Los bancos en la Argentina
Escribe José Castillo
El sistema financiero argentino está concentrado en una pequeña cantidad de grandes entidades, muchas de ellas extranjeras.
Tanto por cantidad de depósitos como por préstamos otorgados, el banco más grande es el estatal Banco de la Nación Argentina. Ello se debe a que es el único que llega a todos los lugares del país, cumpliendo las funciones que otros no quieren realizar porque no les da rentabilidad, como pagar sueldos y jubilaciones o cobrar servicios públicos. El otro gran banco del Estado es el Provincia de Buenos Aires, que cumple idéntico rol que el Nación, en particular en los pueblos más pequeños del interior de la provincia. Los bancos estatales de las otras provincias han sido mayoritariamente privatizados en la década del 90.
Los grandes negocios, y las grandes ganancias, quedan en manos de un puñado de entidades privadas: los españoles Santander Río y BBVA Francés, los de patronales privadas argentinas Galicia (Grupo Escasany) y Macro (Grupo Brito). Completan el ranking de los más importantes los chinos HSBC e ICBC y el argentino Credicoop.
Estos bancos privados en las últimas décadas fueron los grandes ganadores, encabezando las tablas de posiciones de superganancias. Incluso en medio de la debacle económica de 2018, el conjunto de las entidades financieras, especulando con el dólar, las Lebac y las Leliq y fugando capitales, ganaron 172.106 millones de pesos (121% más que el año anterior). Mientras tanto, estafan a los ahorristas pagándoles tasas por debajo de la inflación y aplicando tasas usurarias por los préstamos y las tarjetas de crédito.
Una historia de extranjerización y entrega
En la historia argentina la banca siempre estuvo mayoritariamente en manos de capitales privados extranjeros. Incluso cuando se creó el Banco Central de la República Argentina en 1935, fue originalmente privado y hecho a medida de los intereses británicos. Salvo entre 1946-1955 y en 1973-1976, cuando hubo nacionalizaciones parciales de la banca (ver recuadro), el peso de los bancos de los países imperialistas siempre fue determinante.
Pero el salto cualitativo se pega en 1977. En ese momento Martínez de Hoz (ministro de Economía del dictador Videla) dicta la Ley de Entidades Financieras (21.536/77), que está vergonzosamente vigente hasta la actualidad. Ninguno de los gobiernos posteriores la derogó. A partir de esta ley se les da vía libre a los bancos para hacer prácticamente lo que quieran. Prestar (o no) a quienes ellos decidan, a cualquier tasa, participar en negocios especulativos, incluso vaciar y quebrar entidades, estafando a los propios ahorristas, todo está “legalmente” permitido.
El sistema financiero argentino, una de las mayores cuevas de ladrones, lleva décadas robando el ahorro popular, fugando millonadas y siendo una pieza fundamental en la fuga de capitales y la megaestafa de la deuda externa, de la que muchas de las entidades participan directamente. Esa sola razón es más que suficiente para expropiarlos y nacionalizar la banca.
Leer: http://izquierdasocialista.org.ar/index.php/periodicos-ediciones-anteriores/el-socialista-n-423/8796-que-significa-nacionalizar-la-banca