¿El Fondo Monetario se volvió bueno?
Escribe Guido Poletti
No es la primera vez que lo escuchamos. Desde que nuestro país volvió a tener un préstamo, y por lo tanto un plan de ajuste vigente, los economistas cercanos a Alberto y a Cristina empezaron a hacer correr que no sería correcto romper con el Fondo, ya que este organismo, después del fracaso de los ajustes de fines de los años 90, ahora “habría cambiado”. Esta idea del “Fondo progresista” fue abonada por el entonces diputado y actual gobernador electo Axel Kicillof, cuando recibió a una misión del organismo con mate y bizcochitos de grasa en su despacho.
Según los economistas del Frente de Todos, el problema no sería el FMI, sino que fue el propio gobierno de Macri es que propuso el actual plan de ajuste. El directorio del Fondo no habría hecho otra cosa que avalarlo.
Sin duda Macri habrá aportado lo suyo, pero la exigencia de fortísimos planes de ajuste está en la esencia del FMI. Es que de eso se trata: presta no para “salvar a los países”, sino para garantizar que siga girando la rueda de las superganancias para los capitales más concentrados. No es cierto que “ahora” los planes del Fondo son más progresistas: basta ver lo que le exigieron a Grecia o, más cerca en el tiempo y el espacio, el feroz ajuste que pretendieron poner en marcha en Ecuador y que fue repudiado por el pueblo trabajador.
Ahora, los economistas y voceros de Alberto Fernández difunden una declaración de Gerry Rice (supuesto “vocero” del FMI) que habría dicho que el organismo está dispuesto sentarse a renegociar con la Argentina, “sin precondiciones”.
Seamos claros. Ni Kristalina Georgieva (titular del organismo), ni los que “cortan el bacalao” a nivel del staff técnico (Alejandro Werner y Roberto Cardarelli) han sostenido esto. El que puso los puntos sobre las íes fue el secretario del Tesoro yanqui Steven Mnuchin, que dijo sin pelos en la lengua: “nuestra expectativa es que el gobierno argentino cumpla el compromiso con el FMI”. El mismo Donald Trump le dijo a Fernández que habría “instruido” al Fondo para trabajar con la Argentina. Pero la realidad es que las instrucciones siguen pasando por habilitar un mecanismo para una renegociación que consiste en pasar del actual “stand by” (préstamo de corto plazo a cambio de un fuerte plan de ajuste que se devuelve en el corto plazo) a otro, denominado “de facilidades extendidas”, donde se extienden los plazos para devolver los 54.000 millones de dólares del préstamo vigente, pero con la exigencia de que se firme un nuevo ajuste y que se dé inicio a las leyes de flexibilización laboral y reforma jubilatoria.
Acá no hay ningún “FMI bueno” con el que negociar. Es lo de siempre: el mismo organismo al servicio del imperialismo y los pulpos acreedores para esquilmar a nuestros pueblos.