Escribe José Castillo
La bancada del Frente de Izquierda Unidad tuvo una actuación destacada en todo el tratamiento de la Ley Ómnibus. Empecemos por lo obvio: fue el único bloque parlamentario que completo, con sus cinco diputados, votó en oposición a la ley. Unión por la Patria sufrió la deserción de tres legisladores tucumanos que terminaron apoyando la ley, y aún así, sólo 97 diputados votaron en contra, ya que otros dos “se encontraban ausentes”. Ni hablemos del resto de los bloques, donde salvo excepciones minoritarias, todos terminaron jugando para Milei y le permitieron la aprobación en general de la ley.
Las y los diputados del FIT Unidad estuvieron presentes denunciando desde el principio, en el plenario de comisiones, tanto el trámite absolutamente irregular con que se aprobó el dictámen, sino también el contenido reaccionario, represivo y ajustador de la ley, así como el hecho de que estaba escrito a la medida de los negocios de los grandes empresarios y el FMI. Ya en el tratamiento de la ley en el recinto, no sólo argumentaron contra el contenido del proyecto, sino que repetidas veces interrumpieron el debate para denunciar la represión que se está llevando adelante en las calles. Varias veces, las y los diputados del Frente de Izquierda se retiraron del recinto para incorporarse a la movilización, y fueron reprimidos junto con el conjunto de los manifestantes.
Lo destacado de la intervención del FIT Unidad llevó a que Myriam Bregman fuera insultada desde la barra por un empresario ultraderechista que había ingresado con autorización de los diputados de La Libertad Avanza. La rápida reacción del resto de las diputadas y diputados, que se negaron a continuar la sesión mientras estuviera presente el provocador, obligaron a que este se retirara.
En síntesis, el Frente de Izquierda Unidad tuvo una destacada participación en estas jornadas. A diferencia del peronismo, prácticamente ausente en las calles, el FIT Unidad movilizó todos los días del debate, fue reprimido y gaseado, incluso varios de sus dirigentes, se opuso sin medias tintas al proyecto de Ley Ómnibus y nunca dejó de señalar las responsabilidades del anterior gobierno peronista del Frente de Todos. Al mismo tiempo, siguió reclamando a la CGT y a las CTA que, para derrotar tanto la Ley Ómnibus, el DNU como las demás medidas del ajuste de Milei y el FMI, más que nunca, se necesita un nuevo paro general y un plan de lucha.