La rebelión popular continúa: ¡Apoyemos al pueblo chileno!
Se cumple un mes desde que estallaron las masivas movilizaciones revolucionarias que sacuden a Chile. Millones siguen reclamando en las calles que se vaya Piñera. Ahora el gobierno apela a una maniobra parlamentaria, con apoyo de la mayoría de los partidos opositores, para desmovilizar a partir de un cronograma electoral para reformar la constitución. Pero la maniobra ya empieza a sumar repudios y la rebelión popular continúa.
Escribe Guido Poletti
El gobierno de Piñera ha fracasado en todos sus intentos de parar la movilización. Apeló a la represión más brutal, declaró el toque de queda y sacó al ejército a la calle. Pero nada de eso logró amilanar al pueblo que, cada día, siguió saliendo a protestar y a enfrentarse con los “pacos” (carabineros). Piñera también retrocedió con el motivo con el que se había iniciado la protesta (el aumento del boleto del metro) e incluso otorgó otras concesiones menores, incluyendo cambiar su gabinete. Sin embargo la rebelión popular siguió creciendo y extendiéndose. Es que, como se empezó a decir, “Chile despertó” y la rebelión ya no era por 30 pesos de incremento del boleto del metro, sino “por 30 años”, refiriéndose a los que ya tenía de vigencia la constitución pinochetista. Por eso a las exigencias concretas (contra los bajos salarios, las jubilaciones de miseria, el endeudamiento popular, la privatización de la salud y la educación, el saqueo a los recursos naturales) se le sumó el reclamo de asamblea constituyente libre y soberana.
Imposibilitado de detener una movilización revolucionaria que, cada vez con más fuerza, pide que se vaya Piñera, el gobierno ha recurrido a una última maniobra para tratar de sacar al pueblo de las calles. Se trata de un acuerdo parlamentario, un pacto a puertas cerradas, entre el gobierno, los partidos de derecha que componen el actual oficialismo y los de la oposición: Democracia Cristiana, Partido Socialista, Partido Por la Democracia y Partido Radical. También se sumó una parte importante del Frente Amplio.
El pacto intenta desviar la movilización por medio de un “cronograma” donde se vota para un plebiscito en abril del próximo año, donde se decidiría si se quiere o no una nueva Constitución; y, segundo, qué tipo de órgano debería redactarla. Recién después se llamaría a elecciones, en octubre y así, en un largo y tortuoso proceso, se “promete” que habrá una nueva constitución en 2021, tras un 2020 convertido en un “año electoral”. Para peor, el acuerdo no contempla soluciones inmediatas para ninguno de los reclamos populares concretos que hoy están en las calles.
El rol del PC y el Frente Amplio
Las dos expresiones mayoritarias de la izquierda chilena (el Partido Comunista –PC- y el Frente Amplio) ya venían negándose sistemáticamente a levantar la consigna que cantan millones en las calles: ¡Fuera Piñera! Ahora, frente a este vergonzoso acuerdo parlamentario, el PC lo “rechazó” formalmente, pero al mismo tiempo Guillermo León Teillier, su presidente afirmó que se trataba de “un paso innegable” (24 Horas Chile, 17/11) y la diputada Camila Vallejo confirmó que si bien “hay detalles que nos preocupan y cosas que aclarar” el llamado a plebiscito es un triunfo (La Tercera, 17/11).
El Frente Amplio, que había surgido como una expresión “a la izquierda” del PC cuando este se incorporó al entonces oficialismo de Nueva Mayoría, y que despertó en su momento grandes expectativas, con sus dirigentes surgidos de la lucha estudiantil de 2011, estuvo peor aún. Varios de sus principales dirigentes, hoy diputados, estuvieron presentes y firmaron el acuerdo parlamentario. Tal el caso de Gabriel Boric (del partido Convergencia Social, uno de los principales integrantes del Frente Amplio) y Giorgio Jackson (de Revolución Democrática, otro de sus sectores mayoritarios). Esto generó una fuerte crisis dentro del propio Frente Amplio. Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso, rompió con Convergencia Social junto a un grupo de militantes. E incluso se dio el caso de que Beatriz Sánchez, la ex candidata a presidenta, resultó abucheada y echada de una asamblea popular.
Crece el rechazo al acuerdo
La Mesa de Unidad Social (MUS), por su parte, rechazó correctamente el acuerdo. Si bien en su interior participan dirigentes sindicales y estudiantiles tanto del PC como del Frente Amplio, la presión de las bases es enorme. Incluso recientemente rompieron con la MUS dirigentes estudiantiles de la Confederación de Estudiantes Secundarios. Tal y como viene sucediendo desde el comienzo de las movilizaciones, otra vez se quedó a mitad de camino, al seguir negándose a levantar la consigna ¡Fuera Piñera! Sin embargo, la bronca popular obligó a la MUS a llamar a una huelga general para el próximo jueves 21.
El repudio al gobierno es masivo: la consigna “¡Fuera Piñera!” se canta en todas las manifestaciones y se vota en las asambleas barriales y territoriales. Como bien dicen nuestros compañeros del MST de Chile, esa es la tarea número uno, para hacer realidad la satisfacción del conjunto de los reclamos populares, entre ellos el de convocar a una asamblea constituyente libre y soberana. Porque, como señalan en su última declaración “Llegó la hora de que el inmenso poder generado en las calles sea el que tome las riendas del país. Que los trabajadores, las trabajadoras, la juventud, las mujeres, los mapuches y todos los sectores populares, en suma, todos los que hoy día están luchando, conquisten el gobierno y pongan las riquezas del país para solucionar las demandas que reclama la calle.”
Desde Izquierda Socialista seguimos convocando a apoyar la heroica lucha del pueblo trabajador, las mujeres y la juventud de Chile.