Jul 28, 2024 Last Updated 12:02 PM, Jul 28, 2024

Izquierda Socialista


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo por Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
El ultraderechista Milei acaba de anunciar un brutal ajuste, confirmado por su ministro de Economía y financista Luis Caputo, el endeudador serial con el FMI bajo el gobierno macrista (ver "¡No al plan motosierra!"). Ajuste que viene con “estanflación” (recesión con inflación). Milei dijo que “lo pagará el Estado” (léase el pueblo trabajador), archivando su discurso “anti casta” que usó mentirosamente en las elecciones. Pactó con los mismos políticos de siempre (“gente de bien”) donde macristas y peronistas hoy son parte de su gobierno.

A cuarenta años de gobiernos patronales después de caída la dictadura y ante el desastre que dejó el gobierno peronista en estos cuatro años, y los anteriores, asumió la extrema derecha patronal, agente directa del FMI y el imperialismo norteamericano, que se la tendrá que ver con los millones que sufren la pobreza y aquellos desesperados que lo votaron para sacarse de encima al desastre que dejaron Alberto, Cristina y Massa, y esperan una solución. Expectativas que chocarán con la brutalidad del ajuste en curso.
 
Milei en la asunción se mostró como se viene vendiendo, “nuevo y distinto”. Le habló “a la gente” (no a las y los diputados), rodeado por el monarca Rey de España y el ultraderechista Bolsonaro. Dijo que es el primer presidente liberal libertario de la historia y que lo votaron para hacer un cambio inédito. Pero rápidamente empezó a vociferar su ya anunciada receta de ajuste, sin filtro, algo peligroso para quien recién asumió, donde ya mostró sus improvisadas idas y vueltas, tanto para designar al gabinete como para mantener o no distintas propuestas, algunas quedadas en el archivo.

Los anuncios de Milei y Caputo echan más leña al fuego a la grave crisis social

Dicen que Milei habló de la peor herencia de la historia (como le aconsejó Macri y también alegó Caputo), para garantizar que quienes lo votaron no se asusten ante el ajuste “doloroso, inevitable, no gradual” y el famoso “no hay plata”. Pensará, no vaya a ser cosa que luego me digan que no se los dije. Pero ya sus medidas están generando zozobra. Parte de sus votantes revelan, “lo voté con miedo, pero me ganó la ilusión de un cambio”.

La promesa de “terminar con la inflación de un plumazo” se reveló mentirosa. La “libertad de precios” está llevando a que los alimentos suban un 100%, lo cual se agravará aún más con la devaluación anunciada del 118%, llevando al dólar a 800 pesos. Los mismos de siempre remarcan y remarcan. Arcor, Mastellone, Ledesma, Coca Cola, Fargo, Bimbo, Molinos, Aceitera General Deheza, Danone, Johnson hicieron la punta, parte de la maquinaria capitalista que con total impunidad y bajo la libertad de mercado sigue haciendo fortuna con las necesidades del pueblo.

En nombre de la “libertad de mercado” se viene un nuevo capítulo de suba de precios, tarifazos, despidos, mega devaluación, endeudamiento externo, privatizaciones, reforma laboral y menos salarios y jubilaciones.

Cuando Milei dice que “el ajuste lo pagará el Estado” (lejos de aquellos trabajadores, jubilados y la juventud que lo votaron creyendo que no los tocará), está precisamente direccionado contra ellos. “Estado”, para Milei, son los salarios de la docencia y trabajadores de la salud, las jubilaciones apetecibles por todo gobierno capitalista, menos escuelas y hospitales, a los que considera “un gasto”.
Este ajuste agravará una situación social de por sí ya explosiva, acrecentando la pobreza extrema y la indigencia. Por eso hubo un silencio entre quienes estaban escuchando su discurso, cuando Milei dijo que entre diciembre y febrero la inflación iba a ser del 40%.

Que al ajuste “no lo van a pagar los privados”, es una clara referencia de que Milei seguirá beneficiando a los grandes grupos empresariales, bancos, multinacionales, empresas saqueadoras de nuestros bienes comunes y el FMI. “Voy a aplicar un mayor ajuste al que pide el Fondo Monetario”, sentenció. La consigna “no hay plata” está direccionada contra el pueblo trabajador, porque el gobierno seguirá destinando miles de millones de dólares a los pagos de una deuda externa usurera y fraudulenta, con vencimientos en los próximos diez años de 15.000 millones de dólares anuales en promedio.

El ajuste de shock ya se hizo en los años ´90 bajo el gobierno peronista de Carlos Menem que Milei reivindica, llevándonos al desastre. “Pasaron treinta años y tenemos que seguir diciendo lo mismo”, recordó el ministro del Interior, Guillermo Francos. Los resultados están a la vista (ver ¿El problema es “el Estado”?).
 
¿Cuánto dura la luna de miel?

Milei tiene solo 38 diputados de 257 y 7 senadores de 72, ningún intendente propio, gobernador, ni estructura partidaria. El pacto con la derrotada Patricia Bullrich y Macri le dio un envión para poder ganar. Mucho se habla del pacto que tejerá entre los bloques parlamentarios patronales para poder sacar las leyes fundamentales. Pero la expectativa no debe estar centrada en el Congreso, donde los políticos patronales se reacomodan ante el ganador de turno y terminan cocinando el ajuste en común. Entre otras cosas, porque del Parlamento solo salen leyes para salvar a los de arriba y contra el pueblo trabajador, salvo cuando se las impide con lucha, como la rebelión popular de diciembre de 2017 que impidió el ataque jubilatorio de Macri, o la marea verde del movimiento de mujeres que conquistó el aborto legal.

La clave está en cómo se expresa el “humor social” ante semejante guadañazo, tanto de quienes votaron a Milei como de quienes no. Comentarios periodísticos dicen que Milei se la tendrá que ver ante una “mayoría exhausta y empobrecida con escaso margen para más penurias”. Las grandes patronales apoyan a Milei, pero por abajo temen el “desborde social”.

La denominada “luna de miel” (el qué pasará en los primeros cien días del nuevo gobierno), es clave. Ante un ajuste que vendrá con represión. Ya lo vimos con el macrismo y la gendarme Patricia Bullrich de ministra, ahora renovada con Milei.

Milei habló de mano dura. “El que corta la calle no va a cobrar” y “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, refiriéndose no a los delincuentes de guante blanco sino a quienes salgan a reclamar.
Las expectativas populares con el gobierno chocarán ante las consecuencias nefastas del ajuste, augurando futuros meses muy convulsionados.
 
El peronismo de la “gobernabilidad” y el rol cómplice de la CGT

El desastre de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y el candidato derrotado, Sergio Massa, es lo que posibilitó que el hartazgo popular se canalizara equivocadamente a una variante de extrema derecha. Hay comentarios de que ahora el peronismo pasará a la “resistencia”. ¿De qué resistencia hablan?

Lo que dicen los dirigentes peronistas y sus diputadas y diputados es todo lo contrario. Son los que dejaron en banda a su militancia que, golpeada ante el triunfo de Milei, hizo una campaña a pulmón para frenar a la extrema derecha, viendo hoy que sus dirigentes y dirigentas coquetean con él y lo dejan correr.

“No estamos a la espera de que le vaya mal a Milei para tener una chance” (Página12, 5/12). Comentarios como éste de un referente de Unión por la Patria, son los que circulan por estas horas.
“No vamos a obstaculizar la gestión del nuevo gobierno”, dijo el senador peronista José Mayans ante la negacionista Victoria Villarruel, agregando en tono jocoso para la defensora de genocidas sobre su nombre: “Es hermoso, mi nieta también se llama Victoria”. (Clarín, 1/12).

Milei devuelve los favores: “No venimos a perseguir a nadie ni a saldar viejas vendettas”, celebrando que Cristina Kirchner le diera la titularidad a La Libertad Avanza en ambas cámaras del Congreso. Cayó muy mal en la base peronista que la ex vicepresidenta cuchicheó haciendo chistes a Milei en la entrega del mando.

“Estamos para ayudarlo”, dijo Schiaretti, quedándose en el nuevo gobierno con los ministerios de Transporte, Anses y el Banco Nación. Quedan ratificados para seguir con Milei, Daniel Scioli, embajador de Brasil; Marco Lavagna (Indec); Flavia Royón (Minería); Guillermo Michel (Aduana); Leonardo Madcur (Relaciones con el FMI); Mario Russo (ex Salud); Lisandro Catalán (Secretario Interior) y otros funcionarios peronistas, aplicando la máxima del embajador norteamericano cuando le dijo a Cristina “es hora de dejar partidos y trabajar todos juntos”.

Lo máximo que hará el peronismo será lo que dijo el banquero del Credicoop, ex PC y ex titular de la comisión de presupuesto del gobierno peronista, Carlos Heller: “Habrá que lograr que sus políticas sean las menos gravosas”.

Por el lado de la CGT, después de decir que no va a dar “ni un paso atrás” (¿ni un paso atrás de qué?), muchos de sus referentes señalaron: “Nadie va a generar un conflicto antes de tiempo”. Andrés Rodríguez de UPCN llamó a “garantizar la gobernabilidad, no hay que prejuzgar, estamos dispuestos al diálogo”.

Pablo Moyano, por su parte, señaló que “la CGT está comprometida con la defensa de los derechos de los trabajadores” (Página12, 4/12). Si fuera así, ¿por qué no defendieron a los trabajadores ante un gobierno del FMI que llevó a un 45% de pobreza y salarios de miseria? Estamos en presencia de una CGT que batió el récord de no tomar ninguna medida de lucha en cuatro años de gobierno ajustador. Lo mismo vale para las CTA y el conjunto de la traidora burocracia sindical, sumándose al caldo de cultivo para que gane Milei.

Izquierda Socialista junto al sindicalismo combativo y el FIT Unidad denunciamos a esos dirigentes y exigimos que abandonen su complicidad y llamen a asambleas y a plenarios de delegados para preparar las medidas de lucha contra el ajuste antiobrero de Milei.
 
Para terminar con la pobreza y la decadencia hay que luchar, romper con el FMI y fortalecer al Frente de Izquierda

Si algo está claro, más allá de los ritmos de la situación, es que se ha descargado un brutal ataque contra las y los trabajadores que, para enfrentarlo, en primer lugar hay que salir a luchar. Habrá luchas y choques sociales, esa es la perspectiva para 2024 ante un movimiento obrero y popular que no está derrotado y va a dar pelea, como ya ocurrió con la rebelión popular en Jujuy contra la reforma constitucional represiva y saqueadora de Gerardo Morales y el PJ.

Las patronales envalentonadas ya están despidiendo personal o aplicando retiros voluntarios en Bridgestone, Mirgor, Vaca Muerta, Nissan-Renault, Mercedes Benz. El Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) llama a que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores, impulsando junto a distintas organizaciones sociales, estudiantiles y la izquierda la marcha del 20 de diciembre próximo, como primera acción de lucha unificada contra el ajuste de Milei y Caputo, día en que se conmemora la rebelión popular del Argentinazo de 2001 contra el gobierno radical de De la Rúa y el FMI. Marcha que será también en defensa de las libertades democráticas y el derecho a la protesta.

En segundo lugar, ante la mentira de Milei de que su gobierno está iniciando de esta manera un “período contra la decadencia”, (donde después de aguantarse el ajuste habría una “luz al final del túnel con la bendición de las fuerzas del cielo”), decimos que la decadencia, el saqueo y el sometimiento al FMI se van a terminar cuando se rompa con ese organismo imperialista, se deje de pagar la deuda externa y se imponga un plan económico obrero y popular, como lo hemos sostenido en todo este año electoral y en las luchas desde el Frente de Izquierda Unidad. Lucha que debe culminar con un gobierno de las y los trabajadores y de la izquierda, y una Argentina socialista, con plena democracia para el pueblo trabajador.

Para dar esta pelea convocamos a sumarse a Izquierda Socialista, como llama nuestro dirigente combativo Rubén “Pollo” Sobrero, en especial a la valiosa militancia peronista a la que acompañamos enfrentando a Milei llamando a un voto crítico a Massa, sin darle ningún apoyo político. Le decimos que abandonen a Unión por la Patria que los llevó a esta nueva frustración, sumando fuerzas junto a Izquierda Socialista para fortalecer entre todas y todos la única alternativa política que vino enfrentando a los gobiernos de turno, como lo es el Frente de Izquierda Unidad, haciéndolo ahora en primera fila contra el ultraderechista Milei y su plan motosierra.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo por Izquierda Socialista/FIT Unidad

Milei archivó la palabra casta para decir ahora que al brutal ajuste lo va a pagar “el Estado”, es decir, el pueblo trabajador. De esta manera la ultraderecha quiere hacer creer que el denominado “gasto del Estado” sería el que nos impide salir adelante, justificando de esta manera el plan motosierra antipopular, con un recorte de cinco puntos del PBI, alrededor de 25.000 millones de dólares.
Milei da la idea que en Argentina sería todo estatal, cuando pasa lo contrario. Lo mismo dijo en los años ´90 el gobierno peronista de Carlos Menem (el que reivindica Milei): que las empresas del Estado “daban pérdidas”, había que venderlas, con eso se iba a pagar la deuda externa, iban a venir inversiones extranjeras y nos íbamos a salvar. Ocurrió lo opuesto.

Con el argumento de que había “un Estado grande e ineficiente”, se remataron a precio vil todas las empresas estatales estratégicas. Argentina privatizó los ferrocarriles, los teléfonos, las empresas de luz, el gas y petróleo (YPF), las jubilaciones, Aerolíneas, Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), el Correo, la siderúrgica Somisa, los puertos y aeropuertos, mientras se mantuvo en el campo privado el comercio exterior (vehículo de fuga de capitales y maniobras evasoras por parte de transnacionales como Cargill y Bunge), la banca siempre fue privada (nacional y extranjera), lo mismo pasa con los grandes empresarios. ¿De qué “estado feroz” habla?

Estas políticas de ajuste y privatizaciones generaron miles de despidos, cierre de empresas y el remate del patrimonio nacional, mientras la deuda externa creció el doble (pasando de 65.300 millones de dólares a 121.877 millones), además de que se redobló el saqueo y la contaminación con la megaminería.

Dicen que “el Estado gasta mucho”, llevando a la creencia, por ejemplo, que los planes sociales serían el gran problema. Lo que ocultan es que para programas sociales (Potenciar Trabajo, Tarjeta Alimentar, Becas Progresar, etcétera) se destina solo el 2% del PBI (Producto Bruto Interno). En todo caso la pregunta sería por qué hay planes sociales y no trabajo genuino. Precisamente porque a la clase capitalista y a los gobiernos patronales de turno no les interesa.

También se decía que si se flexibilizan las leyes laborales iba a haber más empleo “privado”. Pero no lo hubo. Lo que hubo fue una mayor súper explotación obrera. Porque precisamente bajo este capitalismo parasitario, cada beneficio que se les otorga a las grandes patronales no redunda en más fábricas o puestos de trabajo, sino en más ganancias privadas que después llevan a los paraísos fiscales.

La extrema derecha considera un “gasto” a las jubilaciones (aunque sean de indigencia), a los salarios de la docencia y la salud pública, la construcción de una obra en un barrio o lo que se destina a ciencia y tecnología. Pero el verdadero “gasto” lo representa una deuda usurera y fraudulenta (la partida que más crece año tras año en los presupuestos que se votan en el Congreso) y los enormes beneficios, exenciones y subsidios de las que gozan los grandes grupos económicos, privatizadas y multinacionales.

También se dice que estamos mal porque se agobia a los grandes empresarios con altos impuestos. Mentira. En Argentina es donde menos pagan. “En los países de la OCDE pagan el 8% del PBI por el impuesto a las Ganancias, mientras que en Argentina solo el 2%”. Y evaden a más no poder. “El nivel de evasión del IVA llega al 54% y es más marcado en la construcción (74%), el agro (78%) y la minería (64%)” (Clarín, 3/12).

Es una gran mentira que el Estado es el gran problema. Pasa que la palabra Estado bajo el gobierno peronista, fue bastardeada. Un gobierno que habló de “Estado presente”, mientras nos llevó a un verdadero desastre. Milei usa esto, para justificar su política de shock de despidos, inflación y más sometimiento como algo “inevitable”, con el objetivo de seguir esquilmando los presupuestos de salud, educación y vivienda, entre otros.

En contra de las políticas ultraderechistas y el verso del capitalismo con un supuesto “Estado presente” beneficioso (socio del gran capital y el FMI), la salida pasa por emprender un camino opuesto. Por romper con el FMI, imponer un fuerte impuesto a los de arriba, nacionalizar la banca y el comercio exterior, reestatizar las privatizadas bajo control de trabajadores y usuarios, lo cual permitiría poner toda la riqueza nacional de manera planificada, para implementar un plan económico obrero y popular que combata de raíz los males capitalistas, como postulamos desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad.


Escribe José Castillo

Las primeras medidas del gobierno ultraderechista de Milei confirman que el ajuste no lo pagará “la casta”, sino las y los trabajadores y sectores populares. Se viene un ajuste brutal con precios por las nubes y salarios y jubilaciones de indigencia, tarifazos, recortes de partidas sociales y amenazas de despidos en masa y privatizaciones. Una devaluación del 118% preanuncia un rápido traslado
a precios.

Transcurridos apenas unos pocos días del gobierno de La Libertad Avanza, se van conociendo los primeros esbozos de lo que Milei denominó en la campaña “el plan motosierra”. En concreto, ajustar un 5% el déficit fiscal (que implica achicar partidas en 25.000 millones de dólares), liberar precios y tarifas provocando adrede una situación cercana a la hiperinflación, para así provocar la pulverización total de salarios, jubilaciones y partidas sociales. A ello se le agregará seguramente, en los próximos dias, privatizar todo lo que se pueda para invitar a los pulpos imperialistas al saqueo de nuestras riquezas.

El ajuste fiscal

¿Cómo llevará adelante semejante ajuste en las cuentas públicas? Tenemos algunos esbozos con lo anunciado por el ministro Luis “Toto” Caputo el martes por la noche, que concitó el inmediato apoyo del FMI. Con el simple hecho de no votar ningún presupuesto para 2024, sino prorrogar el de 2023, con las partidas congeladas en los mismos valores que este año, en la práctica estas quedan de hecho reducidas a la mitad por la inflación.  Los salarios de las y los trabajadores del estado quedarán pulverizados por este sencillo expediente, lo mismo que innumerables partidas sociales, entre ellas el “Potenciar Trabajo”. A esto se sumará la paralización de la obra pública, que provocará decenas de miles de despidos, además que se dejarán de construir y reparar escuelas, hospitales, viviendas, caminos y otras obras vitales de infraestructura (de hecho, ante el solo anuncio, ya empezaron a aparecer telegramas de despidos en varios lugares).

Las provincias serán objeto especial del ajuste, lo que provocará una desfinanciación total de las partidas de educación y salud, que dependen mayoritariamente de esas jurisdicciones.  
Además se eliminarán todo tipo de subsidios, lo que dará como consecuencia inmediata la suba astronómica de tarifas de servicios públicos (luz, gas, agua y transporte).

La devaluación y la suba de precios

Caputo anunció una devaluación del 118%, llevando el dólar oficial a 800 pesos, que, sumados el impuesto país y los otros agregados, da un valor de 1.400 pesos. Esto es lo que habrá que pagar por cada dólar en una tarjeta de crédito, por ejemplo para pagar Netflix o Spotify. Esto se trasladará rápidamente a los precios. Para comparar: la devaluación de Massa del mes de agosto fue del 22%, generando la estampida inflacionaria de ese mes y los siguientes. Esta devaluación es más de 5 veces mayor. Y se combina con que el nuevo gobierno ha anunciado que se elimina cualquier tipo de control de precios, dando vía libre a una descomunal y obscena suba de todos los productos de la canasta familiar.

Las reformas estructurales

El gobierno de Milei combinará estas medidas de ejecución inmediata con el envío al Congreso de una serie de leyes que tienen por objeto profundizar el ajuste. Así, se habla de privatizaciones de empresas públicas, replicando el desastre y la entrega de la década menemista, de cambios en la legislación laboral fuertemente en contra de las y los trabajadores,  y de, una vez más, modificar las fórmulas previsionales para volver ajustar a jubilados y jubiladas. Además de las amenazas permanentes de eliminar las ayudas sociales a todo aquel que intente protestar y se movilice.

¿No había otra alternativa?

Desde el gobierno de Milei insisten en que “no había otra salida”, “nos dejaron una catástrofe” y “no hay plata”. Seamos claros: es cierto que el gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Massa dejaron salarios y jubilaciones pulverizadas, una inflación del 140% anual y un 45% de pobres. A lo que habría que mencionar que el gobierno anterior (el de Macri, del cual participaban muchos de los actuales funcionarios de Milei, como el propio Luis “Toto” Caputo) también había hambreado al pueblo trabajador y sumido al país en la recesión. El problema es que Milei ofrece como solución, o “único camino” la misma receta que los gobiernos anteriores. No hay nada nuevo en “ajustar” al pueblo trabajador para garantizar las superganancias a las grandes empresas, saquear nuestras riquezas y seguir pagando la deuda externa mientras nos sometemos a las exigencias del FMI. El camino de Milei, tenemos que decirlo con todas las letras, es más de lo mismo, sólo que más brutal, más salvaje, ajustando hasta el extremo a costa de llevar al pueblo trabajador al hambre y la indigencia.

Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, decimos que hay otra salida. El problema no es “el excesivo gasto público” como dicen Milei y Caputo. En lo que verdaderamente se va nuestra riqueza es en los pagos de deuda externa a los pulpos acreedores. Por eso, lo auténticamente nuevo sería, de una vez por todas, dejar de pagar la fraudulenta, ilegal e inmoral deuda externa, romper con el FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior para terminar con la especulación y la fuga de capitales, ponerles impuestos de verdad a los ricos y las grandes empresas y volcar todos esos recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares: salarios y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda para todas y todos.

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Luis “Toto” Caputo
Economía
Especialista en especulación financiera y bursátil, trabajó para el JP Morgan y el Deutsche Bank. Fue secretario de Finanzas,  ministro de Finanzas y presidente del Banco Central durante el macrismo. En ese rol se encargó de pagarle a los fondos buitres, endeudó al país en casi 150.000 millones de dólares (incluyendo un bono a 100 años) y terminó llevándonos al FMI, generando el préstamo de 45.000 millones de dólares que aún estamos pagando.

Guillermo Francos
Interior
Fue fundador junto a Domingo Cavallo de Acción por la República y diputado nacional por este partido. Luego fue director del Banco Provincia con Daniel Scioli y hasta hace poco tiempo era el representante del gobierno peronista de Alberto Fernández en el BID. Pero además de sus “saltos” partidarios, también llega al gobierno por haber sido uno de los cuadros gerenciales de Corporación América, de Eduardo Eurnekián (el antiguo empleador de Milei).

Diana Mondino
Relaciones Exteriores
Economista ultraliberal del CEMA, miembro de varios directorios de empresas y vocera de algunas de las expresiones más reaccionarias de La Libertad Avanza, propuso que había que priorizar los intereses de los kelpers en Malvinas. Comodísima codeándose con ultraderechistas como Bolsonaro y llevando adelante una política de sumisión absoluta al imperialismo yanqui.

Patricia Bullrich
Seguridad
La candidata a presidenta de Juntos por el Cambio, que competía contra Milei a ver quién aparecía más “mano dura”, vuelve a su vieja función ejercida durante el macrismo: el ministerio de Seguridad, el mismo que encabezaba cuando fue responsable políticade los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Ahora, empoderada, promete “mano” más dura aún.

Sandra Pettovello
Capital Humano
En un gobierno donde no habrá ministerio de Educación, ni de Cultura, ni de Trabajo, ni de Acción Social, tenemos a Sandra Pettovello, con un ignoto posgrado en “ Ciencias de la Familia” en la archirreaccionaria Universidad Austral y absolutamente ningún conocimiento los temas que abarca, poco se sabe de ella, fuera de que es antiabortista y que fue militante de la ultraliberal Ucedé de Alvaro Alsogaray.

Luis Petri
Defensa
El radical mendocino que fue candidato a vicepresidente de Patricia Bullrich, también con un duro discurso en términos de seguridad, le ganó la pulseada en defensa a la defensora de genocidas Victoria Villarruel.

Guillermo Ferraro
Infraestructura
Director de Infraestructura en la multinacional KPMG, vinculada a innumerables negociados con la obra pública. Más atrás en el tiempo, fue funcionario de Eduardo Duhalde.

Mariano Cúneo Libarona
Justicia
Abogado mediático, promotor de la mano dura, con sospechosos vínculos con todo el Poder Judicial.

Nicolás Posse
Jefe de gabinete
Otro hombre de Corporación América y Eurnekián. Hasta hace pocos meses, director de Aeropuertos Argentina 2000.

Santiago Bausili
Presidente del Banco Central
Socio de Luis Toto Caputo en su consultora Anker Latinoamérica, trabajaron juntos en JP Morgan y en el Deutsche Bank. Bausili siguió vinculado y cobrando de este último banco cuando ya estaba en el cargo de secretario de Finanzas con Macri, beneficiando con negocios de bonos de deuda a su antiguo empleador. Esto le valió una causa judicial, de la que fue oportunamente “sobreseído” la semana pasada para que pudiera asumir a cargo nada menos que del Banco Central.

Carlos Torrendell
Secretaría de Educación
Con el ministerio reducido a secretaría, queda a cargo un hombre de la educación privada, de lo más reaccionario de la Iglesia Católica y furioso opositor a la ESI.

Horacio Marín
Presidente de YPF
Es quien lidera el yacimiento Fortín de Piedra, de Tecpetrol, en Vaca Muerta. Un hombre del fracking y del Grupo Techint, que aspira a quedarse con la petrolera estatal.

Osvaldo Giordano
Director de Anses
Ministro de Economía de Schiaretti en Córdoba, tiene una larga experiencia en ajustar a las y los jubilados, que le viene desde sus orígenes en los ‘90 junto a Domingo Cavallo.

Florencia Misrahi
Titular de AFIP
A cargo de cobrar los impuestos se pone a una especialista en fugarlos, empleada hasta ahora nada menos que de Cargill, una de las exportadoras más sospechadas de evasión.

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Escribe José Castillo

“Los empresarios no invertirán hasta que vean el ajuste fiscal haciendo que el mismo sea recesivo”, dijo Milei en su discurso de asunción. Sostuvo que debe haber un ajuste fiscal de un tamaño nunca visto, de 5% del PBI, lo que equivale a 25.000 millones de dólares, con sus consecuencias (echar empleados públicos de a miles, reducir las partidas de educación, salud, hundir organismos de investigación y universidades, achicar las jubilaciones). Pero a esto le agrega que el objetivo buscado conscientemente es que este ajuste sea “recesivo”, o sea que produzca efectivamente baja de salarios tanto en el sector público como en el privado, que crezca de a centenas de miles la desocupación y que se achique la economía. Solo así, agrega Milei, sobre esta tierra arrasada, “los empresarios vendrán a invertir”. Traducido: cuando ya no quede nada, con salarios de indigencia sin ningún tipo de cobertura social, aparecerán los patrones chupasangres para aprovecharse de la situación, ofreciendo trabajo en condiciones de semi-esclavitud.

Pero no se acaba acá. A ello le agrega Milei el objetivo conciente de hacer volar por los aires los precios. Por eso habla de que vamos a la “estanflación”. Quiere confundirnos diciéndonos que en realidad ya estamos en esa situación desde hace varios años. Por supuesto, estamos con salarios y jubilaciones de “hambre” y con una inflación creciente porque a eso nos llevaron los gobiernos peronistas y macristas anteriores. Pero lo que no dice Milei es que él quiere hundirnos en una estanflación mucho mayor, con una recesión enorme y niveles increíbles de inflación.  

Por eso el presidente ultraderechista hace cuentas estrambóticas y dice que está planteada una hiperinflación de 15.000 por ciento. Es una vulgar mentira. La tasa de inflación anual actual está entre el 140 y el 180% anual. Esta es, sin duda, la herencia que nos deja el reciente gobierno peronista. Pero hay que ser claros: la diferencia entre 300 y 15.000% es un invento de Milei.

El nuevo presidente dice que se vienen tiempos difíciles porque “no hay plata”. Pero sí la habrá (de hecho ya la hay hoy) para sus amigos, los grandes empresarios, los especuladores financieros, los monopolios de la agroexportación, del petróleo y el gas y las privatizadas. Ellos van a ser los grandes ganadores y de hecho ya lo están siendo ahora. Ellos son “los privados sobre los que no va a caer el ajuste”: son las grandes empresas monopólicas de consumo masivo, que concentran el 74% de las ventas en las góndolas (Arcor, Ledesma, Coca Cola, Pepsico, Quilmes, Procter & Gamble, Unilever, Mastellone, Sancor, Molinos Río de la Plata, Danone,  Mondelez, Nestlé, Bagley, Molinos Cañuelas, Kimberly Clark, Las Marías); las cadenas de hipermercados, que concentran el 80% de las ventas (Carrefour, Cencosud, Coto, Changomas, Easy, La Anónima); los monopolios extranjeros que manejan el negocio de los combustibles (Shell, Axion- de Exxon-, Puma Energy, Dapsa y Gulf- de Oil Combustibles) a las que se les promete además la privatización de YPF; las empresas de servicios públicos privatizados (Edenor, Edesur, Edelap, Metrogas, entre otras); las de medicina prepaga (Swiss Medical, Galeno, OSDE); los laboratorios que venden medicamentos (Roemmers, Casasco, Montpellier, Elea, Bayer, Bagó). A toda esta lista se le permite y se la incita a que remarquen, aumentando precios entre un 25% y un 100% en la última semana. Se liberan, y por lo tanto autoriza de hecho, todo tipo de aumentos para aquellos precios que hasta ahora estaban regulados. También habrá plata para los banqueros, los especuladores financieros y, por supuesto, para los buitres de la deuda externa y el FMI. Es un auténtico mazazo sobre el bolsillo de las y los trabajadores y aquellos que perciben jubilaciones.
Esto es lo que nos plantea Milei: hambre, indigencia y marginación extrema para el pueblo trabajador, y millones y superganancias para los ricos. Tenemos que organizarnos para enfrentarlo.

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