Diversidad: Presa por besar
En un fallo escandaloso, dictado el mismo día del Orgullo LGTBIQ+, la “Justicia” condenó a una mujer por besar a su esposa. Una sentencia que expresa toda la fuerza de un homo-lesbo-trans-bi-odio que repudiamos. Nos comprometemos a seguir movilizándonos hasta obtener la absolución de Mariana Gómez.
Escribe Mercedes Trimarchi, Diputada provincial Izquierda Socialista/FIT y candidata a vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires
Mariana Gómez recibió una condena de un año en suspenso por haber cometido el “delito” de besar a su esposa en Constitución, mientras se resguardaba de la lluvia, el 2 de octubre de 2017. Sí, el “delito” de besar a su esposa porque Mariana y Rocío están casadas desde 2016. Hace más de un año y medio que Mariana fue detenida por dos policías de la Ciudad, maltratada y golpeada. Cuando la apresaron le abrieron una causa por resistencia a la autoridad y lesiones leves.
Mariana recuerda que aquel día, luego de que un agente la haya estado observando mientras besaba a Rocío, le dijo: “Pibe, apagá el cigarrillo”, y a pesar de que ella le decía que era mujer, le pegaron en el pecho, la tiraron al piso y la esposaron. Todo delante de Rocío, quien gritaba que era la esposa, y burlándose de ellas, les pidieron hasta la libreta de casamiento.
Una causa totalmente armada que tiene como único objetivo castigar a las lesbianas y, junto a ellas, a todo el colectivo de la diversidad sexo-genérica. Tan discriminatoria y “aleccionadora” pretende ser esta causa que la jueza eligió el 28 de junio, Día Mundial del Orgullo, para dictar la condena.
Hace cincuenta años la revuelta de Stonewall cambió la historia
El 28 de junio de 1969, en un bar de Nueva York se realizó un levantamiento de lesbianas, gays, travestis y trans que dio comienzo al surgimiento del movimiento LGTBIQ+. Durante tres noches se tomaron las calles para oponerse a las razzias, enfrentando a la División de Moral y los antidisturbios de la policía neoyorquina. Su lucha contra la represión cuestionaba el orden sexual existente, la monogamia impuesta por la iglesia, la patologización de la sexualidad y las identidades y los edictos contravencionales; fue la punta de lanza del movimiento. Los hechos se conocieron en todo el mundo como la revuelta de Stonewall y desde entonces el 28 de junio se transformó en el día internacional del orgullo.
Cincuenta años después de aquella gesta heroica las lesbianas, gays, travestis y trans siguen peleando contra todos los gobiernos y sus políticas represivas y discriminatorias en todo el mundo. En la Argentina, el brutal ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI significa más marginación para el colectivo de la diversidad. Un claro ejemplo de esto es que la expectativa de vida de la comunidad travesti es de 35 años y que la gran mayoría se ve forzada a recurrir a la prostitución como medio para subsistir.
El desfinanciamiento en la salud pública profundiza, aún más, los recortes en los anticonceptivos, la medicación y las campañas de prevención para las infecciones de transmisión sexual y los tratamientos hormonales y quirúrgicos para garantizar la Ley de Identidad de Género. También es atacado el presupuesto en educación y junto a ello, se posterga la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) vigente desde 2006, entre otras cosas, por la injerencia de las iglesias (católica y evangélicas).
Seguimos en las calles por nuestros derechos
El viernes pasado se realizó la marcha contra los travesticidios y transfemicidios que fue de Plaza de Mayo hacia el Congreso. Miles de personas nos movilizamos exigiendo además del fin de estos crímenes de odio, la absolución de Mariana Gómez, condenada ese mismo día, la separación de la Iglesia del Estado y el aborto legal, seguro y gratuito. Desde Izquierda Socialista – diversidad en el Frente de Izquierda–Unidad, estuvimos presentes reclamando además la implementación del cupo laboral travesti-trans.