Deuda externa: Los kirchneristas y “el ejemplo de Portugal”
Escribe José Castillo
El peronismo kirchnerista viene insistiendo que se podría realizar una política distinta de la del ajuste de Cambiemos, de “redistribución de la riqueza” o “nacional y popular”. Para ello solo bastaría, afirman, sentarse a renegociar el acuerdo con el FMI y “reestructurar” los pagos de deuda externa. Axel Kicillof, Agustín Rossi y otros dirigentes kirchneristas insisten que esto se podría hacer sin romper con el Fondo. Existen ejemplos, argumentan, como el de Portugal.
Se trata de una falsedad absoluta. Portugal, al igual que los otros países más “pobres” de la Unión Europea, se vio fuertemente afectado por la crisis mundial abierta en 2007. Portugal fue violentamente endeudado para salvar a los bancos en quiebra, como también Grecia, Irlanda, España e Italia. E inmediatamente se le exigió un salvaje plan de ajuste, monitoreado por el FMI.
Este ajuste comenzó en 2011, primero bajo el gobierno de José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa (del Partido Socialista) y luego bajo el de Pedro Passos Coelho (Partido Social Demócrata). Se cumplieron a rajatabla todas las exigencias del FMI: se redujo el gasto social, se bajaron 12,5% los sueldos de los empleados públicos, se extendió su jornada de trabajo de 35 a 40 horas, se congeló el salario mínimo, se aumentó el IVA de 10% a 23%, se aumentó la edad jubilatoria y se inició un agresivo programa de privatizaciones. Se puso en marcha, además, una terrible reforma laboral donde se redujeron las indemnizaciones por despido y se facilitaron los mecanismos para que las empresas echen trabajadores, se redujeran los pagos de horas extras, se achicaran las vacaciones y disminuyó el subsidio al desempleo.
La bronca popular hizo que en 2015 el gobierno perdiera las elecciones y fuera reemplazado por una coalición entre el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Bloque de Izquierda conducido por Antonio Costa. Las luchas populares, que hoy continúan, hicieron que algunas pocas medidas se revirtieran (como la semana de 35 horas o algunos aumentos del salario mínimo). Pero lo sustancial del ajuste estructural fue mantenido por el actual gobierno. Portugal hoy es un país con una de las legislaciones laborales más flexibilizadas de Europa. Una terrible reforma inmobiliaria prácticamente echó de sus casas a centenas de miles de inquilinos. Lisboa y Porto son ejemplos del drama de vivienda que viven los trabajadores portugueses, con sus miles de casas cerradas y ofrecidas a la especulación de las cadenas de hotelería internacional. Los jóvenes sobreviven con empleos ultraflexibilizados, miles de ellos enganchándose como pueden al boom del turismo, haciendo de mozos o guías turísticos por monedas. El deterioro de la infraestructura física, producto del recorte del gasto, es visible por todos lados.
Los tibios números de crecimiento económico de Portugal que, como vimos, en nada mejoraron la vida de los sectores populares, quieren ser utilizados por el kirchnerismo para mostrarnos que “se puede” implementar otro programa sin romper con el FMI. Pasan por alto que primero el Fondo exigió, y logró, las famosas reformas estructurales, previsional y laboral, que ahora reclama en la Argentina. También que Portugal no tenía el cúmulo de vencimientos de deuda que nosotros tenemos acumulados para los próximos tres años (150.000 millones de dólares). Desde este punto de vista, la economía argentina está en una situación más parecida a la griega que a la portuguesa. Y en Grecia, bajo el gobierno de Tsipras, las “renegociaciones” con el Fondo también se llevaron adelante, y varias veces. Costándole al pueblo griego ¡14 reducciones de la jubilación!, flexibilizaciones laborales, privatizaciones y una caída sin precedentes de su calidad de vida.
El “caso portugués” es una falacia. Sin romper con el Fondo y dejar de pagar la deuda, recorreremos el camino de ese país, de Grecia, o de tantos otros que se sometieron a los innumerables planes del FMI. No hay renegociación “progresiva” posible. Eso es lo que venimos pregonando incansablemente desde el Frente de Izquierda.