trabajadores y los usuarios. Nacionalizar la banca y el comercio exterior. Y con todos esos recursos llevar adelante un plan de obras públicas que garantice trabajo para todos, con salarios que cubran el costo de la canasta y el 82% móvil para los jubilados. Y para imponer esas medidas hace falta que gobiernen los que nunca lo hicieron, los trabajadores y la izquierda.