A mediados de abril, un nuevo caso de violencia policial racista volvió a desatar una ola de protestas masivas en varias ciudades de Estados Unidos. El 19 de abril, después de pasar una semana en coma bajo custodia policial, murió en Baltimore el joven negro Freddie Gray, de 25 años, por causa de lesiones sufridas en la médula espinal tras ser forzado a un brutal viaje dentro de un furgón policial, esposado por la espalda y sin ningún cinturón de seguridad. Ninguno de los seis oficiales que lo detuvieron y golpearon previamente, atendió sus pedidos de auxilio. Miles tomaron las calles protestando pacíficamente contra la brutalidad policial y en medio de las provocaciones de las fuerzas del orden.
Mientras el presidente Barack Obama se limitó a cuestionar el comportamiento de la policía, el aparato mediático agitó el fantasma de grupos desenfrenados de negros violentando la propiedad privada, y el gobernador de Maryland declaró el estado de sitio y llamó a la guardia del Estado para proteger la ciudad de las "hordas de matones". Cabe señalar que los únicos negocios afectados fueron los que habitualmente emplean a jóvenes negros por salarios bajísimos.
La muerte de Freddie Gray fue la última de una larga serie de violencia policial que gatilla protestas por todo el país bajo el lema "La vida de los negros importa" ("Black Lives Matter"). No solo contra la violencia y la impunidad de la policía, sino también contra la pobreza e inequidad a la que son condenados millones de negros en el país. Baltimore es todo un símbolo de la decadencia urbana tras la desindustrialización, donde comunidades enteras han quedado marginalizadas, con los servicios sanitarios y educativos precarizados, y suspendidos los emprendimientos económicos; donde la policía militarizada juega el papel de una fuerza de ocupación y la brecha racial nunca deja de crecer. A solo 65 km de Washington y en el estado más rico del país (Maryland), Baltimore es una ciudad de 622.000 habitantes, de los cuales 63% son afroamericanos. Pero al comparar los niveles de ingresos, el empleo, la pobreza, la vivienda, la salud, y las tasas de arresto y encarcelamiento, sus residentes negros viven en una ciudad muy diferente a la de sus vecinos blancos. Como bien se lee en el editorial del periódico Jacobin sobre las protestas: "Lo más relevante no fue la destrucción causada por los manifestantes - el coche de policía destruido, la tienda de préstamos destrozada - sino por el capital: la decrépita fila de viviendas tapiadas, casuchas y baldíos en una ciudad llena de ellos."
El presidente negro Barack Obama, elegido por la mayoría de los trabajadores como una "esperanza de cambio", no gobierna para los trabajadores sino para que sus amigos capitalistas puedan seguir conservando el poder y sus ganancias bajo la ideología racista del "blanco, anglosajón y protestante" (WASP). Y son las mujeres trabajadoras negras las más expuestas a la explotación y la violencia del capitalismo también dentro de las fronteras de un imperio fundado en la esclavitud de los negros. Son ellas las que enfrentan solas el sostenimiento de sus hogares y las peores condiciones para criar a sus hijos en barrios marginales. Muchas han decidido organizarse para luchar por su dignidad, fundando organizaciones como las de familiares de víctimas de la violencia policial, el narcotráfico y los abusos sexuales, y jugando un rol central en las marchas de protesta que exigen "una reforma total de las estructuras" que oprimen a los negros. Las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, llamamos a los movimientos de mujeres a solidarizarse con las mujeres trabajadoras negras de Baltimore y los Estados Unidos contra la violencia policial racista y el ajuste del gobierno de Obama. Para que la crisis la paguen los capitalistas, en camino a un gobierno de los trabajadores.
Cifras de la rebelión
Basta enumerar un par de datos: 1. Los blancos de Baltimore perciben el doble de ingresos que los negros, quienes no tienen acceso a trabajos calificados con altas remuneraciones. Solo el 56,4% de los estudiantes de Baltimore acaban la escuela secundaria. (la proporción del conjunto nacional es del 80%) 2. En general, el desempleo es muy superior en Baltimore de lo que es a nivel nacional: 8,4%, duplicándose para la comunidad afroamericana (la tasa nacional es 4,7% para los blancos y 10,1% para los negros). 3. En los barrios afectados por las protestas, Sandtown-Winchester y Harlem Park, casi una cuarta parte de los edificios estaban vacantes en 2011. Baltimore ocupa el noveno lugar en el país respecto de las ejecuciones hipotecarias. 4. Casi el 24% de la población de Baltimore (148.000 personas) está viviendo por debajo del umbral de la pobreza, que es US$ 20,090 al año para una familia de tres. Particularmente en el barrio de Freddie, más de la mitad de las personas entre 16 y 64 años están sin trabajo, y casi un tercio de las familias viven en la pobreza. 5. Mientras la tasa de esperanza de vida en los barrios más pobres (donde el ingreso promedio ronda los US$ 13,388 al año), es sólo 63 años de edad, la esperanza de vida alcanza a 83 años a menos de cinco millas de distancia (con un ingreso medio de US$ 90.492). 6. Los afroamericanos tienen ocho veces más posibilidades de morir por complicaciones del VIH/SIDA que los blancos, y dos veces más por las derivadas de la diabetes. 7. Un tercio de los residentes de Maryland recluidos en las cárceles del estado son de la ciudad de Baltimore. 8. El 92% de los arrestos por posesión de marihuana son de afroamericanos, a pesar de que el consumo de esta droga entre unos y otros es similar.