Por aumento salarial, no pago de la deuda y otras medidas de emergencia ante la crisis: Exijamos paro de 36 horas y plan de lucha

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Exijamos paroEl gobierno perdió, pero sigue ajustando. Volvió a subir el dólar y a devaluarse el peso en casi un 25%. Esto ya está aumentando los precios, que se dispararán en los próximos días. Es un nuevo saqueo al bolsillo popular y más ganancias para los exportadores, las multinacionales y los bancos.

Escribe José Castillo, candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires

Apenas se conocieron los resultados de las elecciones, ya el dólar estaba subiendo en los sitios on line donde se puede comprar las 24 horas. Era la noche del domingo y la divisa verde ya cotizaba cerca de los 50 pesos. El lunes fue la debacle: el dólar entró en una devaluación vertiginosa llegando a tocar los 65 pesos, mientras se derrumbaban en forma record las acciones y bonos en las bolsas y el riesgo país (que mide las posibilidades efectivas de cesación de pagos de la deuda externa argentina) pasaba los 1.400 puntos: el establishment financiero internacional mostraba con todo su conclusión: sin un ajuste mucho mayor al actual, no alcanza para que cobren los próximos vencimientos de deuda. Los bancos que operan en la Argentina directamente decidieron dejar de vender dólares, estableciendo un virtual cepo. El gobierno de Macri, de hecho, dejó subir el dólar, interviniendo sobre los hechos consumados cuando este ya estaba más arriba de 60, bajándolo (un poco) hasta 57, a costa de rifar casi 150 millones de dólares. De hecho, sin embargo, el lunes se produjo una devaluación de casi el 25%.

Por la tarde Macri dio una conferencia de prensa en la que le echó la culpa de la corrida al kirchnerismo, culpable de “no ser confiable para los mercados”. La respuesta de Alberto Fernández también fue de antología. Devolvió la pelota diciendo que la responsabilidad era del gobierno de Macri. Pero, para que quedara claro, volvió a afirmar que va a cumplir con los acreedores“, lavándoles la cara y quitándoles toda responsabilidad con la corrida, diciendo que fueron “estafados“ por el gobierno.

Las peleas “entre elefantes” continuarán en los próximos días y semanas. A lo mejor el gobierno de Macri consigue, con el apoyo del FMI y vía el Banco Central, lograr volver a domar provisoriamente el dólar. Lo hará rifando reservas y subiendo la tasa de interés a niveles superiores a los ya astronómicos de cerca del 70%. O, por el contrario, puede darse que decidan o no puedan impedir que continúe la suba del dólar.

Pero de lo que no hay dudas es en quién pagará “la cuenta” de este nuevo capítulo de la crisis: los trabajadores, los jubilados y los sectores populares en general. La suba del dólar posterior a la elección ya basta para que se dé una feroz remarcación de todos los precios de la canasta familiar. Con una devaluación de 30%, seguramente que habrá por lo menos entre un 10 y un 15% de aumento inmediato en esos productos. Ya incluso, empieza a darse situaciones de desabastecimiento ante comerciantes especuladores que deciden no vender porque “no tienen precio”. Muchas empresas empiezan a decir que “con este dólar” no pueden sostener ni siquiera los pocos productos incluidos en “precios esenciales”. También en los próximos días veremos aumentos en los combustibles. Las consecuencias serán obvias: un nuevo mazazo sobre salarios y jubilaciones ya pulverizados. A esto se le sumará una nueva tanda de suspensiones, despidos y cierres de empresas. Con el consecuente crecimiento de la pobreza y la marginación.

Hace falta un plan de emergencia obrero y popular

Frente a esta realidad, no podemos quedarnos de brazos cruzados “esperando hasta octubre”. ¡Hay que pararle la mano al nuevo ajuste del gobierno! Alberto Fernández se limita a decir que “Macri se encargue de gobernar” (¡es decir ajustar!). La CGT, que apoyó a los Fernández en la campaña, no ha abierto la boca ante este nuevo ataque al bolsillo del pueblo trabajador. Se juegan a dejar que Macri haga “el trabajo sucio” de aplicar un nuevo ajuste a millones de trabajadores y jubilados

Hay que exigirle a la CGT y las CTAs que terminen con el inmovilismo y llamen a un paro nacional de 36 horas y a un plan de lucha. Frente al virtual estado deliberativo que se vive en fábricas, talleres, oficinas y escuelas, donde los compañeros se preguntan “como sigue esto”, hay que promover asambleas, pronunciamientos de cuerpos de delegados y reuniones de agrupamientos opositores a la burocracia, que saquen pronunciamientos, con pliegos de reivindicaciones y exigencia de medidas de acción para imponerlas. Tenemos que reclamar por un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones, para que nadie gane menos que el valor de la canasta familiar y el reajuste automático mensual de acuerdo a la inflación. Exigir la prohibición de las suspensiones y los despidos. Que se frene la remarcación de precios, estableciendo precios máximos para la canasta familiar. Y a eso sumarle un programa de fondo, planteando la necesidad de romper con el FMI y suspender inmediatamente los pagos de deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior para terminar con la especulación del dólar y la fuga de capitales y la reestatización de las empresas privatizadas y gestionadas por sus trabajadores y usuarios, con el objetivo de volcar todos esos recursos a resolver las más urgentes necesidades populares de salario, empleo, educación, salud y vivienda. Desde el sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda Unidad nos comprometemos en esta pelea.


Macri y Alberto Fernández se pasan la pelota: ¿Quién es el responsable?

Mientras el dólar volaba por los aires, el presidente Macri salió a responsabilizar del hecho al ganador de las elecciones: “Hoy, ante el resultado favorable para el kirchnerismo, el dólar volvió a subir. El problema que tenemos es que la alternativa no tiene credibilidad. El kirchnerismo debería hacer autocrítica”.

Alberto Fernández, por su parte, sostuvo que el responsable de la corrida cambiaria es el gobierno. “Esto es lo que pasa cuando un gobierno no dice la verdad sobre la economía”, sostuvo, aprovechando para reforzar su afirmación de semanas atrás a favor de una devaluación.
Muchos compañeros que llegaban a los lugares de trabajo o estudio con la idea de comentar y discutir los resultados de las elecciones, miraban azorados como subía el dólar, sabiendo que detrás de eso lo que se viene son los aumentos de precios y la evaporación de sus salarios. Con razón se preguntaban: ¿quién tiene la culpa? Y sobre todo: ¿esto cómo se resuelve?

Somos clarísimos: el dólar sube por las movidas de los pulpos especuladores, que fugan capitales a granel. Un primer responsable, entonces, que ni Macri ni Fernández denuncian, son los propios usureros de la deuda, a los que ambos le lavan la cara y los adulan garantizándoles que, sea como sea, van a cobrar a costa del hambre del pueblo. Es responsable también el FMI, que diseñó este plan de ajuste y promovió la devaluación. Y lo es el propio Macri, que deja que se fuguen los capitales y suba el dólar sin tomar ninguna medida, dejando que se pulvericen los salarios para favorecer a sus propios amigos. Pero también es responsable Alberto Fernández, que hace semanas viene llamando a la devaluación y aprovecha cuanta ocasión tiene para reafirmar que cumplirá a rajatabla con los pagos de deuda externa.

La nueva corrida cambiaria (y sus consecuencias inflacionarias sobre los bolsillos de los trabajadores) es una manifestación más de lo que venimos diciendo desde el Frente de Izquierda: el acuerdo con el FMI nos lleva al abismo. La única salida es desconocerlo, suspender inmediatamente los pagos de deuda y nacionalizar la banca y el comercio exterior para terminar con la especulación y la fuga de divisas. Es eso o el abismo.