¿Qué hace la CGT contra el ajuste de Macri?
Editorial
Los máximos dirigentes de la CGT se empeñaron para que no faltara nadie. Durante los días previos realizaron montones de gestiones para lograr “meter a todos adentro” y la foto más completa. Así se prepararon para recibir al presidente electo Alberto Fernández en la sede de la calle Azopardo. La reunión se realizó el viernes pasado y tuvo una amplia cobertura mediática. Sin embargo, sería inútil que algún compañero trabajador buscara en ese evento alguna respuesta a las necesidades más urgentes. Es que pasan los días y los aumentos en los precios no dan tregua.
Macri sigue gobernando y ajustando. Esa es la famosa “transición”. Todo sube menos los salarios. Las jubilaciones y los planes sociales ya son directamente de indigencia. Todos los días salen reportes de la baja en los ingresos populares. Y en Chubut, donde gobierna el peronista Mariano Arcioni, los estatales y docentes ni siquiera cobran en término, son reprimidos y, como si fuera poco, ahora le quieren meter la megaminería. El famoso “congelamiento” de los precios ya se derritió. Lo único concreto es que Macri perdió las elecciones pero el ajuste y la entrega siguen.
Pero nada de esto se habló entre las paredes de histórica sede de la CGT. Alberto Fernández propuso utilizar la sede de la CGT para montar “un centro de capacitación tecnológica” para que así los trabajadores “tengan un lugar en el futuro”. ¿Esto es lo que necesitamos? Reconozcamos que la frase del presidente electo desnuda una realidad: ratifica que ese edificio nunca fue un lugar “propio” del movimiento obrero, ni un sitio para hacer asambleas o deliberar como llevar adelante un plan de lucha. Alberto, con sus dichos y su presencia, fue a avalar a lo peor de la burocracia sindical. A aquellos que durante estos cuatro años le dieron tregua al gobierno de Macri y así dejaron pasar el ajuste.
Quienes votaron al Frente de Todos y tienen expectativas en el nuevo gobierno podrán decir que no hay que pedirle nada ahora a Alberto Fernández porque todavía no asumió. Pero millones no votaron para que se le siga haciendo un guiño a las medidas antipopulares de Macri.
Sabemos que Fernández no asumió, pero a esos mismos trabajadores que lo votaron los llamamos a reflexionar sobre el rol de la burocracia sindical que apoya al Frente de Todos, con dirigentes que dicen que ni siquiera van a pedir un bono de fin de año y que hay que seguir aguantando. Y todo esto lo dicen hasta el 10 de diciembre como si esa va a ser una “fecha mágica”, cuando el propio Fernández adelantó que no lo va a ser. “No esperen milagros”, dijo. Pasado en limpio, quiere decir que no va a haber soluciones a los graves problemas sociales cuando empiece a gobernar. Es más. Alberto y la burocracia sindical, junto con la UIA, los grandes empresarios, la iglesia y los movimientos sociales afines preparan un pacto social para seguir diciéndoles al pueblo trabajador que hay que esperar, que no es el momento de reclamar y que hay que darle un tiempo. Mientras tanto sigue el robo salarial. ¿Es que el próximo gobierno “le va a poner la plata en el bolsillo de la gente”, como prometió?
Porque para destinar dinero a millones de trabajadores hay que suspender en forma inmediata los pagos de la usurera deuda externa y romper con el FMI, algo que Fernández ha dicho que no va a hacer. Sabemos que ningún país salió adelante de la mano del Fondo Monetario y los usureros internacionales.
“El salario no puede esperar” tituló la pasada edición de este semanario. Hoy volvemos a decir lo mismo y lo extendemos a las demandas que esperan millones: “los jubilados no puede esperar, los beneficiarios de los planes sociales no pueden esperar, los nuevos despedidos no pueden esperar…”, entre un largo etcétera.
Llamamos al conjunto de los trabajadores y demás sectores populares, más allá de cómo hayan votado el 27 de octubre, a reclamar por las urgentes necesidades populares. Hay que apoyar las luchas en curso, denunciar a los dirigentes sindicales que miran para otro y exigir un plan de lucha por nuestros reclamos. Porque los trabajadores y el pueblo no podemos esperar. Necesitamos un inmediato aumento salarial y jubilatorio de emergencia hasta recuperar lo perdido en la era Macri y alcanzar el valor de la canasta familiar. Esa es la única forma de empezar a combatir la pobreza. Que se prohíban los despidos y suspensiones. Que se anulen los tarifazos y se frenen los aumentos que hay en puerta. Y que la plata vaya a trabajo, salario, salud, educación y vivienda, no para la deuda. Medidas que deben ser parte de un plan económico alternativo, obrero y popular. Esto es lo que proponemos desde el sindicalismo combativo y la izquierda. Al mismo tiempo que seguimos planteando que para lograrlo necesitamos construir una nueva dirección sindical, democrática y combativa, para la clase trabajadora y una alternativa política que reemplace a la de los partidos patronales. En esa tarea estamos comprometidos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Tarea a la que te invitamos a sumarte.