Nicolás del Caño, PTS Destacó la importancia de construir “instancias de debate sobre la estrategia y el programa con el que la clase trabajadora tiene que salir a enfrentar las consecuencias de esta crisis histórica”.
Gabriel Solano, Partido Obrero dijo: “Las rebeliones populares que atravesaron el continente en el año 2019 no están cerradas, al contrario, tendrán continuidad al calor del agravamiento de la crisis capitalista.
Alejandro Bodart, MST Nueva Izquierda, cerró su intervención diciendo: “…Salgamos en unidad a impulsar las luchas, a impulsar la unidad del clasismo y a impulsar la unidad política de la izquierda para batallar contra todas las variantes del sistema, contra el reformismo y contra la burocracia sindical.
Extracto de la intervención de Simón Rodríguez Porras, dirigente del PSL, Venezuela/UIT-CI en la mesa debate “Crisis mundial y rebelión en el imperio”.
Los años 2018 y 2019 estuvieron marcados por grandes rebeliones populares en Puerto Rico, Haití, Ecuador, Chile, Medio Oriente, Norte de África, Irak, Líbano, Argelia, Sudán, Irán –donde hay una dictadura capitalista teocrática–, la lucha permanente del pueblo palestino en contra del colonialismo sionista y la del pueblo y la juventud de Hong Kong.
Empieza a reactivarse, luego del impacto de la pandemia, la lucha de clases a nivel mundial con un hecho de enorme importancia, la rebelión antirracista en los Estados Unidos. Entre los antecedentes, podemos recordar la rebelión popular del año 2017 en Venezuela contra el régimen cívico-militar encabezado por Nicolás Maduro, y en 2018 la lucha de la juventud, los trabajadores y los campesinos de Nicaragua contra la dictadura de Daniel Ortega. Ante regímenes como los de China, Nicaragua y Venezuela surgen debates en la izquierda. Hay quienes desde posiciones campistas o de pretensiones antiimperialistas apoyan a estos regímenes, dando la espalda a las heroicas luchas de los trabajadores y los pueblos. Para nosotros solo tiene sentido hablar de internacionalismo si se está siempre del lado de la clase trabajadora y de los pueblos en contra de los regímenes burgueses, independientemente de que se hagan llamar de izquierda, o incluso socialistas o comunistas. El régimen chino es burgués, la clase capitalista china es una de las más grandes del mundo, el Partido Comunista chino ya incluso doctrinariamente es un partido de la “triple representatividad”, de trabajadores, campesinos y también de empresarios. Rusia, con el régimen ultrarreaccionario de Putin, también es un régimen burgués.
La rebelión estadounidense también tiene una dimensión internacional. Las movilizaciones en gran parte del mundo demuestran la solidaridad que existe con esta lucha, que es parte también de la lucha en contra del capitalismo, dado que el racismo es uno de los mecanismos por medio de los cuales se propicia la superexplotación y marginación de inmigrantes, afrodescendientes e indígenas.
Se ratifica que no hubo una dinámica de derechización mundial, sino más bien una creciente polarización social y política, que es lo que está predominando. Indudablemente, hay roces interburgueses entre China y los Estados Unidos, entre Rusia y los Estados Unidos, e incluso entre la Unión Europea, encabezada por Alemania, y los propios Estados Unidos, pero lo que predomina no es la tendencia hacia guerras interimperialistas, sino las presiones para negociar e ir a acuerdos, dada la gran interdependencia entre potencias, gran parte de la actividad capitalista, por ejemplo en China, la llevan a cabo transnacionales estadounidenses y europeas. Quiero cerrar con el llamado a seguir desarrollando un verdadero internacionalismo, en solidaridad con las luchas de los pueblos, las luchas contra el racismo y las distintas opresiones, contra la explotación capitalista y por lograr gobiernos de los trabajadores que, por medio de una planificación democrática socialista de la economía, den respuesta a las necesidades de los pueblos.
Extracto de la intervención de José Bodas, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSL), sección venezolana de la UIT-CI, en la mesa debate “El movimiento obrero latinoamericano ante la crisis capitalista y la pandemia”.
Nosotros luchamos contra todos los gobiernos capitalistas. Todos implementan ajustes antiobreros y antipopulares. Los gobiernos liberales de derecha, o los gobiernos del falso progresismo. Los de ultraderecha, como el de Bolsonaro; los reaccionarios, como el de Piñera, de Vizcarra en Perú, o de Añez en Bolivia. Pero también los gobiernos falsamente llamados “nacionales y populares”, como el de Alberto Fernández en la Argentina, o “socialistas”, como el de Maduro acá en Venezuela.
Acá en Venezuela también estamos en lucha por nuestra dignidad, por nuestro salario, contra la miseria, por poder comer. A los petroleros el gobierno nos destruyó nuestro histórico convenio colectivo, así como llevó a la decadencia a la enorme industria petrolera, y hoy estamos cobrando un salario de 2 a 10 dólares mensuales, ¡esa es la miseria con la que vivimos los trabajadores en el falso socialismo del siglo XXI de Maduro!
Nosotros repudiamos las actuales presiones y bloqueos e injerencias del imperialismo y de Donald Trump. Pero no por eso vamos a dejar de luchar y de repudiar al gobierno ajustador de Maduro.
Con nuestra corriente clasista C-Cura siempre hemos sido independientes del gobierno y opositores de Maduro y de la derecha proyanqui de Guaidó. Nosotros no estamos con Maduro ni con Guaidó.
Pero tenemos que clarificar a los jóvenes y a los trabajadores que simpatizan con el socialismo y pueden llegar a creer que el gobierno hambreador de Maduro sea socialismo. Tienen que saber que Maduro viene hambreando y reprimiendo a la clase trabajadora.
Muchas veces se dijo que cuando salimos a luchar y no apoyamos al gobierno “le hacemos el juego a la derecha”. Esto es falso. En el verdadero golpe proyanqui que existió, el de Bush contra el presidente Chávez en 2002- 2003, nosotros tenemos el orgullo y el honor de que no solo lo repudiamos, sino que lo enfrentamos en las calles y pusimos a producir la industria petrolera quebrando el lockout patronal.
Pero no por eso dejamos de criticar al gobierno de Chávez, ni dejamos de denunciar que nunca existió socialismo en Venezuela, que siempre siguió siendo capitalismo.
Muchos creen que el petróleo está estatizado. No es así, nuestra industria petrolera está en decadencia total por las presiones del imperialismo, pero también porque desde los tiempos de Chávez se estableció que Pdvsa fuese una empresa mixta, con la norteamericana Chevron, o la francesa Total, con Mitsubishi, con Repsol y también con empresas chinas y rusas. Por eso luchamos desde siempre para que el petróleo venezolano sea ciento por ciento estatal, bajo control de los trabajadores.
En Venezuela, y en toda América latina, con nuestra corriente clasista y el PSL decimos que el sindicalismo tiene que ser autónomo de todos los gobiernos. Y debe luchar por la independencia política de clase. Acá enfrentamos a la burocracia sindical del chavismo, roja rojita. Y también luchamos contra el viejo sindicalismo ligado a los viejos partidos de la derecha. Y lo mismo proponemos para toda América latina, enfrentar a todas las burocracias sindicales.
Extracto de la intervención de Rubén "Pollo" Sobrero, secretario general de la Unión Ferroviaria seccional Oeste, dirigente de Izquierda Socialista/FIT-U, sección argentina de la UIT-CI, en la mesa debate “El movimiento obrero latinoamericano ante la crisis capitalista y la pandemia”.
Nuestro objetivo como militantes revolucionarios tiene que ser seguir apostando a desarrollar las nuevas direcciones. Como Conlutas, Ccura y la unidad de los que luchan en México, la nueva central antiburocrática. En la Argentina tenemos el Plenario Sindical Combativo. Un lugar donde pudimos tener un punto de encuentro para llevar a los trabajadores al triunfo.
Necesitamos más unidad que nunca. Tener las cosas claras: cuando es recuperado un sindicato, una comisión interna o un cuerpo de delegados, no hay cosa más importante que ese lugar recuperado, lo conduzca quien lo conduzca, nunca hay que dividir frente a la burocracia.
Extracto de la intervención de Mónica Schlotthauer, delegada del ferrocarril Sarmiento y diputada nacional electa por Izquierda Socialista/FIT-Unidad, sección argentina de la UIT-CI, en la mesa debate “El movimiento obrero latinoamericano ante la crisis capitalista y la pandemia”.
Está muy claro entre los luchadores que no ha sido la falta de voluntad ni de heroicidad de nuestros pueblos y la clase trabajadora lo que no ha permitido derrotar definitivamente durante todos estos años los planes de ajuste: ha sido el rol traidor de las dirigencias, que en todos los lugares de trabajo y países, han boicoteado y traicionado cada una de las luchas.
Es nuestra convicción que no hay manera de desterrar a la burocracia sindical si no es peleando la clase obrera en unidad. Y que no hay unidad si no hay democracia sindical.
Contra los acuerdos que se firman a espaldas de nuestras luchas, reclamamos que en todos los sindicatos sea la base la que decida. Lo que reclamamos hoy y fue con esa consigna que la izquierda se hizo fuerte en los 80, dejando la marginalidad y disputó contra el peronismo para recuperar para la lucha una cantidad de sindicatos en todo el país. Queremos que la base decida en todos los países si el camino que tienen que tomar nuestras organizaciones es el pacto y la tregua con los gobiernos hambreadores, o es asamblea y plan de lucha para derrotar esos planes.
Que la base decida es una de nuestras consignas fundamentales, la democracia sindical es un pilar. Por eso reivindicamos la trayectoria de C-Cura en Venezuela, que no ha claudicado al gobierno del falso socialismo ni tampoco a la derecha y se mantiene peleando. También que es el camino de la unidad de que no concilian con la burguesía que están construyendo Conlutas en Brasil. Así como reivindicamos la construcción del Plenario Sindical Combativo en Argentina. Ese es el camino para poder construir una nueva dirección. Esos dos rieles, la democracia sindical y la autonomía, muestran el camino que nos va a guiar junto con nuestra clase obrera, a la autodeterminación y son la semilla para la construcción de gobiernos obreros y el socialismo.