Escribe José Castillo
El gobierno ultraderechista de Milei se jacta de estar llevando adelante “el ajuste más grande de la historia mundial”. En efecto, caen salarios, jubilaciones, se achican al extremo las partidas de salud, educación, ciencia y técnica, gasto social, cultura, se paraliza la obra pública, se cierran organismos de todo tipo y se congelan los fondos de las provincias. Pero hay algo que sigue creciendo como nunca: los pagos de deuda externa.
El presidente hizo una nueva puesta en escena, con una cadena nacional (la tercera de su mandato): con cuatro funcionarios parados en formación casi militar alrededor de su escritorio (el ministro Luis “Toto” Caputo, el secretario de Finanzas Pablo Quirno, el presidente del Banco Central Santiago Bausili y su vice Vladimir Werning) se jactó del superávit fiscal que logró en el primer trimestre del año y dijo que se terminó “el Estado presente”.
Esta vez Milei mintió en el alcance de los números de los perjudicados. Trató de minimizar el ajuste a las y los jubilados (cuando la realidad es que fue sobre quien cayó el grueso del ajuste, con haberes que cayeron más de un 30%) e incluso tuvo el descaro de afirmar que estaban aumentando las partidas sociales. La realidad, confirmada por cualquier estudio económico, del color partidario que sea, es que todas, absolutamente todas las partidas se están derrumbando, que eso ya pulverizó los salarios y las jubilaciones, que la economía cayó violentamente en estos meses y que ya empieza a aparecer y crecer el drama del desempleo. La pobreza, ya claramente arriba del 50%, marcha aceleradamente a acercarse a récords históricos, sólo comparable a momentos de crisis agudas como el 2001.
La reunión con el FMI
La semana pasada se realizó la tradicional reunión de primavera (del hemisferio norte) del FMI. Allí fue una vez más la delegación argentina, con “Toto” Caputo a la cabeza. Recibió los esperados elogios por estar llevando adelante el ajuste, tanto por parte de la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, como por su número dos Gita Gopinath. Sin embargo, al igual que en las reuniones anteriores, al pedir dinero (Caputo solicitó 15.000 millones de dólares para aumentar las reservas y abrir el cepo) la respuesta fue un “no” contundente. En síntesis: que la Argentina siga religiosamente pagando los vencimientos de la deuda con el FMI, que cumpla también con el cronograma de pagos con los acreedores privados.
En concreto, en 2024 se deben pagar 8.893 millones de dólares (3.786 millones de intereses y 3.657 de capital a los acreedores privados, más pagos netos al FMI por 1.450 millones), a lo que sigue compromisos en 2025 por 13.726 millones y 2026 por otros 17.710. Montos siderales que son señalan el camino del futuro. Acá no hay ninguna “salida a la crisis”, ni crecimiento en ciernes, sino más hambre, miseria y saqueo.
Milei nos miente alevosamente cuando dice que “ya se recorrió más de la mitad del camino”. Su programa es el del ajuste permanente, al servicio de sus amigos, los grandes capitalistas, de los pulpos de la deuda externa y del FMI. Reiteramos, entonces, hoy más que nunca, que la salida está en implementar un plan económico exactamente opuesto al actual, como el que planteamos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Dejar de pagar ya mismo la deuda externa, romper con el FMI, y poner todos esos recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares.