14 años de gobierno del MAS ¿Evo combatió a la derecha?
Muchos dicen que el golpe en Bolivia fue porque Evo Morales “redistribuyó la riqueza” o porque la derecha no aguantó más a un indígena en el poder. ¿Pero qué pasó en catorce años de gobierno para que Evo fuera obligado a renunciar y a dejarle el poder a la derecha?
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT
Evo Morales asumió el gobierno en 2005 con el 54% de los votos. Lo hizo luego de un proceso revolucionario que tiró abajo a Sánchez de Lozada en 2003 y a Carlos Mesa en 2005, dos gobiernos antiobreros.
Evo asumió con enormes expectativas populares. Por primera vez en 500 años un indígena llegaba a la presidencia. “Vamos a acabar con el estado colonial y el modelo neoliberal” y a “seguir el legado del Che”, dijo. Pero apenas asumió sorprendió con la designación en el gabinete de un millonario de Santa Cruz (el departamento dominado por la derecha) como ministro en Obras Públicas, un ministro en Minas cuestionado por ser parte del desmantelamiento de la minera estatal en los años ´90 y en Hacienda con un tal Arce vinculado a organizaciones financieras imperialistas.
La Agenda de Octubre y la falsa “nacionalización” de los hidrocarburos
Se denominó Agenda de Octubre al reclamo para que se nacionalizara el petróleo y el gas, se impusiera la reforma agraria y refundara Bolivia con una Constituyente. Esta agenda surgió después de la Guerra del Agua en 2000 en Cochabamba, que expulsó a la multinacional Bechtel; del levantamiento aymara de ese mismo año por la reforma agraria, donde participaron medio millón de indígenas y esencialmente de la Guerra del Gas de 2003, con epicentro en El Alto, que logró la renuncia de Sánchez de Lozada. Evo no la llevó adelante.
Antes de que asuma el MAS ya existía una ley disponiendo el 50% del ingreso petrolero para el Estado, y el 1 de enero de 2006 Evo firmó un decreto anunciando la mal llamada “nacionalización”. Fue una medida parcial que el gobierno la vendió como estatización, pero que no significó recuperar el petróleo 100% para el Estado, sino que les aumentaron los impuestos a las multinacionales del sector. Incluso a fines de 2016 esos impuestos se les bajaron con la firma de 44 nuevos contratos petroleros. De esa forma el 80% de la producción y exploración siguió en manos de Petrobras, Repsol, Total y Gazprom, con el esquema de “empresas mixtas”, como existe en Venezuela. Hoy YPF Boliviana es una simple administradora de contratos para fomentar las ganancias privadas. Antonio Brufau, de Repsol, dijo en 2015 que Bolivia es un país “magnífico para invertir”.
Algo similar ocurre con la minería, donde el Estado solo controla el 5%. Entre 2006/2008 los consorcios mineros exportaron 4.500 millones de dólares dejando solo tributos por 200 millones. Participan del negocio la yanqui Coeur d Alene Mines Corporation (explotando uno de los reservorios más ricos del planeta, San Bartolomé), la japonesa Sumitomo -que controla un mega yacimiento de plata, plomo y estaño en San Cristóbal (mina a cielo abierto)- y “cooperativas” privadas, las cuales casi no pagan impuestos, no cumplen con las leyes laborales y sus obreros no pueden tener sindicatos.
¿Y la reforma agraria?
Al día de hoy sigue en Bolivia el mismo latifundio de siempre. La oligarquía es la dueña de las mejores tierras. El 67% está en manos del agro negocio. Media Bolivia es regada con glifosato, el gobierno subsidia a los terratenientes con combustible barato y casi no pagan impuestos, mientras el campesinado tiene solo el 13% de la tierra cultivable y el 87% está en manos de los oligarcas. ¿Qué ocurrió?
La Constituyente de Oruro de 2007 -con mayoría del MAS- limitó a 5.000 hectáreas el máximo de tierra que puede acceder cada latifundio. La derecha se opuso e intentó dar un golpe, amenazando con la división de Bolivia para quedarse con la rica Media Luna de Oriente. Una inmensa movilización popular cercó a los fascistas. Evo llamó a frenarla y firmó en 2008 un pacto con la derecha que cambió 144 artículos de la Constitución, legalizando el latifundio, ya que su límite de 5000 hectáreas solo quedó para “futuros” latifundios, no para los que ya estaban.
Además, la política agraria oficial de dar concesiones al latifundio y permitirles “ampliar la frontera agrícola” a costa de zonas boscosas, incluso quemando bosques, llevó a un gigantesco desastre, el incendio de 5 millones de hectáreas de bosques y vegetación en Chiquitanía, en Santa Cruz y en Beni.
El fracaso del “capitalismo andino”
No es cierto que en Bolivia hay un modelo económico exitoso y lo que habría fallado solo serían las ansias reeleccionistas de Evo Morales. “El verdadero fraude comenzó mucho antes”, dicen nuestros compañeros de ARPT (Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador en el Partido de los Trabajadores).
El crecimiento económico fue para beneficiar a los de arriba. Después de 14 años de gobierno los trabajadores informales llegan al 80% y los asalariados apenas son la quinta parte de la población económica activa. El salario es el menor de Sudamérica (excepto Venezuela), los hospitales son un desastre y se han reducido los presupuestos educativos, mientras continúa la desocupación y la miseria en el campo obliga a migraciones masivas.
Hubo mejoras parciales cuando el petróleo estaba a 100 dólares el barril, permitiendo otorgar bonos a mayores de 60 años, niños en edad escolar y mujeres embarazadas, pero al bajar el precio del barril y el precio de las materias primas, empezó el ajuste.
Evo, a su vez, reprimió las luchas, como la de los indígenas del Tipnis cuando se opusieron a que se construya una carretera que les cortaba en dos su territorio para que Petrobrás, Total y Repsol saqueen el petróleo. Evo declaró ilegales las huelgas, tildó de “privilegiados” a los maestros y de hacerle el juego a la derecha a quienes reclamaban.
El MAS fue un gobierno de conciliación de clases que nunca rompió con las multinacionales, la derecha oligárquica y la estructura capitalista semicolonial. Todo esto generó un gran descontento y ruptura de grandes franjas obreras y campesinas con su gobierno, en el cual se montó la derecha para imponer una salida reaccionaria.
Solo expropiando a las multinacionales, nacionalizando los recursos naturales, la banca y el comercio exterior, haciendo la reforma agraria y rompiendo los lazos con el imperialismo, el FMI y las grandes potencias imponiendo un gobierno de los trabajadores, se podrá combatir de raíz a la derecha y a sus políticos nefastos. Mientras llamamos a derrotar al gobierno derechista boliviano, llamamos a los luchadores a reflexionar sobre las enseñanzas que dejan los hechos que están ocurriendo.
En 2010 cayó el “gasolinazo” de Evo
En medio de las fiestas de 2010 Evo aumentó el precio del litro de la gasolina a casi un dólar en un país donde el sueldo mínimo estaba en 97 dólares. Una gigantesca rebelión popular lo obligó a retroceder.
El decreto 748 del “gasolinazo” fue anunciado el 26 de diciembre, en plenas fiestas, para dificultar la reacción popular. Al día siguiente aumentaron 100% el transporte y un 20 a 40% los alimentos.
El 30 de diciembre hubo una huelga general de hecho con la vanguardia en El Alto. El gasolinazo fue una exigencia pública de las transnacionales. “O anulan el gasolinazo o se van”, se reclamó. En cadena nacional el 31 de diciembre Evo derogó el decreto, mostrando que el MAS no era un gobierno “de los movimientos sociales” sino un gobierno capitalista subordinado a las multinacionales.