Estuvieron Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (Uocra), Carlos West Ocampo (Sanidad), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Lingeri (Obras Sanitarias, uno de los principales operadores del acuerdo), entre otros. Lingeri dijo: “a mí me tocó la responsabilidad de manejar este proceso que representa una reparación histórica porque hace más de 10 años que lo veníamos planteando”. Es decir, a la crema de estos dirigentes traidores lo único que les interesó durante estos años es la “lucha” por el manejo de los abultados fondos de las obras sociales. Incluso Caló, hombre de la CGT que hasta el 10 de diciembre estuvo con el kirchnerismo, admitió: “con Macri conseguimos en unos meses lo que no pudimos en los últimos 12 años”. Cavalieri agregó: “vino un gobierno que no es peronista y nos dio la razón”.
Además, y de paso, estos dirigentes apoyaron a Macri en su denominado “plan de salud”, que lo único que hace es consolidar un modelo donde solo el 30% de la población usa el hospital público.
Entre los burócratas también estuvo presente Víctor Santa María (sindicato de trabajadores de edificios). Un joven sindicalista que “heredó” el puesto de su padre, José, luego de 30 años de ocupar la conducción del Suterh. El mismo que empalmó su actividad sindical con su “vocación” política, siendo ungido titular del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires en 2014. Y quien con su afinidad hacia los medios de prensa adquirió recientemente el diario K Página12, convirtiéndose en uno de los mayores beneficiados con la pauta oficial durante el kirchnerismo (negocio que creció sustancialmente a contramano de los magros salarios de sus representados).
Estos burócratas, sea con gobiernos peronistas o como ahora con el centroderechista de Macri, aplican la misma receta: dejar pasar el ajuste a cambio de millones de las obras sociales.
M.F.