Los empresarios, el gobierno y el FMI insisten con la reforma laboral
Escribe Gastón Godoy, Candidato a comunero por la Ciudad de Buenos Aires
“Si le va mal al empresario, debe poder descontratar”, dijo Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de la UIA, en sintonía con la exigencia que vienen desplegando desde todo el campo empresarial. La declaración se suma a la de un importante grupo de empresarios, los de mayor peso en el país, que han salido a la ofensiva contra los paros, manifestándose en contra y tildando las acciones de lucha como “medidas políticas electorales”. El mensaje es claro: están exigiendo la reforma laboral y que el tema esté en agenda.
Es un tema que el gobierno de Macri quiso imponer desde que asumió. Intentó hacerlo a fines de 2017, y si no lo logró fue debido a que las enormes movilizaciones contra la reforma previsional de ese diciembre le hicieron entender que “el horno no estaba para bollos” y tuvo que retroceder.
Ahora vuelven a la carga. Los empresarios a diario dicen que es una reforma “indispensable” y “urgente”. Desde el gobierno “acompañan” en el planteo. El ministro de Producción y Trabajo Dante Sica afirmó que “para generar empleo e inversión, la Argentina necesita modernizar su legislación laboral”. “Modernizar”, en lenguaje macrista quiere decir flexibilizar, el principal objetivo de la reforma laboral.
Como parte de la exigencias del FMI, que tiene como uno de sus principales mandamientos dicha reforma, el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical peronista (que ya están dejando pasar la flexibilización por gremio) ya preparan el terreno para tratarla cuanto antes. Por eso es indispensable enfrentar con la más amplia unidad estos ataques al movimiento obrero.
Los empresarios han llegado al extremo de crear un grupo de Whatsapp llamado “Nuestra Voz”. Son más de 120 empresarios de distintas compañías poderosas y reconocidas: Mercado Libre, La Anónima, Fiat, Insud, Ledesma, Celulosa, Despegar, HSBC, Al Mundo, y la lista continúa. Las patronales más ricas del país se unen contra los derechos de los trabajadores. Su agrupamiento comenzó con el último paro general del 29 de mayo pasado, donde salieron en bloque a criticar la medida. Por todo esto queremos ser claros: la organización y la lucha son dos tareas fundamentales que los trabajadores tenemos en nuestros lugares de trabajo, porque es la única manera de impedir que la flexibilización laboral avance.
Los economistas cercanos a los Fernández, por su parte, siempre dejan abierta la puerta a “que es necesaria alguna modernización de las relaciones laborales”, tal como lo plantean Guillermo Nielsen o Emmanuel Álvarez Agis. Solo el Frente de Izquierda- Unidad rechaza cualquier intento de reforma laboral, que significaría explícitamente la perdida de las conquistas que la clase trabajadora obtuvo tras décadas de duras luchas.