La mentira de los “precios cuidados”

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)

Más que “precios cuidados” ... ¡cuidado con los precios!El gobierno de Cristina ha lanzado una gran campaña publicitaria, mientras la realidad muestra día a día que los precios siguen subiendo. Es que no hay un verdadero control de precios, ni mucho menos penalidades reales para los empresarios que aumentan

 

Escribe: José Castillo

Lo de los “precios cuidados” fue una mentira desde el comienzo. Reemplazó a los 500 productos de la era Moreno (que tampoco nadie respetaba) por una nueva “lista” de 194 precios (que en realidad corresponden a 100 productos). Del resto, todo vale (léase la remarcación más absoluta). Pero esos precios “cuidados” ni siquiera son precios máximos. Apenas si son “precios sugeridos” o “de referencia”. Entiéndase bien: las cadenas “acuerdan” con el gobierno poner esos precios en las góndolas. Y punto. Por eso es tan común encontrar que esos productos “no están”, “tiene otro precio”, “no figura el cartel de precio cuidado” y las millones de anécdotas que aparecen todos los días. Incluso cuando ante situaciones escandalosas, el gobierno hace la puesta en escena de “salir a multar a alguien”, lo hace por “falta de lealtad comercial”, lo que implica montos muy bajos por la “infracción”, que no le hacen “ni cosquillas” al hipermercado en cuestión.

Mientras tanto, al jefe de gabinete Capitanich no se le mueve una pestaña al afirmar que con los laboratorios “no hubo acuerdo” y que por lo tanto, la suba astronómica de precios de los remedios continuará. O el doble discurso ya guarango con las petroleras, a las que mientras se les “escracha” alguna estación de servicio por un lado, por otro se les autoriza la suba de las naftas.

Es que, efectivamente, todo esto no es más que una puesta en escena. Imaginémonos a un jubilado que ve que no está en góndola el producto al precio cuidado. ¿Qué hace? ¿llama al 0800? ¿y después qué compra? El gobierno crea la cortina de humo de poner en los consumidores la responsabilidad por “evitar la inflación”. Un caso vergonzoso fue el del diputado kirchnerista Héctor Recalde que, viniendo del riñón sindical, afirmó que “los trabajadores tienen que cuidar los precios, vigilando a los empresarios, los sindicatos tienen que estar al servicio de esto”. ¡Un auténtico caradura, que hasta se dio el lujo de hacerlo citando al Perón de la década de los cincuenta! ¡Lo que tienen que hacer los sindicatos es luchar por el 50% de la distribución del ingreso que se alcanzó en esa época y que los trabajadores perdimos por culpa de todos los gobiernos entreguistas posteriores, kirchnerismo incluido!

Recalde apeló a la figura de que “tenemos que ganar el Mundial contra los precios”. ¡Es que el gobierno ya lo perdió, porque juega para el equipo contrario! El gobierno no quiere dar ninguna pelea de fondo contra las superganancias de los grandes monopolios. Incluso está por verse si las pequeñas multas que aplicó van a ser pagadas o, como ya sucedió varias veces durante el kirchnerismo, luego quedarán en la nada. El único interés del gobierno es “disfrazar” lo más brutal de la inflación de este mes para poder ir a las paritarias con negociaciones salariales a la baja.

Los trabajadores no tenemos que dejarnos engañar por esta campaña mentirosa. Sí existe una propuesta alternativa para frenar el alza de precios, pero este gobierno, defensor de las ganancias de los empresarios, no va a implementarla.

Para reducir de verdad la inflación hay que comenzar poniendo precios máximos de verdad (no “sugeridos”) a todos los productos de la canasta familiar (y no sólo a los 100 de la lista de Precios Cuidados). En caso de que el producto no esté en la góndola, ese precio máximo debe aplicarse al producto similar de calidad superior. Hay que aplicar sanciones severísimas a los que violen estos precios máximos, aplicando la Ley de Abastecimiento que viene de los años 70 aprobada por un gobierno peronista y está vigente, que autoriza a multar, clausurar y hasta expropiar al empresario que viole el control de precios, desabastezca, acapare o genere mercado negro. Además, para provocar una baja automática de precios, hay que eliminar el IVA de la canasta familiar, reemplazándolo por un impuesto a las superganancias y las grandes fortunas y por los mayores recursos que se generarían por el no pago de la deuda externa. Y fundamentalmente logrando salarios (jubilaciones y planes sociales) al valor de la canasta familiar. ¡Así sí, se estaría dando, de verdad, la pelea contra la inflación!

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