Lamentablemente la diputada del PTS, Natalia González Seligra, votó positivamente la ley junto al macrismo, los radicales y el peronismo. El PTS considera a la ley como “un avance”. Un voto totalmente equivocado que abona a la confusión de las mujeres trabajadoras.

González Seligra señaló: “Como ya había anunciado mi compañera Myriam Bregman, nuestro voto fue positivo, a favor de la paridad. Siempre tuvimos una posición muy clara, en favor de más derechos para las mujeres” (La Izquierda Diario, 23/11). Pero a renglón seguido, la diputada González y el PTS reconocen que no hay “más derechos” para las mujeres. “Hasta ahora, la ley de cupo permitía que se puedan conformar listas con hasta el 70% de personas del mismo género, como la que presentamos en su momento desde el Frente de Izquierda, pero la ley que fue aprobada este jueves plantea que no puede haber más del 50 % de mujeres y el 50% de varones”, explicó (ídem). ¿Entonces? ¿En qué quedamos?
La reforma, además, ratifica las PASO y el piso proscriptivo del 1,5% en contra de la izquierda. Y agrega una nueva causal de caducidad de las personerías legales de los partidos si las autoridades no están compuestas con un 50% de mujeres, una intromisión más en la vida interna partidaria.
Que el PTS haya votado a favor de la ley y, por ende, no haya denunciado la maniobra de las mujeres de los partidos patronales, es muy grave, porque abona la idea de que con más mujeres en el Congreso se podrá avanzar en nuestros derechos.
El rol de los revolucionarios en el Parlamento debe ser el de denunciar el carácter de clase de esta institución, alertando permanentemente que no se está votando ninguna ley en favor de los trabajadores ni de las mujeres ni de la juventud, sino todo lo contrario. Y que, si lo hace excepcionalmente, es porque se lo impone una gran lucha o una gran presión popular. No es este el caso, ya que la ley de paridad fue impulsada por los partidos patronales para posar ante un proceso electoral de que están a favor de “avanzar” en los derechos de las mujeres.
La obligación de las bancas de la izquierda revolucionaria y del Frente de Izquierda es la de llevar al Congreso la voz y el reclamo de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Y denunciar las maniobras de los partidos patronales que buscan frenar la movilización, en este caso de las mujeres, que estamos en las calles reclamando por nuestros derechos. El PTS hizo lo opuesto.

M.T.

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