El mundo está sufriendo una calamidad. Se expande la pandemia del coronavirus sin control. Hay centenares de miles de infectados y miles de muertos. Lo que está ocurriendo en el mundo es algo inédito. Se cierran las fronteras, millones de personas y países son puestos en cuarentena. Se pone en evidencia la crisis de los sistemas de salud bajo el capitalismo. Hay fuertes elementos de caos. El pánico y la incertidumbre crecen en millones de personas no sólo por el temor al contagio sino también porque existe una gran desconfianza en los de arriba, en los gobiernos y regímenes capitalistas. Los Trump y los Bolsonaro, por ejemplo, siguen minimizando el coronavirus.
El coronavirus puede afectar a cualquiera. Pero los que más sufren, y van a sufrir las consecuencias de la pandemia son las y los trabajadores, los sectores populares, los explotados y oprimidos del mundo. Se está sufriendo con pérdida de vidas, pero también están las consecuencias sociales sobre los pueblos. Se ha visto afectado el comercio mundial y habrá una nueva caída de la producción. Las multinacionales van a querer hacer pagar ese costo a la clase trabajadora y a los pueblos del mundo. En medio de la crisis del coronavirus los capitalistas quieren salvar sus ganancias y sus riquezas. Quieren rebajar salarios, despedir o suspender sin pago de salario. No les preocupa la salud y la seguridad de las y los trabajadores.
El sistema capitalista-imperialista no garantiza una respuesta adecuada a esta crisis humanitaria que está afectando a millones. Para los socialistas revolucionarios lo prioritario es contener la propagación del coronavirus (Covid 19) y asegurar la vida de millones. Y para ello es necesario luchar de la forma que se pueda en medio de las cuarentenas obligadas, para imponer medidas de emergencia en defensa del pueblo trabajador y los sectores populares.
La crisis sanitaria mundial es responsabilidad del capitalismo
Esta calamidad que estamos viviendo es responsabilidad del sistema capitalista-imperialista. El capitalismo es un sistema injusto, irracional y para los ricos. El caldo de cultivo del crecimiento de las enfermedades es la miseria creciente, el hacinamiento, los cambios ambientales y los sistemas de salud basados en la ganancia del capital privado.
Este colapso del capitalismo se expresa no sólo en el surgimiento de una nueva y grave enfermedad como el coronavirus, sino también en la persistencia de las epidemias de cólera, ébola, la tuberculosis, el rebrote epidémico del dengue y la reaparición del sarampión.
Las causas hay que buscarlas en las condiciones de miseria que viven miles de millones. Más de 1.300 millones de personas, se encuentran en situación de “pobreza multidimensional”, es decir que carecen del cumplimiento de necesidades como salud, educación, agua potable, electricidad, vivienda (datos del Informe de Pobreza Mundial de 2019 de la ONU). Por otro lado, 26 multimillonarios (entre ellos Bill Gates, Jeff Bezos, Warren Buffett, Mark Zuckeberg, Amancio Ortega o Carlos Slim) poseen la misma cantidad de dinero que 3.800 millones de personas más pobres del planeta. Se pide que nos lavemos las manos para contrarrestar la posibilidad de contagio, pero en el mundo 2100 millones de personas carecen de acceso a abastecimiento de agua potable seguro.
La destrucción ambiental capitalista es también un factor que favorece las nuevas enfermedades infecciosas. Hasta la misma ONU, siendo un organismo imperialista lo alertó*. El accionar de las multinacionales contribuye a envenenar las aguas por los desechos industriales y la megaminería a cielo abierto. Se transforma la selva y los bosques en desiertos y se eliminan especies vegetales y animales. Este es el abismo a donde nos lleva el capitalismo. Nunca como ahora se ratifica la disyuntiva histórica de Socialismo o Barbarie.
Con el coronavirus también se puso en evidencia, por ejemplo, la endeblez de la China capitalista. La dictadura del Partido Comunista de China (PCCH) censuró y reprimió al médico que hizo la primera alerta a fines de diciembre del 2019. Esa demora de meses facilitó el agravamiento de la epidemia en China y en el mundo.
Se pone a la luz el desastre sanitario que hay tanto en los países imperialistas como en los países semicoloniales. Los datos de Italia muestran la gravedad de la pandemia y que en 10 años los diferentes gobiernos capitalistas reventaron la salud pública vaciando en 37 mil millones de euros al presupuesto de salud. Esto se repite en todo el mundo. En todos los países el sistema de salud público estatal estaba colapsado antes de empezar la pandemia. Se ha favorecido el negocio de la salud privada. Hoy se ven las consecuencias. La prensa europea denuncia, por ejemplo, que un examen de coronavirus en el estado español, en clínicas privadas, cuesta entre 300 y 800 euros. En Estados Unidos se denunció que está en 3000 o 4000 dólares en un servicio privado. Un país que casi no tiene salud pública estatal. Obama instaló un sistema muy precario que Trump cuestionó. En los países semicoloniales esto se ve agravado.
Que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas
Ante la gravedad de la pandemia los gobiernos capitalistas no garantizan una respuesta adecuada para detenerla y salvar a millones. Las multinacionales (Exxon Mobil, Facebook, Amazon, Wal Mart, Cargill, Bayer-Monsanto, Microsoft, Ford, Toyota, Nike, Alibaba o Johnson y Johnson) y los grandes grupos empresariales y financieros (JP Morgan Chase, Bank ok America, Citigroup, HSBC o Goldman Sachs) quieren salvar sus ganancias por sobre la salud de las masas. Y los gobiernos capitalistas avalan esa lógica de la explotación del sistema. El que mejor expresa esa política es el jefe del imperialismo, Donald Trump, que sigue minimizando la pandemia y ha declarado que primero está la economía antes que la salud. Y sigue convocando a seguir produciendo y evitar cuarentenas o medidas que salvaguarden a millones. Lo mismo hacen gobiernos ultra reaccionarios como Jair Bolsonaro del Brasil. Boris Johnson, premier del Reino Unido, que también negaba la importancia de la pandemia, ha terminado contagiado con el virus.
Mientras tanto los Estados Unidos y la Unión Europea otorgan subsidios estatales ultra millonarios para salvar a los bancos, a las multinacionales y evitar el colapso de los estados burgueses, en vez de volcar más fondos extraordinarios para la salud, extraídos de las grandes fortunas de los supermillonarios del mundo.
Con esta misma lógica de poner por delante los intereses capitalistas a la vida y la seguridad de la clase trabajadora y de los sectores populares, se mantienen fábricas y centros de trabajo abiertos, y no sólo las que aportan materias de primera necesidad. Tampoco se fijan medidas obligatorias de seguridad para los trabajadores /as que tienen que estar en los trabajos esenciales. Es este desprecio por la vida obrera -compartido por el gobierno Conte en Italia, Sánchez-Iglesias en el estado español y demás gobiernos- es lo que ha provocado una fuerte respuesta en forma de huelgas en el norte de Italia que hizo que finalmente se obligara a detener la producción no esencial. Con objetivos similares se realizan otras huelgas parciales y protestas como los cacerolazos, los “balconazos” en el estado español, Francia, Brasil, Colombia, Chile o Argentina.
El estallido de la crisis del coronavirus, que ha paralizado la actividad económica, es el fósforo que prendió el polvorín de la ya existente crisis de estancamiento y retroceso de la economía capitalista abierta en el 2007. El coronavirus no es la causa de la crisis económica capitalista, pero contribuye a profundizarla. El FMI ya había dicho que había un estancamiento mundial, antes de que se produjera este nuevo crack de las bolsas y de los precios del petróleo. Todo indica que va a haber un antes y un después del coronavirus. Es decir, que cuando se termine lo del coronavirus va a existir una crisis social muy grave para el movimiento de masas. Las multinacionales, el imperialismo y sus gobiernos van a querer cobrarse la crisis con nuevos planes de ajuste, saqueo y explotación de las masas. La OIT ya está hablando de que se podrían perder 25 millones de empleos. La crisis del coronavirus y sus consecuencias la tienen que pagar los capitalistas, los superricos, no los pueblos del mundo.
Ya en medio de la tragedia del coronavirus las empresas han empezado a despedir trabajadoras y trabajadores o a suspender sin salarios o con rebajas. Desde ya debemos movilizarnos desde abajo, para exigir medidas que paren la pandemia y que no se sigan perdiendo vidas humanas, como medidas en defensa de la clase trabajadora y los sectores populares y pobres del mundo.
Desde la UIT-CI llamamos a luchar por un plan global de emergencia obrero y popular:
Que se vuelquen fondos urgentes para aumentar sustancialmente los presupuestos de salud para atender la emergencia sanitaria. Fondos para, entre otras medidas, ampliar y mejorar las instalaciones sanitarias, dar aumento salarial a todos los profesionales de la salud, hacer nuevas contrataciones, que se den remedios gratuitos para todos y que haya insumos sanitarios y de limpieza para todos.
Que los fondos para la emergencia sanitaria salgan de altos impuestos progresivos a los grupos empresariales, al capital financiero y que se dejen de pagar las deudas externas.
Por un sistema nacional de salud único y estatal, con consultas, tratamientos y medicamentos gratuitos pagados por el estado y administrado por los usuarios, médicos, trabajadores y profesionales del sector. Por la nacionalización de la sanidad privada, de los laboratorios de especialidades médicas y que pasen a funcionar bajo el control de las y los trabajadores y científicos de la salud y la medicina.
Formación en todos los lugares de trabajo de comités de higiene y salubridad, con poder de implementar ceses de tareas en todas aquellas actividades no esenciales o que no cuenten con las medidas de seguridad necesarias. Control de precios de los medicamentos y de todos los productos de primera necesidad para evitar la especulación.
Reorganización general de la producción en función de las necesidades de la emergencia sanitaria, bajo control obrero.
No al uso del coronavirus para medidas de militarización o para coartar libertades y el derecho a la protesta. Defensa irrestricta de las libertades democráticas.
Prohibición de despidos y suspensiones. Reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores con el mismo salario. No a las rebajas salariales. Implementación de un seguro al desocupado (parado), a los cuentapropistas y a los millones que trabajan sin contratos y derechos laborales.
Para enfrentar la crisis actual del coronavirus y lo que vendrá después de la pandemia, convocamos a la más amplia unidad de acción de las organizaciones obreras, populares, de la juventud, del movimiento de mujeres, el movimiento en defensa del medio ambiente, como de la izquierda anticapitalista y socialista, para coordinar un movimiento de lucha internacional por el plan de emergencia obrero y popular en la perspectiva de la lucha a fondo por terminar con este sistema capitalista-imperialista e imponer gobiernos de la clase trabajadora y el pueblo.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI)
28 de marzo de 2020
*"El medio ambiente y la salud humana están estrechamente vinculados; muchas de las nuevas enfermedades infecciosas son resultado de actividades que afectan a la diversidad biológica. Las modificaciones del paisaje (a través de la extracción y el uso de recursos naturales, por ejemplo) pueden facilitar la aparición de enfermedades en las especies silvestres, los animales domésticos, las plantas y las personas” ("Perspectivas del Medio Ambiente Mundial", informe de 250 científicos encargado por la ONU y finalizado a comienzos del 2019.
www.uit-ci.org
Escribe Malena Zetkin
El pasado 11 de marzo, el juez de la Corte Suprema de Nueva York James Burke condenó al poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein a 23 años de prisión por los casos de violación y abuso sexual de Miriam Haley, una ex asistente de producción de televisión que aseguró que Weinstein la forzó a tener sexo oral en su departamento de Nueva York en 2006; y de Jessica Mann, una ex actriz a quien violó en una habitación de hotel del centro de Manhattan en 2013.
Sin embargo, son más de 100 las mujeres que denuncian haber sido acosadas, abusadas y hasta violadas por el productor, como Asia Argento, Ashly Judd, Rose Mc Gowan y muchas otras mujeres que en 2017 se animaron por primera vez a hacer pública la denuncia por violencia sexual, dando origen al movimiento #MeToo que puso al descubierto no solo en Hollywood, sino en todo el mundo, las modalidades de violencia sexual impuestas a las mujeres para mantenerse en el trabajo. Aun Weinstein tendrá dos juicios más que enfrentar. Pero lo más importante es que se ha demostrado con el #MeToo, que organizarse y terminar con el silencio es clave para acabar con la impunidad de estas prácticas que no son solo de Weinstein, sino que hacen a la violencia sexual laboral, estrategia fundamental del capitalismo patriarcal para superexplotarnos.
Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop
Lombardía es la región más desarrollada de Italia. Sin embargo, hoy es la zona más castigada por la pandemia del coronavirus, que ha invadido a toda la península. El sistema de salud naufraga golpeado por la epidemia, a tal punto que se llegó al extremo de dejar a los más ancianos y con más graves afecciones, librados a su suerte. El sistema de salud de los países europeos, conquista histórica de la clase trabajadora, entró en crisis a partir de los años ´70. El secreto de esa decadencia es visible y se puede cuantificar. En los últimos diez años fueron sustraídos más de 37.000 millones de euros al Sistema Sanitario Nacional por reiterados anuncios de ahorros de los gobiernos que se sucedieron. Se han perdido 42.800 trabajadores del sistema de todas las categorías laborales. El nivel de camas ha bajado de 3,9 al 3,2 por 1000 habitantes.
No es Italia el único caso. Sucede en toda Europa, en Estados Unidos y en la Argentina. Los resultados saltan brutalmente a la vista en crisis sanitarias como la actual. Es una necesidad para la supervivencia de los trabajadores defender los sistemas de salud gratuitos, a cargo del Estado y controlados por los trabajadores.
Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y la UIT-CI
El lunes 9 de marzo se desplomaron las bolsas del mundo. Nuevo “lunes negro” para la economía capitalista mundial. Wall Street detuvo sus cotizaciones por 15 minutos. El precio del petróleo cayó a 33 dólares el barril. En enero estaba a 63 dólares. La interrupción de la cotización es un movimiento de emergencia que Wall Street instauró durante la crisis de 2008 para tratar de evitar las ventas de pánico. Pero el pánico entre los capitalistas, el capital financiero y las multinacionales está instalado. Y no es solo por el coronavirus.
Wall Street sufrió la peor caída desde el 2008. Todas las bolsas del mundo se derrumbaron. En México y Brasil se devaluaron las monedas.
Muchos economistas y analistas patronales pretenden adjudicar el nuevo estallido y derrumbe de la economía capitalista a los efectos de la epidemia del coronavirus. Indudablemente las consecuencias del coronavirus tienen influencia. Pero el coronavirus no es la causa central del nuevo crack económico global. Desde ya que la epidemia del coronavirus es muy importante. Ya son más 110.000 de infectados en el mundo y cerca de cien los países afectados.
El coronavirus vino a profundizar la ya existente crisis aguda de la economía capitalista mundial. El sistema capitalista-imperialista sigue sin poder superar la crisis económica aguda abierta en 2007/8. Los datos de la realidad así lo demuestran.
“La economía capitalista mundial ya se había desacelerado hasta una ‘velocidad de caída’ cercana al 2.5% anual. Estados Unidos está creciendo a solo el 2% anual, Europa y Japón a solo 1%; y las principales economías emergentes de Brasil, México, Turquía, Argentina, Sudáfrica y Rusia están básicamente estancadas. Las enormes economías de India y China también se han desacelerado significativamente en el último año. Y ahora la cuarentena por el COVID-19 ha llevado a la economía china a un abismo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que representa las 36 economías más avanzadas del planeta, advierte sobre la posibilidad de que el impacto de COVID-19 reduzca a la mitad el crecimiento económico mundial este año en relación con su pronóstico anterior. La OCDE redujo su pronóstico de crecimiento central del 2.9 al 2.4%, pero advierte que un “brote de coronavirus más largo e intenso podría reducir el crecimiento al 1.5% en 2020” (Michel Roberts, economista inglés, en Sin Permiso 7/3/2020).
El coronavirus le metió “más leña al fuego” a la crisis de la economía capitalista. El coronavirus surgió en China (ver “China: Coronavirus y dictadura” en www.uit-ci.org). China es el mayor exportador del mundo y la caída récord que ha registrado su producción industrial, por el cierre de las empresas, tiene ya un impacto negativo en todo el mundo capitalista. Ya trasciende los marcos de China. Se ve afectado, por ejemplo, todo lo relacionado con la industria del turismo. Caen la producción y los precios del petróleo. Se profundizará la crisis de la economía capitalista en curso desde 2007/08. Las multinacionales están preocupadas por sus enormes pérdidas de ganancias en China y en el mundo. Los juegos especulativos de las bolsas y de los precios del petróleo solo expresan la búsqueda de salvar las riquezas de los multimillonarios del mundo. El gran problema para la humanidad es que el imperialismo y sus gobiernos van a tratar de profundizar los planes de ajuste y saqueo sobre la clase trabajadora y los pueblos.
También la sorpresiva aparición de la epidemia del coronavirus es expresión de la decadencia del capitalismo. El crecimiento de la pobreza, del hacinamiento, de los cambios ambientales y el colapso de los sistemas de salud pública del mundo, son el terreno propicio para el surgimiento y desarrollo de viejas y nuevas enfermedades.
La crisis capitalista y del coronavirus la deben pagar los capitalistas
Para peor la epidemia del coronavirus no se detiene en el mundo, aunque dicen que en China los casos habrían bajado. Al momento de escribir este artículo ya había en el mundo más 110.000 infectados, 3.800 muertos y más de 100 países afectados. Italia declaró al país en cuarentena.
El sistema capitalista-imperialista y sus gobiernos no garantizan una respuesta adecuada a esta crisis humanitaria que está afectando a millones (ver “Coronavirus y el rebrote del dengue”. El Socialista N° 451, www.izquierdasocialista.org). Toman medidas como suspender eventos de deportivos o artísticos masivos. Fomentan el pánico para cubrirse de un mayor desastre sin ir a los problemas de fondo.
Los pueblos del mundo tienen que salir a reclamar a sus gobiernos verdaderas medidas de fondo ante la emergencia. Que los de arriba, los capitalistas, se hagan cargo. Hay que reclamar que se vuelquen fondos urgentes para aumentar sustancialmente los presupuestos de salud para atender la emergencia sanitaria. […] Altos impuestos progresivos a los grupos empresarios, al capital financiero y que se dejen de pagar las deudas externas. […] El imperialismo y sus multinacionales van a querer usar el coronavirus para lanzar nuevos intentos de mayor explotación sobre los pueblos. […]
La crisis capitalista y del coronavirus no la pueden pagar los trabajadores y los pueblos. Ningún despido ni suspendido. No al pago de la deuda externa. Plata para salud y trabajo. Que las empresas y los de arriba se hagan cargo de la crisis.
Las rebeliones de Chile, Francia, Líbano, Irak, Palestina y otras protestas sociales, que crecen en el mundo, muestran que la pelea contra los planes de ajuste y por la defensa de la vida de los pueblos continúa.
9 de marzo de 2020
Ver versión completa en www.izquierdasocialista.org
Reproducida en:
El 25 de marzo está programado un paro nacional convocado por el Comité Nacional de Paro (CNP), integrado por las centrales sindicales y la Federación de Educadores. El paro está convocado contra el brutal ajuste que viene aplicando el presidente Iván Duque respaldado por el FMI, el Banco Mundial y la OCDE. El paquetazo, contiene una serie de medidas anti obreras como la reforma de las pensiones y de las leyes laborales. Por eso, el paro nacional es contra el gobierno de Duque. De cualquier forma, los sectores sindicales más combativos, llaman a las bases a estar atentas, porque la dirección del CNP, se ha mostrado más proclive a negociar medidas con el gobierno que a impulsar el paro. De concretarse la medida del dia 25 puede ser tan significativa como la del 21 de noviembre. Un paso importante para derrotar los planes de ajuste de Duque.