Jul 17, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024

Reproducimos la desgrabación, corregida y actualizada, de la charla internacional de Miguel Sorans, dirigente de la UIT-CI., del 29 de septiembre de 2022. Junto a la guerra siguen las protestas contra la caída del nivel de vida y una gran rebelión de las mujeres en Irán.

 


Ver también: «Charla: La invasión a Ucrania agudizó la crisis del capitalismo»


 

La invasión de Putin a Ucrania, que cumplirá próximamente ocho meses, ha puesto en relevancia la profundidad de la crisis del sistema capitalista imperialista. Han subido los precios de la energía, de los alimentos; se avecina una posibilidad de una recesión global; crece la inflación en todo el planeta, crece la desigualdad social y se agrava la crisis ambiental.

La guerra en Ucrania no ha hecho más que profundizar o echar leña al fuego a la crisis capitalista que venía de antes. Porque no es con la guerra en Ucrania que los pueblos del mundo sufren hambre, desocupación, mayores grados de miseria y de saqueo de las multinacionales.

¿En qué punto está hoy la guerra?

Cuando el 24 de febrero Putin anunció la invasión, creía que iba a durar pocas semanas y ya se consideraba ganador. A tal punto que también el imperialismo norteamericano y europeo lo consideraba así que Macron y Biden le llegaron a ofrecer a Zelensky apoyo para irse de Ucrania. O sea que le sugerían que se rindiera. 

Sin embargo, pasados más de 7 meses, Putin y sus tropas están en retroceso. En septiembre-octubre la contraofensiva ucraniana ha recuperado casi 8 mil km de territorio y puso a Putin contra las cuerdas. El mundo se sorprendió de la retirada desordenada de las tropas rusas. Tal fue el apresuramiento que dejaron en el camino abandonadas armas, cajas de municiones, tanques y vehículos. Las tropas de Ucrania llegaron a retomar en su recuperación, pueblos y ciudades, llegando a estar instalado nuevamente a casi 3 km de la frontera rusa. Otra derrota importante rusa fue la retomada ucraniana de la ciudad de Limán, el primero de octubre, un nudo ferroviario que estaba en manos de las tropas rusas. Limán está ubicada en la región del Donetsk que acababa de ser declarada por Putin como anexada a Rusia. Esto agudizó la crisis política de Putin. Al punto que el líder de la república rusa de Chechenia, Ramzán Karidov, habló de “traición” e instó a usar “armas nucleares de baja potencia” en Ucrania. Para peor, el 8 de octubre, Rusia sufrió otro revés con sorpresiva voladura del puente que une Crimea, anexada en 2014, con Rusia que había sido inaugurado por Putin en 2018.

La causa del giro de la guerra y el factor moral

La moral en una guerra es muy importante. Es muy importante el armamento, pero también la moral de los combatientes. El factor moral siempre estuvo del lado del pueblo ucraniano. Un pueblo que se unió para defender a su país, sus tierras, sus casas, de la invasión de una potencia capitalista que quiere dominarlo.  La causa del giro de esta guerra está en la fortaleza y la unidad de la resistencia militar y popular ucraniana.

Desde un primer momento crecieron los informes de la baja moral de las tropas rusas. Abundan los informes de deserción. Los soldados rusos no creen en el discurso de Putin que invadirán para derrotar al nazismo y para liberar al pueblo ucraniano. Por eso son opuestas las imágenes en Rusia y en Ucrania. Mientras en Rusia la juventud huye del país ante la convocatoria de nuevos 300 mil reservistas, en Ucrania desde el primer momento se sumaron miles y miles de mujeres y jóvenes voluntarios a las filas para luchar. Las mujeres hacían bombas molotvs y los sindicatos sumaban trabajadores y trabajadoras a las fuerzas territoriales. 

Por eso desde el primer momento los socialistas revolucionarios de la UIT-CI apoyamos la causa justa del pueblo ucraniano. En esta guerra no somos neutrales. De un lado está una potencia capitalista, un imperialismo como el ruso; y del otro lado está la nación ucraniana que es un pueblo explotado y una semi colonia. Apoyamos la resistencia ucraniana sin dar ningún apoyo político al gobierno capitalista de Zelensky y diciendo siempre No a la OTAN. Apoyamos haciendo una campaña y recolectando medicamentos y todo tipo de ayuda que una delegación de la UIT-CI llevó y entregó en Kiev a la izquierda y al sindicalismo combativo de Ucrania. 

Las derrotas militares provocan una crisis política en Rusia

El retroceso militar ruso ha provocado por primera vez una crisis política en Rusia. Tanto del lado de lo que se llaman los “halcones, la derecha más reaccionaria que acusa a Putin de débil en su accionar en Ucrania como de los sectores que se oponen a la invasión. Lo que es más importante es la reacción de los sectores populares contra la convocatoria forzada de 300 mil reservistas. Miles y miles salieron a las calles en toda Rusia, en más de 40 ciudades. La represión llevó a más de 1500 detenidos. Putin en medio de la crisis, respondió convocando a referendos fraudulentos para anexar las zonas ocupadas. O sea son “elecciones” a punta de ametralladora. De esta forma anunciaron que “lograron el 90% de los votos” y que las regiones del Donbass (Lugansk y Donetsk), Jerksón y Zaporiyia, donde está la central nuclear, son parte de Federación rusa. Con esto pretenden después declarar que son atacadas estas regiones, estarían atacando a Rusia. 

Este gesto de Putin ya sufrió un golpe con la posterior toma de Limán, en la regional del Donetsk, que se suponía “anexada”. A esto se sumó la voladura del puente de Crimea. Lo que derivó en la caída del jefe de las fuerzas rusas y que lanzaran bombardeos sobre la capital Kiev y otras ciudades.

Han dejado trascender que no descartan el uso de armas nucleares. Cosa que los revolucionarios y los pueblos del mundo tenemos que repudiar, porque además existe el peligro que a este accionar criminal se sume el imperialismo norteamericano, europeo y la OTAN y se genere una guerra más amplia que va a afectar a los pueblos del mundo y a toda la humanidad. Como socialistas revolucionarios sostenemos que el dilema sigue siendo “Socialismo o catástrofe”.

En esa lucha estratégica, desde la UIT-CI seguimos reivindicando que la única alternativa para parar todo esto es apoyar la resistencia militar y popular del pueblo ucraniano para derrotar la invasión de Putin. Y ahora sumamos el apoyo a las protestas y movilización de la clase trabajadora, la juventud y el pueblo de Rusia contra la convocatoria de miles de reservistas, contra la guerra y por la libertad de los presos políticos.

La guerra y la crisis de la economía capitalista mundial

Indudablemente al compás de la invasión a Ucrania, la economía mundial capitalista está sufriendo un temblor tremendo. Todos los datos marcan un nuevo retroceso en los indicadores y los pronósticos del propio imperialismo. El FMI, por ejemplo, dice en su último informe que “es posible que el mundo pronto se tambalee al borde de una recesión global”. Los datos confirman el pesimismo imperialista y de las patronales del mundo. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) lideran una inflación que se está extendiendo en todo el planeta. El euro cayó a un nivel más bajo frente al dólar, la libra esterlina inglesa se acaba de tambalear y cayó al valor de hace 50 años, de 1971. Alemania que es la economía capitalista cabeza de la UE, se estancó y creció 0% en el último trimestre. El Banco Mundial acaba de decir que China dejará de ser la locomotora económica del Asia por primera vez desde 1990.

Todo esto está provocando una profundización de la caída del nivel de vida de las masas en el mundo. El hambre no dejó de crecer, antes de la invasión a Ucrania, la ONU declaraba que en el 2021 había 828 millones de personas que padecen hambre, y 2300 millones estaban en situación de seguridad alimentaria. O sea, estamos hablando del 30% de la población mundial. 

La guerra de Ucrania ha provocado un aumento sideral de los precios de la energía y de los alimentos. Esto, indudablemente, ha creado nuevas situaciones de hambruna en el seno del África, en Burkina Faso, y en otros tantos lugares. Pero lo más sintomático de la gravedad de la crisis del capitalismo que lleva al deterioro de los países del mundo es que esa crisis ha llegado a los países imperialistas. Un ejemplo de la crisis y de lo que van a sufrir o están sufriendo el proletariado y los sectores populares, es el Reino Unido. Las tarifas del gas y electricidad aumentaron entre julio y septiembre un 140%, cosa que le está planteando a los sectores trabajadores y más populares la imposibilidad de pagar las tarifas. Incluso está creciendo un movimiento que se llama No Pague!. Se calcula que el 40% de los hogares del Reino Unido no podrán calentar sus hogares adecuadamente para el invierno, que para el hemisferio norte comienza en diciembre. Se trata nada más y nada menos de 28 millones de personas en el Reino Unido. Y tal es la crisis que uno de los programas más populares de la televisión inglesa, se llama The Mornings, que hace sorteos con una especie de ruleta que siempre sortea heladeras, electrodomésticos, televisores, ahora ha cambiado los premios y sortea pagar de tres a 6 meses y hasta un año las tarifas de gas y electricidad de los ganadores.

Pero no todos sufren los tarifazos en el Reino Unido, los que disfrutan son las empresas privadas de energía. Se las conoce como las Seis Grandes, que llegan a tener ya una tasa de ganancia del 40%. Se trata de empresas, como ha pasado en Sudamérica y en otros lados del mundo, que fueron privatizadas en la década del 80 por Margaret Thatcher. Y esto se produce en el marco de un festival de las super ganancias de las multinacionales energéticas, como el caso de la anglo-holandesa Shell que ha tenido ganancias récord en el segundo trimestre de 11.500 millones de dólares, la norteamericana Exxon Móvil que llegó a 17600 millones de dólares, o la francesa Total que llega a acumular solo en el segundo trimestre de 2022, 9800 millones de dólares. 

Crecen las huelgas en Europa y las rebeliones populares en el mundo contra la caída del nivel de vida

Pero lo más destacable para los socialistas en la coyuntura mundial es que la clase trabajadora y los pueblos salieron a enfrentar esta ofensiva de los gobiernos capitalistas en el planeta. Justamente uno de los lugares de esa lucha es en el Reino Unido, donde el gobierno de Liz Truss del partido conservador, que acaba de asumir. Justamente el último acto de la reina Isabel II fue confirmarle que ella es la nueva primer ministra que reemplaza Boris Jhonson que tuvo que renunciar por las protestas sociales. Truss lanzó un plan de ajuste que se basa, para una supuesta recuperación de la economía, es quitar los impuestos a todas las grandes empresas y a los ricos. 

Es tal la gravedad del ajuste y el peligro que eso encierra para los capitalistas que, insólitamente, el gobierno de los Estados Unidos y el FMI le han mandado una carta solicitando al gobierno inglés que retroceda en este plan, diciendo (el FMI, no la izquierda) que “aumentaría peligrosamente la desigualdad social” en Reino Unido. A la semana el gobierno dio marcha atrás al quite de impuestos a los ricos. En el Reino Unido lo que se prepara es un octubre caliente de huelgas, que fueron solo suspendidas por la muerte de la Reina Isabel II.  Pasados estos feriados se preparan nuevas huelga. Una de las más llamativas es la de las enfermeras del sistema nacional de salud, que por primera vez en la historia irían a una huelga en octubre. Y ya se preparan para retomar las huelgas de los ferroviarios y de los trabajadores del metro. En Bélgica hubo huelgas y marchas contra la carestía de vida y por aumento salarial el 20 de septiembre y ya anunciaron los sindicatos la preparación de una huelga general para noviembre. En España crecieron las huelgas un 20% respecto al 2021. En Francia se produjo una huelga de los obreros de las refinerías de petróleo reclamando un aumento de salarios. En Berlín y Roma hubo marchas contra la inflación.

Meses atrás conocimos la gran insurrección popular de Sri Lanka que derribó a un régimen dictatorial de años. Estuvo la rebelión del movimiento indígena de Ecuador contra el aumento de la gasolina. Las huelgas en Panamá. En Argentina se dio y triunfó una heroica huelga de los obreros del neumático por su salario encabezado por el SUTNA, sindicato combativo y antiburocrático. También hubo huelga de los docentes y médicos residentes. En Venezuela volvieron las protestas sindicales contra el gobierno de Maduro. Y se produjo una nueva rebelión popular en Haití contra el aumento del combustible. 

Una gran rebelión de mujeres en Irán pone al régimen teocrático contra las cuerdas

Lo más sobresaliente es que en Irán surgió, desde el 16 de setiembre, una gran rebelión de las mujeres y del pueblo iraní, en repudio al crimen policial de la joven Mahsa Amini, que había sido detenida acusada de usar mal el velo. Pero para sorpresa del régimen teocrático dictatorial de Irán, miles y miles de mujeres salieron a las calles en todo el país, se cortaban el pelo públicamente y se sacaban el velo. Pero estas protestas se extendieron a los hombres, a trabajadores y a sectores populares, que se movilizaron en todo el país. Llegó a haber huelgas en varias ciudades y asambleas y sentadas estudiantiles De esta manera se fueron uniendo trabajadores, mujeres, estudiantes y sectores populares. Y pese a la criminal represión del régimen de Irán, que ya lleva más de 60 muertos, la rebelión no se ha detenido. Lleva un mes y se rebelan ya no solo contra el patriarcado y el uso del velo, sino que se grita “muerte al dictador” y al ayatollah Khameini. 

La UIT-CI se suma a esta solidaridad internacional en apoyo a las mujeres y el pueblo de Irán.

La crisis capitalista golpea en todos los rincones del mundo. La tarea de los trabajadores, de las trabajadoras, de los pueblos, es apoyar las luchas, estas rebeliones, estas huelgas, bajo el lema de “que la crisis la paguen los capitalistas y no las y los trabajadores”. Y frente a eso, desde la UIT-CI hacemos un llamado a un plan de acción unitario en cada país e internacional para reclamar y lograr planes económicos de emergencia obreros y populares, por la estatización de las empresas de energía bajo el control de las y los trabajadores y usuarios. Para imponer altos impuestos a los grandes grupos empresarios y financieros; por el no pago de la deuda. Para con todas estas medidas lograr revertir y lograr un aumento de salario de emergencia y trabajo digno para toda la clase trabajadora. Esto es lo que hoy está en debate como parte de un proceso de lucha mundial contra el imperialismo, las multinacionales y sus planes de ajuste.

11/10/2022


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

La primera vuelta concluyó con Lula/Alckmin en primer lugar con el 48,4% (cincuenta y siete millones de votos) y Bolsonaro en segundo lugar con el 43,2% (cincuenta y un millones). Hubo presión del llamado voto “útil”, que concentró el 91,6% del electorado. En esa gran polarización las candidaturas a la izquierda del PT (UP, PCB y Polo Socialista Revolucionario) también cayeron por debajo del 1%.

Pese a que Lula ganó, el hecho que no llegara a superar el 50% de votos válidos (y así ganar en primera vuelta como decían las encuestas) y que haya cinco millones de votos nulos y blancos, muestra que muchos trabajadores no creen en él, que ya gobernó. Lula además de haberse aliado a los grandes empresarios y banqueros en su primer gobierno, en esta elección fue aliado al derechista neoliberal Geraldo Alckmin (sería como una candidatura en Argentina de Cristina Kirchner con Macri).

El otro hecho significativo de la primera vuelta electoral brasileña es la relativamente alta votación de Bolsonaro, que ninguna encuesta previa, pese a ser un ultraderechista que hizo un gobierno desastroso para la clase trabajadora, logró mantener cincuenta y un millones de votos y sus candidatos a gobernadores ganaron en estados claves como San Pablo y Río de Janeiro. Pero la causa principal de la sobrevida política de Bolsonaro hay que buscarla en los desastrosos gobiernos del PT entre 2003 y 2016 que defraudaron al pueblo trabajador.

Los gobiernos del PT

El Partido de los Trabajadores (PT) gobernó Brasil entre el 2003 y el 2016 con las presidencias de Lula (dos mandatos 2003 al 2010) y de Dilma Roussef (del 2010 al 2016, destituida en segundo mandato).

El PT surgió del sindicalismo de obreros fabriles de San Pablo de finales de los años 70. Se extendió a todo el país y ganó las elecciones a fines del 2002 y su dirigente Luiz Inácio Lula da Silva asumió la presidencia del país en enero del 2003, despertando grandes esperanzas en los trabajadores y trabajadoras de un verdadero cambio.

Lula sorprendió cuando, desde el inicio de su gestión, designó al presidente del Bank Boston USA, Henrique Meirelles, para la dirección del Banco Central do Brasil. Esto indicó desde el comienzo el rumbo de Lula de aliarse a banqueros y grandes empresarios y acatar instructivas económicas del FMI. Justamente la primera gran medida fue un brutal ataque a los trabajadores del servicio público mediante la reforma de las jubilaciones, lo que provocó la ruptura de una importante vanguardia con el PT que irían a formar un nuevo partido, el PSOL (ver recuadro "CST: contra Bolsonaro llamamos a votar críticamente a Lula").

Fue creciendo el descontento popular por la política económica del PT, obedeciendo a sus pactos con grandes empresarios y banqueros, y también por la cada vez más evidente corrupción de altos funcionarios y el propio Lula.

Este descontento, que se dio por fuera de las direcciones tradicionales, estalló en junio del 2013, cuando gobernaba Dilma Roussef con el apoyo de Lula. Centenares  de miles de personas se manifestaron en las mayores ciudades de Brasil contra el aumento del precio del transporte público, contra los salarios miserables y por la corrupción en los enormes costos de las obras para el mundial del 2014. Un negocio de Lula con empresas constructoras de grandes estadios que costó al país 15.000 millones de dólares. La movilización popular fue violentamente reprimida.
Desde entonces millones, que habían creído en Lula y el PT, ya no le creen.

En el 2016 la presidenta Dilma Roussef del PT fue destituida por la mayoría parlamentaria, con acusaciones de corrupción. Quedó como presidente su vice Michel Temer, proveniente de otro partido de centroderecha, hasta las elecciones del 2018.

En el 2017 Lula fue encarcelado por juicios de delitos de corrupción en relación con las empresas constructoras OAS y Odebrecht. Estuvo preso por 581 días y, aunque después se anularon los juicios por irregularidades, no pudo participar en las elecciones del 2018.

Bolsonaro

La crisis del PT y la gran confusión política popular, con el repudio al PT pero también a los otros partidos tradicionales, fue aprovechada por la ultraderecha de Jair Bolsonaro, que en octubre del 2018 ganó las elecciones ante un PT totalmente debilitado.

El gobierno de Bolsonaro fue un desastre para el pueblo trabajador. Es responsable de casi 700.000 muertes en la pandemia no atendida, del recorte salarial, de la privatización de Eletrobrás, de la reforma de las pensiones, del ataque a derechos laborales, baja de los presupuestos de salud y educación, del avance de la minería en tierras indígenas, de los recortes de fondos y del aumento de los crímenes contra mujeres, negros y LGBTQIA+.

Si pudo mantenerse, evitando un gran estallido popular que lo expulsara del poder, fue en gran medida por el freno del PT y las direcciones sindicales que controlan a gran parte del movimiento obrero, que llamaron a esperar las elecciones, sin enfrentar su política económica ni sus crímenes.

Por sus acuerdos con Alckmin y grandes empresarios, Lula ni siquiera promete anular reformas reaccionarias antiobreras de Bolsonaro. Esto, por supuesto, aumenta la confusión política del pueblo trabajador.

A continuación desarrollamos un extracto de la declaración de la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST, UIT-CI) ante la segunda vuelta electoral.

Nosotros, desde la CST, estaremos en las trincheras de los que pondrán fin a este proyecto genocida de Bolsonaro. No confiamos en que el frente amplio Lula/Alckmin sea una solución para la clase trabajadora y los sectores populares, pero en esta segunda vuelta, la CST llama a votar por Lula 13 para derrotar al neofascista Bolsonaro.

Hemos estado desde el primer momento en la batalla por Fuera Bolsonaro, denunciando su proyecto ultra reaccionario en las calles y en las elecciones. Desde la CST, tendencia radical del PSOL, hemos construido el Polo Revolucionario Socialista y hemos estado en la campaña obrera de Vera Lucía para la presidencia e impulsando a trabajadores y jóvenes a los gobiernos estatales, al senado y a las diputaciones.

Lo hicimos porque la conciliación de clase de la candidatura Lula/Alckmin no propone revocar la reforma de las pensiones, el techo de gasto, la reforma laboral y todos los profundos ataques a los pobres y al pueblo trabajador. Las alianzas y la conciliación de clases ya se han probado en el gobierno y no han funcionado. Al mismo tiempo no han ayudado a hacer una oposición radical en las calles para Fora Bolsonaro.

Afirmamos que mantendrán un gobierno incapaz de enfrentar a las multinacionales, a los multimillonarios y a los empresarios que nos explotan y quitan derechos; el agronegocio enemigo de los sin tierra y de los indígenas y por lo tanto esto bloquea los cambios que los trabajadores y los jóvenes quieren en sus vidas [...]

Estaremos en las calles, comprometidos en cada lugar de trabajo, estudio y hogar, militando contra cualquier voto a Bolsonaro, para sacar a la extrema derecha del gobierno. Sin renunciar a nuestra independencia política, con perfil propio, llamamos a votar contra Bolsonaro a través del voto crítico a la lista 13 en esta segunda vuelta.

Luchamos por: Aumento salarial y fin de los despidos; reducción jornada laboral sin reducción salario; defensa presupuesto universitario; impuesto a los multimillonarios y no pago de deuda a los banqueros; estatización de empresas privatizadas y del sistema financiero.

Defendemos un gobierno de la clase trabajadora, sin patrones, para aplicar medidas urgentes contra el hambre y desempleo, rompiendo con el capitalismo y la explotación imperialista, rumbo a la construcción de un Brasil socialista.

Leé la nota completa aquí: https://bit.ly/3CPekoC



El PSOL y la CST

El Partido Socialismo y Libertad (PSOL) fue fundado en 2003, pocos meses después de iniciar el gobierno de Lula. Con diputados y dirigentes del PT que se opusieron a la política de Lula de acuerdos con empresarios y banqueros y a la reforma de las jubilaciones. Entre los fundadores el entonces diputado João Batista 0liveira “Baba” actual dirigente de la CST.

Este origen del PSOL hizo que fuera la más importante alternativa de izquierda al PT durante años, aún con diferentes corrientes internas. La CST fue parte del PSOL.

Pero la CST se opuso públicamente a la política de la mayoría del PSOL de apoyar a Lula en primera vuelta, en forma acrítica, fotografiándose los dirigentes con Lula y candidatos burgueses, sin criticar acuerdos con Alckmin y capitalistas.

La CST formó el Polo Socialista Revolucionario con el PSTU y algunas personalidades del PSOL llamando al voto a Vera Lucia y ahora llama en segunda vuelta a un voto crítico por Lula contra Bolsonaro.  
 

Escribe la Corriente Socialista de Trabajadores, CST, sección de la UIT-CI de Brasil

La primera vuelta concluyó con Lula/Alckmin en primer lugar con el 48,4% (57 millones de votos) y el Bolsonarismo en segundo lugar con el 43,2% (51 millones). Hubo presión del llamado voto «útil», que concentró el 91,6% del electorado, deshaciendo a Simone Tebet (4%), Ciro Gomes (3%) y otros partidos que quedaron por debajo del 1% (NOVO, UNIÂO, PTB y DC). En esta polarización las candidaturas de UP, PCB y Polo Socialista Revolucionario también cayeron por debajo del 1%.

Tendremos una segunda vuelta y la clase trabajadora y los sectores populares deben reflexionar sobre esta nueva elección. Es necesario derrotar el proyecto de Bolsonaro. La extrema derecha es responsable de casi 700.000 muertes, del recorte salarial, de la privatización de Eletrobrás, de la reforma de las pensiones, del avance de la minería en tierras indígenas, de los recortes de fondos y del aumento de los crímenes contra mujeres, negros y LGBTQIA+.

Nosotros, desde la CST, estaremos en las trincheras de los que pondrán fin a este proyecto genocida. No confiamos en que el frente amplio Lula/Alckmin sea una solución para la clase trabajadora y los sectores populares, pero en esta segunda vuelta, la CST llama a votar por Lula 13 para derrotar al neofascista Bolsonaro.

¡Contra Bolsonaro, llamamos a votar críticamente por la 13!

Hemos estado desde el primer momento en la batalla por el Fuera Bolsonaro, denunciando su proyecto ultra reaccionario en las calles y en las elecciones. Desde la CST, tendencia radical del PSOL, hemos construido el Polo Revolucionario Socialista y hemos estado en la campaña obrera de Vera Lucía para la presidencia e impulsando a trabajadores y jóvenes a los gobiernos estatales, al senado y a las diputaciones.

Lo hicimos porque la conciliación de clase de la candidatura Lula/Alckmin no propone revocar la reforma de las pensiones, el techo de gasto, la reforma laboral y todos los profundos ataques a los pobres y al pueblo trabajador. Las alianzas y la conciliación de clases ya se han probado en el gobierno y no han funcionado. Al mismo tiempo no han ayudado a hacer una oposición radical en las calles para Fora Bolsonaro.

Afirmamos que mantendrán un gobierno incapaz de enfrentar a las multinacionales, a los multimillonarios y a los empresarios que nos explotan y quitan derechos; el agronegocio enemigo de los sin tierra y de los indígenas y por lo tanto esto bloquea los cambios que los trabajadores y los jóvenes quieren en sus vidas. Advertimos que el frente amplio está ahora mismo debatiendo nuevas «reformas administrativas» que desmantelan la administración pública.

Estaremos en las calles, comprometidos en cada lugar de trabajo, estudio y hogar, militando contra cualquier voto a Bolsonaro, para sacar a la extrema derecha del gobierno. Sin renunciar a nuestra independencia política, con perfil propio, llamamos a votar contra Bolsonaro a través del voto crítico a la lista 13 en esta segunda vuelta.

La política de alianzas con la patronal ha generado confusión

La segunda vuelta, unida a los resultados del bolsonarismo en los estados, dejó a muchos trabajadores y jóvenes con cierta frustración. Será necesario evaluar los resultados en conjunto y definir acciones colectivas para retomar la campaña para derrotar a Bolsonaro en esta segunda vuelta. Hay que reconocer que el frente amplio de Lula/Alckmin y la dirección del PT, PSOL, REDE, PSB, PCdoB convirtieron la posibilidad de ganar en la primera vuelta en un objetivo absoluto y esto decepcionó a muchos compañeros. Pero lo cierto es que Bolsonaro perdió la primera vuelta por el desgaste del proyecto de extrema derecha, quedando en segundo lugar, a diferencia de 2018 cuando ganó la primera vuelta con una amplia ventaja. El sentimiento que muchos colegas expresaron a primera hora del lunes también refleja la alta votación de Bolsonaro para la cámara de diputados y el senado. Además de las victorias de Claudio Castro RJ, Zema de NOVO en Minas ya en la primera ronda.

Evidentemente la política de alianzas de Lula con la patronal desarmó a los trabajadores y a la juventud con su campaña de «paz y amor» para crear la ilusión de que el 2/10 era el día de «volver a ser felices». Una nueva expresión de este equívoco fue el saludo de Lula felicitando «a todos los elegidos, independientemente del partido al que pertenezcan». No podemos felicitar a ningún Bolsonarista. La conciliación de clases genera confusión y desorientación. Es algo que criticamos para poder organizar mejor la segunda vuelta contra Bolsonaro.

Por eso criticamos las concentraciones centradas en la «extraordinaria herencia de nuestros gobiernos», reivindicando los gobiernos de 2003/2006 que agrupan a las personas que apoyan al PT, pero no dialogan con los trabajadores y los jóvenes que sintieron los efectos de la crisis del gobierno de Dilma. Quien no votó a Lula/Alckmin critica a los gobiernos del PT y del PSDB, porque estos gobiernos no fueron las maravillas de las que se habla en la campaña. Precisamente por eso, el «captador de votos» empaquetado por los artistas se equivocó al centrarse exclusivamente en conseguir el «voto útil» de Ciro y Tebet sin preocuparse por los votantes indiferentes al discurso de esta campaña, cuyo enfoque era exclusivamente democrático o de exaltación de los gobiernos pasados (línea que Geraldo Alckmin reafirmó en el mitin de la Avenida Paulista).

Esto es importante para evitar imponer la desmovilización y los pactos en la cumbre con los partidos más derechistas y los empresarios llamados «democráticos», muchos de los cuales apoyaron a Bolsonaro en 2018. Ejemplos de estos empresarios son: el presidente de Fiesp, Josué Gomes, el empresario Abilio Diniz, de Península, Benjamin Steinbruch, de CSN, Flávio Rocha, de Riachuelo, Henrique Viana, fundador del sitio web bolsonarista Brasil Paralelo; Michael Klein, de Casas Bahia, Marta Cachola, de BTG Pactual, Luiz Carlos Trabuco Cappi, de Bradesco. No podemos dejar que la patronal y sus representantes bloqueen nuestras agendas en esta segunda vuelta. Junto a la lucha contra el autoritarismo, tenemos que incluir la defensa de los salarios, la planta de enfermería, la lucha contra los despidos, contra los multimillonarios y los banqueros.

Organizar una «participación» con las agendas de la clase obrera y los oprimidos

Para empezar la batalla de la segunda vuelta tenemos que evaluar bien al enemigo. Por lo que hemos visto en nuestra campaña en fábricas, molinos y regiones proletarias, el bolsonarismo ha hecho y hace demagogia con los programas sensibles al pueblo trabajador. Para aumentar sus votos hablan del «Auxilio Brasil» de 600, de bajar los precios de los combustibles y mienten que hay empleos y que supuestamente se acabó la corrupción. Es decir, al mismo tiempo que continúan con su propaganda ultrarreaccionaria contra las agendas feminista, negra y LGBTQIA+, hablan -con su sesgo ultrarreaccionario- de temas muy sensibles. Hablando de renta mínima, inflación, empleo y contra la corrupción consiguen arrastrar a algunos sectores más allá del núcleo duro bolsonarista. Es fundamental valorar que este tema también integra el voto (totalmente equivocado) a Bolsonaro. Esto es importante para combatirlos y evitar que más trabajadores y jóvenes voten al bolsonarismo (emigrar de Tebet, Ciro, por ejemplo) e intentar quitarles parte de sus votos. Con las agendas de la clase obrera y los sectores populares realizar panfletos, reuniones, publicaciones en las redes, agitación en las grandes concentraciones obreras y populares, contra Bolsonaro y por el voto crítico a la lista 13.

 

Corriente Socialista de Trabajadores (CST) – Tendencia radical del PSOL, construyendo el Polo Socialista Revolucionario

Una rebelión de masas recorre Irán. La muerte de Masha Amini a manos de la “policía de la moral” ha desatado un movimiento de repudio generalizado contra el régimen represivo de los ayatolás y la Repúbica Islámica. Reproducimos una declaración de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI):

En Teherán, capital de Irán, después de que Mahsa Amini, de veintidós años, fuera detenida y golpeada por la “policía de la moral” por no llevar correctamente el pañuelo en la cabeza y perdiera la vida el 16 de septiembre como consecuencia de la violencia policial, se desató una ola de ira que se ha extendido por todo el país en seis días.

La ola de protestas que comenzó con las mujeres que se quitaban el pañuelo y se cortaban el pelo se ha extendido por todo el país, especialmente en el Kurdistán oriental. Las protestas organizadas por las y los estudiantes en las universidades fueron acompañadas por los comerciantes que bajaron las persianas, y luego sectores de la clase trabajadora como el del petróleo y el vidrio fueron a la huelga. Ciudades como Keraj, Tabriz, Mashhad, Kish, Kerman, Yazd, Rasht, Kermanshah, Ardabil, Isfahan, Urmia, Qazvin, Zanjan, Ilam, Hamadan, Mahabad y la capital, Teherán, son los principales focos de protestas.

La ira masiva del pueblo trabajador de Irán, especialmente de las mujeres, contra la violenta represión de las protestas por parte del régimen dictatorial ha adquirido un carácter popular y antimulista (un mulá es un miembro del llamado clero chií, cuyos líderes son los ayatolás y que en Irán son parte del poder). Con los eslóganes: “¡Todos somos Mahsa, lucharemos hasta el final!”, “¡Mujeres, vida, libertad!”, “¡Muerte al dictador!”, “¡No queremos la República Islámica!” y las reivindicaciones contra las instituciones islamistas y patriarcales del régimen, “¡Abolir la policía de la moral, cerrar el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica!”, “¡Deshacerse del Basij!”, “¡Abolir Velayat-e Faqih!” (el máximo órgano legislativo del régimen iraní formado por 14-15 mulás). El pueblo iraní quemó carteles de Jomeini y Jamenei, las figuras del régimen represivo de los ayatolás, y ocupó edificios municipales en algunas regiones.

Como resultado de la intensa violencia policial (con balas de goma y reales) para reprimir la movilización de masas, al menos treinta y cinco personas perdieron la vida, y se dice que el número de heridos y detenidos es de cientas de personas. Por otra parte, el régimen dictatorial está intentando bloquear el acceso a internet y a las aplicaciones de comunicación como WhatsApp e Instagram para impedir que el pueblo trabajador se comunique.

Desde la Unidad Internacional de los Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI) nos solidarizamos con las mujeres, con los sectores populares y del pueblo trabajador de Irán que se rebelan contra el régimen represivo, dictatorial e islamista que lleva cuarenta y tres años en el poder. Las manifestaciones en curso en el país hoy son una continuación de las movilizaciones contra las políticas de explotación capitalista en 2017, la ola de huelgas en 2019 y las protestas del “Miércoles Blanco” organizadas por las mujeres iraníes contra la ley del velo obligatorio. Las reivindicaciones de las mujeres y las personas LGBTI+ contra la opresión y por la igualdad de género, de la clase trabajadora iraní contra la explotación capitalista y del pueblo kurdo por la autodeterminación, se unen hoy en una ola de ira contra el régimen dictatorial.

La lucha de las mujeres y del pueblo trabajador contra el régimen iraní, que es una de las fuerzas más importantes de la contrarrevolución en la región, es de gran importancia para todos sus pueblos. A escala internacional, la actual movilización popular de las mujeres y el pueblo trabajador de Irán se sitúa en el mismo terreno que muchos pueblos que luchan contra la creciente crisis del capitalismo mundial y sus consecuencias sobre la caída del nivel de vida de las masas.

El punto decisivo en esta lucha de las mujeres, de la clase obrera iraní, del colectivo LGBTI+, y del pueblo kurdo, cuyas reivindicaciones contra el régimen dictatorial son comunes, es que durante las movilizaciones las masas construyan su propia autoorganización y que en el camino de terminar con el régimen reaccionario luchen por un gobierno de la clase trabajadora y los sectores populares de Irán. Los y las socialistas iraníes, las organizaciones de la clase trabajadora independientes, las organizaciones de mujeres y las organizaciones del Kurdistán oriental tienen una importante responsabilidad en este sentido.

De acuerdo con esta perspectiva, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional, expresa su solidaridad incondicional con la lucha de las mujeres y del pueblo trabajador de Irán. A escala internacional, llamamos a todas las organizaciones que se reclaman democráticas, de izquierda, a los sindicatos, organizaciones de mujeres y LGBTI+ a solidarizarse con las reivindicaciones de las mujeres iraníes contra la opresión, las políticas misóginas y la creciente violencia estatal y policial del régimen dictatorial, y a organizar acciones comunes, ¡especialmente frente a los consulados iraníes!

¡Abajo el régimen capitalista y dictatorial iraní!
¡Alto a la violencia y a la criminalización de las movilizaciones!
¡Alto a la opresión patriarcal y a la explotación capitalista de las mujeres!
¡El pueblo quiere la caída del régimen!

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI)
25 de septiembre de 2022

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