Como salir de la crisis: Romper con el FMI y no pagar la deuda
Todos coinciden que la deuda es “impagable”. Sin embargo, Alberto Fernández insiste en que vamos a pagarla. Y que, aun así, eso no será problema para “ponerle plata en el bolsillo a la gente”. Nuestra posición es diferente: o dedicamos los recursos a resolver las necesidades populares” o le pagamos a los pulpos acreedores y al FMI. Es una cosa o la otra.
Escribe José Castillo
“No podemos pagar la deuda en las condiciones que está Argentina”, dijo textualmente el presidente electo Alberto Fernández en un reportaje para la cadena internacional Russia Today que le realizó el ecuatoriano Rafael Correa. Unas horas después, el ministro de Hacienda macrista Hernán Lacunza, dijo que “coincidía” con los dichos de Fernández. Más tarde, sería nada menos que el economista ultraliberal Carlos Melconián el que también diría que no hay ninguna posibilidad de cumplir con los vencimientos de deuda que vencen en el corto plazo.
Es increíble. Ahora parece que todos están de acuerdo. Hasta hace muy poco tiempo, solo nosotros desde la izquierda martillábamos obsesivamente con que se estaba creando una bola de nieve insostenible y que la deuda se había transformado, una vez más, como varias otras veces en los últimos cuarenta años, en una factura impagable.
Pero lo sorprendente es que, después de decir esto, tanto Alberto Fernández como los economistas de su entorno, insisten en que, sin embargo, vamos a cumplir con los pagos a los acreedores privados y al FMI. Más aún, Alberto Fernández insiste en el mismo reportaje de que logrará una negociación favorable, donde los bonistas privados aceptarán cobrar unos años más adelante. Y que, de igual modo, se logrará que el FMI se someta a una renegociación de su deuda sin “condicionar” a la Argentina.
Nada de esto será así de “amigable” como sugiere Alberto Fernández. Los pulpos acreedores ya se están organizando en “comités” de buitres, para cobrar lo más posible y en el menor tiempo. Y el FMI fue, es y será uno de los principales instrumentos del imperialismo para obligar a los pueblos a ajustarse y justificar así el saqueo de sus riquezas.
Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, tenemos otra opinión. Si, como efectivamente es cierto, la deuda es impagable, lo que habría que hacer es suspender inmediatamente los pagos. Si, como sin duda es así, para salir de la crisis hay que “redistribuir la riqueza y reactivar la economía”, pongamos en marcha un plan de emergencia para hacer esto de verdad, con la plata que ahora tendremos después de no pagar esa deuda. Que se le dé a todos los trabajadores y jubilados un aumento de emergencia para que nadie gane menos que la canasta familiar y, a partir de ahí, que se reabran las paritarias, garantizando un reajuste mensual de acuerdo al alza del costo de vida. Que se retrotraigan los tarifazos y se reestaticen las privatizadas bajo control de trabajadores y usuarios. Que se ponga en marcha un gran plan de viviendas populares que, a la vez que resuelva el déficit habitacional, genere trabajo genuino. Que se prohíban por ley las suspensiones y los despidos. Que se nacionalice la banca y el comercio exterior para terminar con la usura de las altas tasas de interés la fuga de capitales. Que se aumente los presupuesto de educación, salud y ciencia y tecnología.
Claro que para poder efectivizar este programa, lo primero es romper con el FMI, ya que de otra forma,no sería posible. Por el contrario, nos exigirá un nuevo y mayor plan de ajuste, incluyendo dentro del mismo la realización de las reformas laboral y previsional.
Como conclusión, dejar de pagar la deuda externa, inmoral, ilegítima, originada en la dictadura genocida y “alimentada” y multiplicada desde entonces por todos los gobiernos, y romper con el FMI son las dos decisiones indispensables para priorizar las necesidades del pueblo trabajador.