¿Es posible la salida de la izquierda?

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Es posible la salida de la izquierdaEditorial

El macrismo dice que todo se resuelve “no volviendo al pasado”, mientras el ajuste se sigue comiendo los bolsillos del pueblo trabajador y continúa la fiesta para banqueros y especuladores. Alberto Fernández y Cristina contraponen que solo se trataría de “volver a prender la luz de la economía”, escapándole a cualquier explicación más concreta. Es que ambos esconden lo más importante: ¿qué van a hacer con la “gran hipoteca” que quedará para el 2020, con los impagables vencimientos de deuda externa y el acuerdo vigente de super-ajuste con el FMI?

Macri dice que, si gana, “irá más rápido”, léase pondrá en marcha las reformas laboral y previsional, para luego renegociar con el FMI un “acuerdo más amplio”. Alberto Fernández plantea, a la vez, que él se sentará a renegociar con el Fondo. Pero esconde lo que es un secreto a voces: que el FMI le exigirá para “renegociar”, justamente, que ponga en marcha las citadas reformas laboral y previsional y un mayor ajuste. ¡Con Macri y los Fernández sigue el FMI! Ellos juran y perjuran que, bajo ningún punto de vista, dejarán de cumplir con el Fondo y los acreedores. Como un perro que se muerde la cola, ambas fórmulas presidenciales patronales terminan en lo mismo: sacrificando el futuro de los trabajadores en el altar de los pagos de deuda y la continuidad de los acuerdos con el FMI.

Desde el Frente de Izquierda Unidad somos clarísimos: no hay absolutamente ninguna salida para los sectores populares si no arrancamos de romper el acuerdo con el FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda externa. Este es el primer paso, absolutamente esencial, para dar vuelta todo y pasar a priorizar las reales necesidades del pueblo trabajador: salario, empleo, educación, salud y vivienda. ¡Ahí, en lo que hoy se va en concepto de deuda externa y en las exigencias del FMI, está el dinero para resolver esos problemas!

Muchas compañeras y compañeros, comprendiendo que en el FMI y la deuda está el origen del saqueo que nos sume en la decadencia y la miseria, sin embargo dudan de que nuestro planteo sea viable. ¿Se puede de verdad romper con el FMI? ¿Es posible dejar de pagar la deuda? ¿Cuáles son las consecuencias? Son todas preguntas que nos hacen en la calle, en las fábricas, oficinas y lugares de estudio.

Nuestra respuesta es categórica: ¡por supuesto que es posible! Más aún, hay infinitos ejemplos de países que dejaron de pagar sus deudas y a partir de eso comenzaron a recuperarse. Pero no necesitamos ir a la historia ni a territorios lejanos. Acá nomás tenemos un ejemplo: en diciembre de 2001 la Argentina se estaba hundiendo en su máxima crisis, justamente por estar pagando infinitos vencimientos de deuda en medio de un ajuste sin fin. Todo terminó con la explosión popular del argentinazo, que tiró a los ajustadores De la Rua y Cavallo e impuso la suspensión del pago de la deuda. La reactivación económica en el período inmediato posterior, que permitió una cierta recuperación de los salarios y el nivel de empleo, se logró justamente porque no se estaba pagando la deuda. Así como los problemas reaparecieron cuando se volvió a pagar.

Pero, ¿suspender los pagos no nos traerá consecuencias? ¿No seremos sancionados por las potencias imperialistas? Digámoslo con toda claridad: cualquier problema que pueda traernos será infinitamente menor que si seguimos pagando en base al hambre y la miseria del pueblo, en un ajuste infinito que al final igual nos lleva a crisis terminales como las que vivimos en la hiperinflación de 1989 o en los meses previos a diciembre de 2001. Si queremos recuperar el poder adquisitivo del salario, reactivar la economía, que crezca el empleo y que mejoren la educación y la salud públicas la única opción “realista” es justamente romper las cadenas que nos atan al FMI y terminar con el barril sin fondo de la deuda, por donde se va toda nuestra riqueza. Lo “utópico” es justamente lo contrario. “Utópico” es, como dice Alberto Fernández, que se puede renegociar con el FMI y que este permita poner en marcha un programa de redistribución de la riqueza, o “nacional y popular”. ¡Toda la historia del FMI demuestra lo contrario! El Fondo es un organismo imperialista que está para exigir planes de ajuste al servicio de que cobren los acreedores y para ninguna otra cosa.

Si sigue Macri, o si vienen Alberto y Cristina continuará el ajuste y el sometimiento al FMI y sus dictados. Con ellos no hay futuro para los trabajadores, los jubilados, las mujeres y la juventud. Esta es la realidad. Si, en cambio, rompemos con el FMI y dejamos de pagar la deuda, se abren los caminos para poner en marcha un verdadero programa alternativo. Que incluye nacionalizar la banca y el comercio exterior, reestatizar las privatizadas poniéndolas a funcionar bajo gestión de sus trabajadores y usuarios, prohibir por ley suspensiones y despidos, dar un aumento de emergencia para que nadie gane menos que la canasta familiar y poner en marcha un verdadero plan de obras públicas para terminar con la desocupación. ¡Este es el verdadero y único programa “posible” a favor de la clase trabajadora y el pueblo!

Por eso en estas elecciones batallamos por hacer más fuerte una alternativa para la clase trabajadora que levante estas propuestas. Es lo que propone el Frente de Izquierda Unidad. Por eso te invitamos a que nos votes y nos ayudes a que crezca una auténtica cadena de votos, difundiendo estas ideas entre tus amigos, compañeros de trabajo o estudio y familiares. A que te sumes a las actividades de campaña electoral, donde nuestros candidatos recorren diariamente fábricas, oficinas, hospitales y barrios populares. A que seas uno más cuando salimos a repartir nuestros volantes en esquinas y plazas. A que te anotes como fiscal y nos ayudes a conseguir más, para defender los votos el día de la elección. A que vengas a nuestras charlas a debatir nuestras propuestas. A que nos ayudes, en estas últimas semanas, para que suene más fuerte nuestra voz, frente a las campañas millonarias de los candidatos patronales. Para que no quede un trabajador, un joven que pelea por su futuro, una mujer que lucha por el aborto y contra la violencia de género, un vecino sin escuchar que, contra los candidatos del ajuste, ¡hay que votar a la izquierda que se une!