¿Se pagan las deudas que el pueblo no contrajo?
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT
Economistas y periodistas afines al actual presidente dan por sentado que Argentina tiene que renegociar la deuda y pagar sí o sí. Lo justifican de distintas maneras. Refutamos esta tesis y postulamos un camino opuesto.
“El acreedor es el FMI, que a la vez es privilegiado, y el deudor es Argentina, que no puede disponer el default de esa deuda ni pretender una quita de capital. En el mejor escenario, puede aspirar a que el repago de esa deuda no lo asfixie”. Esto dice el columnista y economista de Página12, Alfredo Zaiat (Página12, 27/11).
Con este mensaje, se quiere hacer creer que el FMI es “acreedor”, que Argentina es “deudora” y que como la deuda fue contraída por el gobierno de Macri en nombre del pueblo argentino, como lo dijo Alberto Fernández, no podemos zafar y tenemos que pagar. Este razonamiento es la forma leguleya de legitimar una deuda usurera y fraudulenta.
El otro argumento del mismo Zaiat es que como “los accionistas del FMI son 189 países, se entiende entonces que no es viable declarar la cesación de pagos a todos esos países, en especial a las potencias económicas. En caso de hacerlo el país se convertiría en un paria financiero y comercial, sin posibilidad de tener vínculos con el resto del mundo” (Idem). Es decir, tendríamos que seguir sometidos a los dictados de las potencias imperialistas de por vida y nunca podríamos salir de sus condicionamientos económicos y políticos.
Pero Zaiat no menciona ninguno de los antecedentes de no pago de los más de 200 que hubo en el mundo a lo largo de la historia y esconde el de Argentina en el 2001. Zaiat, como hace todo el peronismo kirchnerista, oculta que la rebelión popular que se denominó Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001 impuso la suspensión de los pagos de la deuda permitiendo que durante varios años Argentina contara con fondos para otorgar más de dos millones de planes sociales que posibilitaron paliar en parte la tremenda crisis social. En esos años, lejos de lo que pronostica Zaiat, Argentina no sufrió ningún boicot, invasión, sanción, ni nada que se le parezca.
Estos voceros que apoyan ciegamente a Alberto Fernández le dan el carácter de “acreedor” al FMI, un organismo explotador y chupasangre, legitimando el acuerdo sellado con Macri. Critican a Macri pero le avalan un pacto mafioso pactado con un organismo que responde a los dictados de Donald Trump, la Unión Europea y los banqueros internacionales.
Todo este palabrerío de Zaiat (algo que dista mucho de alguien que se titula de “nacional y popular”) es para terminar avalando la renegociación de la deuda. “Argentina tiene que crecer para pagar”, dice Fernández. Con eso lo único que se garantizará es que el pueblo trabajador tendrá que sufrir un nuevo ajuste. Además, si Argentina crece, debería ser para combatir los males sociales, no para pagar una deuda mafiosa.
Al revés de lo que dicen que con el no pago no aislaríamos del mundo, proponemos una salida opuesta. No hay ningún país que haya salido adelante de la mano del Fondo Monetario. Además, como lo reveló el economista Guillermo Calvo, en caso de que Argentina disponga la suspensión de los pagos quien entraría en crisis no sería nuestro país sino el propio FMI. “El que perdería sería el FMI, dijo Calvo. Centralmente porque Argentina demostraría a los pueblos del mundo que las deudas son usureras, hecho que podría ser imitado por otros países latinoamericanos facilitando la conformación de un frente de países deudores para dejar de pagar, uniendo la lucha de Chile, Ecuador, Colombia, Haití, Puerto Rico, junto a los poderosos Brasil y México, para derrotar en conjunto los planes de ajustes capitalistas y los condicionamientos del Fondo Monetario, Estados Unidos y las potencias explotadoras.
Argentina necesita dar pasos en camino a la Segunda Independencia, no en seguir postrada como alientan los seguidores del Frente de Todos. La deuda es con el pueblo, no con los usureros. Por eso insistimos en que la salida pasa por desconocer el pacto con el FMI (ver nota en esta página) y no pagar. Todo lo demás es doble discurso, el que enarboló el gobierno kirchnerista anterior, diciendo que pagando nos íbamos a desendeudar y a salvar.