Correspondencia Internacional Edición especial - A 80 años de la Cuarta Internacional
Presentación
Correspondencia Internacional edita un número especial dedicado al 80º aniversario de la fundación de la Cuarta Internacional, el 3 de setiembre de 1938. Esa decisión estuvo inspirada e impulsada por León Trotsky, dirigente de la revolución rusa junto a Vladimir Lenin.
Queremos así ratificar la vigencia de su programa y objetivos y la necesidad de seguir la pelea por su reconstrucción o refundación. Las nuevas generaciones de la vanguardia mundial se pueden preguntar si, luego de 80 años, esto sigue siendo correcto.
Sí lo es, en primer lugar, porque seguimos reivindicando el internacionalismo consecuente, la necesidad del “partido mundial para la revolución socialista”, como se llamó la Cuarta en su nacimiento. Es imprescindible una organización revolucionaria internacional que permita que la clase trabajadora y los pueblos del mundo enfrenten unidos al sistema capitalista-imperialista que es mundial, en primer lugar porque tienen sus multinacionales y el FMI que dominan la economía mundial para explotar a los pueblos. Ellos tienen sus organizaciones internacionales para enfrentar unidos sus planes de ajuste y expoliación de las riquezas de los pueblos. Son, entre otras, las Naciones Unidas (ONU), el FMI, el Banco Mundial, el G-20, la Unión Europea (UE), la OTAN en lo militar, la OEA o el Mercosur. Es por culpa de las direcciones obreras burocráticas y traidoras o de los falsos partidos socialistas o seudo progresistas que impiden esa organización y esa lucha común porque son los cómplices de los gobiernos capitalistas y de los planes de ajuste y saqueo.
En segundo lugar, porque la lucha sigue siendo la misma que planteó el programa de la fundación de la Cuarta en 1938. Contra la debacle social a la que lleva el capitalismo-imperialista no hay otra salida que luchar por el triunfo de una revolución socialista en cada país y todo el mundo, que produzca los cambios de fondo que necesitan la clase trabajadora y los oprimidos en todo el planeta.
En tercer lugar: porque para lograr ese triunfo se necesita una nueva dirección socialista revolucionaria en cada país y en el mundo. Como dijo Trotsky en aquel texto fundacional de la Cuarta, el Programa de Transición: “la crisis de la civilización humana es la crisis de la dirección revolucionaria”.
Trump y la aguda decadencia del capitalismo
La actual crisis del sistema capitalista-imperialista y sus consecuencias de miseria creciente en las masas confirma el pronóstico que fundamentó la fundación de la Cuarta. Que el capitalismo, si no era superado por una revolución socialista, llevaría a una mayor bancarrota en el nivel de vida de la clase obrera y los pueblos explotados del mundo.
Decía el Programa de Transición: “Las fuerzas productivas de la humanidad se estancan. Los nuevos inventos y mejoras técnicas ya no consiguen elevar el nivel de la riqueza material. Las crisis coyunturales, en las condiciones de crisis social del sistema capitalista en su conjunto, infligen a las masas privaciones y sufrimientos cada vez mayores. [...] toda la civilización humana está amenazada por una catástrofe.” (páginas 17 y 18 de la edición El Socialista, 2007).
Desde el Papa Francisco hasta gran parte de los políticos y comentaristas defensores incondicionales del capitalismo reconocen que, a pesar de los permanentes avances tecnológicos, este sistema económico provoca el empobrecimiento de la mayoría de la población, el deterioro constante de la naturaleza y hasta el peligro de destrucción del planeta.
El imperialismo no logra superar la crisis económica aguda abierta en el 2007 y profundiza su contraofensiva sobre las masas para que los de abajo paguen la crisis con nuevos ajustes, más recortes sociales, desempleo o con más saqueo vía el mecanismo de la deuda externa.
Una oligarquía de ultramillonarios, dueños de las multinacionales y de los bancos, se lleva casi toda la riqueza. Es lo que le arrebatan a las masas explotadas y oprimidas para agrandar sus ganancias. El 1% más rico de la población posee el 82% de la riqueza del planeta. Así, 3700 millones de personas son cada vez más pobres. O sea el 50% del planeta vive en la pobreza (Datos de Organización británica Oxam, Clarín, Argentina, 23/1/2018). Las multinacionales saquean los recursos naturales y avanzan en la depredación de la naturaleza y la contaminación ambiental. Pero la crisis económica capitalista no se ha detenido.
Una manifestación de ello es el lanzamiento de una “guerra económica” de Donald Trump con la Unión Europea, Canadá y China. Lo ha que intensificado roces interburgueses y la propia crisis política global del imperialismo. Pero el centro de Trump, el imperialismo, las multinacionales y el FMI es atacar el nivel de vida de las masas.
“En la situación mundial, por un lado, sigue el plan de Trump de conducir al imperialismo a una nueva contraofensiva contrarrevolucionaria pero los resultados son escasos para modificar las tendencias de la crisis económica capitalista mundial. Los planes de explotación y ajuste sobre las masas no han hecho más que intensificar las luchas obreras y populares. Lo que mete leña al fuego al ‘desorden mundial’ que Trump está lejos de liquidar. Esta doble realidad: crisis económica- ajustes y la resistencia de las masas, realimenta el proceso de desgaste y crisis de los gobiernos y regímenes. Hasta el Papa Francisco que venía siendo una figura en ascenso entre sectores populares del mundo, ha empezado a sufrir un desgaste de su imagen. Como se mostró en su viaje a Chile frente al caso de los curas acusados de pedofilia. La política ultra reaccionaria de la iglesia católica se puso en evidencia ante millones, por el caso del cardenal chileno Osorio. El ascenso en las luchas es el elemento más destacable en la coyuntura mundial de inicios del 2018” (del Documento de coyuntura mundial de la UIT-CI, marzo 2018)
La rebelión de las masas en el centro de la escena
La contraofensiva de Donald Trump y sus aliados los gobiernos capitalistas choca contra la rebelión de millones que se movilizan, de diversas formas (marchas, huelgas, cortes de calles), contra los planes de ajuste, saqueo y recortes sociales. El pueblo palestino no se rinde frente a las bravuconadas de Trump y el sionismo, miles salieron a repudiar el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. La resistencia histórica y heroica del pueblo palestino continúa y hasta ha logrado la reciente liberación de la joven luchadora palestina Ahed Tamini, que el sionismo pretendía mantenerla en prisión más de 10 años.
En el 2018 hubo huelgas de ferroviarios y estatales en Francia, de metalúrgicos en Alemania, diversas en Grecia, Gran Bretaña o en Estado español. En Haití cayó el premier Jack Lafontant tras una gran marcha pidiendo su cabeza. El 6 y 7 de julio hubo huelgas generales y cortes de rutas ante el aumento aconsejado por el FMI de 38% en la gasolina y de 51% en el querosene, usado por las mayorías populares para tener luz. En Jordania también fue obligado a renunciar en junio su primer ministro Hani al Mulki, tras implementar un programa de ajuste del FMI. El Ramadán (día de ayuno de los creyentes musulmanes) no impidió que las protestas fueran masivas. Hubo una huelga inmediata y protestas diarias en todo el país. En Nicaragua, el FMI recomendó aumentar la edad jubilatoria (de 60 a 65) e incrementar el aporte mensual de los trabajadores (de 6 a 15%). Esto desató una rebelión contra el gobierno ajustador de Daniel Ortega, encabezada por jóvenes universitarios, junto a trabajadores, campesinos y jubilados, que consiguió hacer retroceder sus planes. Pero la brutal represión hizo que siga la movilización revolucionaria para lograr la caída de Ortega. En Argentina el pacto del gobierno de Macri con el FMI provocó un brutal ajuste que desató protestas, paros y una huelga nacional el 25 de junio que fue la más importante en años. En Brasil un aumento de la gasolina derivó en una huelga de camioneros que prácticamente paralizó al país por quince días. En Venezuela crecen los conflictos sindicales (cementeros, electricidad, petroleros), en especial del sector salud con una huelga de enfermeras de más de 40 días, contra el gobierno hambreador de Nicolás Maduro. Hay una nueva oleada de la lucha de las mujeres con el segundo paro mundial del 8M, pero también con importantes movilizaciones en rechazo a la violencia sexual (en el estado Español, por ejemplo, millones de mujeres contra el caso de “La Manada”, o en Chile con las tomas universitarias feministas) o por el derecho al aborto con movilizaciones masivas en Argentina por el aborto legal y gratuito que logró un primer triunfo con la media sanción legislativa.
Sigue vigente superar la crisis de dirección revolucionaria
Como siempre señalamos, luchas sobran, y el gran problema sigue siendo la ausencia de una dirección revolucionaria que haga que esas luchas no se frustren y avancen hacia un cambio revolucionario. Como ya hemos dicho, a 80 años de la fundación de la Cuarta sigue planteada aquella definición de Trotsky de que “la crisis de la humanidad es la crisis de la dirección revolucionaria”. O dicho de otra forma, es la subsistencia de las direcciones reformistas y burocráticas que pactan con la burguesía y traicionan a la clase trabajadora. En el siglo XXI estas direcciones tienen nombre y apellido. Son los partidos comunistas de China, Vietnam y Cuba, transformados en restauradores del capitalismo bajo sus regímenes dictatoriales de partido único. También lo son los partidos y dirigentes que en nombre del “anticapitalismo” o del “progresismo” encabezan gobiernos de conciliación de clases. Es Syriza en Grecia, que traicionó y pacto con el FMI y la Unión Europea; es Podemos en el estado español, o en Latinoamérica el falso “socialismo del Siglo XXI” del chavismo que termina en un gobierno hambreador y represivo como el de Nicolás Maduro, los gobiernos del PT de Brasil con Lula y Dilma que gobernaron para las multinacionales y los banqueros, o el supuesto “izquierdista” de Daniel Ortega que encabeza una dictadura antipopular que asesinó a centenares de luchadores en las calles, y que prácticamente sus únicos apoyos son el gobierno de PC cubano, Nicolás Maduro y Evo Morales. A ellos hay que sumar a todas las corrientes políticas de centroizquierda, socialdemócratas y los partidos comunistas reciclados que, en todo el mundo, juegan el mismo papel de cómplices del sistema. También millones de trabajadores enfrentan en todo el mundo a las burocracias sindicales que pactan con los empresarios y los gobiernos.
En este proceso surgen miles y miles de luchadores y luchadoras que buscan una nueva alternativa de dirección revolucionaria. A ellos seguimos apostamos para avanzar en la superación de la crisis de dirección.
Reconstruir la Cuarta internacional es una tarea clave
Desde nuestra corriente internacionalista la UIT-CI seguimos creyendo que la tarea de reconstruir la Cuarta Internacional es fundamental y prioritaria. La UIT-CI se reconoce como una organización que es parte del movimiento trotskista internacional. En el mundo hay diversas organizaciones y militantes que se reivindican del movimiento trotskista. Muchas organizaciones han tenido un importante desarrollo y presencia en el movimiento de masas. Pero están dispersas y existe una fuerte división.
Desde la UIT-CI, con nuestras modestas fuerzas, bregamos por la reconstrucción de la Cuarta desde una base programática y política principistas. Desde ya no nos consideramos a nosotros como la Cuarta. Luchamos por la unidad de los revolucionarios, incluso de aquellos que no se reivindiquen trotskistas, que apoyemos un programa principista socialista revolucionario para reconstruir esa Internacional y los partidos revolucionarios en cada país.
Somos parte de la corriente que fundó Nahuel Moreno. Seguimos su legado de combatir el revisionismo oportunista en nuestras filas. Desde los años cincuenta del siglo pasado, luego de la Segunda Guerra Mundial, surgió dentro del trotskismo una corriente oportunista que hegemonizó la dirección de la Cuarta, encabezada por Michel Pablo y Ernest Mandel. Capitulaban a los partidos comunistas stalinistas y a los movimientos burgueses nacionalistas. Con las equivocadas definiciones que se iba a producir una tercera guerra mundial y que por eso los partidos comunistas stalinistas y burocráticos se volverían revolucionarios, promovieron el entrismo a esos partidos reformistas por cerca de 25 años. Abandonaron la gran tarea de construir partidos revolucionarios de la Cuarta Internacional. En los sesenta, capitularon a Fidel Castro y el Partido Comunista cubano negando la necesidad de una revolución política antiburocrática y la construcción de un partido trotskista en Cuba. Desde 1979 y en los años ochenta, el Secretariado Unificado (SU) de la Cuarta, encabezado por Ernest Mandel, apoyó a los sandinistas y su gobierno con la burguesía (representada por Violeta Chamorro) y la represión a los trotskistas que dirigían la Brigada de Combatientes Simón Bolívar. En las últimas décadas, apoyaron a los gobiernos de conciliación de clases del PT y Lula, hasta dándole un ministro (el de Tierras), y al de Hugo Chávez-Nicolás Maduro.
Nahuel Moreno combatió, desde 1948, a esta corriente revisionista en el seno de la Cuarta internacional. Desde la UIT-CI seguimos esa pelea. Esto significa luchar contra quienes desde el trotskismo no defienden los principios de la independencia de clase y se han aliado o apoyan a movimiento o líderes reformistas y no reivindican la necesidad del partido revolucionario con centralismo democrático. Damos esta pelea combatiendo, a su vez, la autoproclamación y el sectarismo que fueron la respuesta equivocada al oportunismo.
“Los que conformamos la UIT-CI estamos convencidos que la solución de la crisis de dirección no vendrá de una única organización. Rechazamos toda autoproclamación. Por esta razón buscamos puntos mínimos revolucionarios que puedan aproximarnos y unificarnos con corrientes, grupos y sectores revolucionarios que provengan de otras tradiciones y experiencias. Vemos imprescindible la construcción de una internacional revolucionaria que pueda, en medio de esta compleja y a la vez rica situación mundial, contribuir para resolver la crisis de dirección revolucionaria” (del “Llamado a la unidad de los revolucionarios”, Correspondencia Internacional Nº 41, UIT-CI, marzo 2018).
(Publicación de la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional - UIT-CI)
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