Querida Yolanda: ¡hasta el socialismo siempre!
Con esta nota rendimos homenaje a nuestra compañera asesinada
Escriben: Gabriela Ibarzábal Bustos y Laura Marrone
Había nacido en una familia obrera, en Bilbao, país vasco, en 1961. A los 16 años comenzó a militar en esa España post-franquista donde la juventud parecía beberse de un solo envión tantos años de represión y censura. Marchas, “encierros” estudiantiles y apoyos a las luchas de los trabajadores contra las “políticas de ajuste” que la reciente monarquía quería imponer a los trabajadores para su ingreso al entonces Mercado Común Europeo. Además, mujer, y parte del “destape” femenino contra el machismo que impregnaba la vida cotidiana. Allí estaba ella, con una firmeza que parecía escapársele por los ojos.
En 1978 se trasladó a Madrid donde militó en la corriente morenista que al año siguiente fundaría el Partido Socialista de los Trabajadores, partido hermano del proscripto PST de Argentina. Más de 50 exiliados argentinos formamos parte de PST español y fundimos nuestras experiencias latinoamericanas con las de esos jóvenes, cuya alegría por la libertad conquistada parecía hacernos borrar las huellas de nuestro propio destierro. Militar por el socialismo era la vida. Durante el día cada uno en su lugar de trabajo o estudio, durante las tardes las reuniones y los debates. Y por las noches, ¡cuántas veces “ir de tapas” por las calles, cantando a viva voz las canciones de la Guerra Civil, como queriendo vengar a los mártires luego de tanto silencio, canciones que nosotros, a su vez, habíamos aprendido de los exiliados republicanos en Argentina.
En 1979 la lucha contra Somoza parecía hacer renacer el internacionalismo de aquellos tiempos. Nuestros compañeros de América Latina, especialmente del Caribe y Argentina habían organizado la Brigada Internacionalista Simón Bolívar que se sumó al combate por la caída de Somoza en Nicaragua. En cada ciudad de España comenzamos a organizar la solidaridad y nos transformamos en la voz de la victoria nicaragüense. Nuestros locales se abarrotaban de donaciones de ropas y víveres que espontáneamente nos hacían llegar para enviar al país hermano en su “reconstrucción”. Yolanda no se daba tregua. Limpiaba casas para mantenerse, estudiaba, era delegada de su curso e integraba los comités de solidaridad con Nicaragua.
El franquismo anidaba en el estado
El 2 de febrero de 1980, sin embargo, un rayo de dolor pareció despertarnos de nuestro sueño. Yolanda, la querida Yolanda, apareció acribillada en un zanjón, tal como estilaba hacerlo la Triple A, Alianza Anticomunista Argentina. El Batallón Vasco Español, una organización terrorista vasca de derecha se adjudicó su asesinato. El post-franquismo seguía enquistado en el aparato de estado y una disputa por la transición democrática se libraba en su seno. Yolanda fue una de sus víctimas.
Pero los tiempos habían cambiado y Yolanda no estaba sola. Una huelga estudiantil paralizó las clases y varios miles de manifestantes inundaron las calles de Madrid y de Bilbao, reclamando por la investigación y castigo a los culpables. En cinco días cayeron los asesinos materiales, integrantes a sueldo de las fuerzas de seguridad de Fuerza Nueva, un partido de derecha, nostálgico del más crudo fascismo.
Con increíble valentía los militantes del PST sostuvieron una campaña nacional sin tregua por su enjuiciamiento y castigo, así como el de su autor intelectual, Blas Piñar, el secretario de Fuerza Nueva. El día del juicio hicieron guardia en las puertas del juzgado para que ningún grupo fascista pudiera impedirlo. Y se logró que Emilio Hellín, responsable material del crimen, fuera condenado a 43 años de prisión más otros tantos para sus cómplices. Fuerza Nueva fue proscripta.
Los servicios de inteligencia también en España
Pero la historia no terminó allí. Hellín escapó dos veces de la cárcel. Colaboró con la dictadura de Stroessner, logró cambiar de identidad en los propios registros del estado, y solo cumplió 14 años efectivos de cárcel. Una investigación periodística en el 2013 reveló que tenía una agencia de inteligencia que daba cursos a los guardias civiles y policía bajo el nombre de New Tecnology Forencis, los que eran pagados por el Ministerio del Interior de España, habiéndose comprobado contratos firmados entre 2006 y 2011 por 140.000 euros. Las policías que recibieron cursos fueron las del Estado Nacional, Ertzainza y Mossos d’Esquadra.
El escándalo volvió a ocupar la escena política de España. Desde entonces, nuestro partido hermano, Lucha Internacionalista, junto a otras organizaciones, familiares y amigos vienen desplegando una campaña para que el estado español responda frente a esta vergüenza. Numerosos actos, pintadas y homenajes en colegios de distintas ciudades recuerdan la memoria de Yolanda y a su lucha. Este mes de febrero un video que cuenta su vida y el caso ha sido puesto en la web con notoria difusión en ese y otros países de Europa y América. A quienes conocimos a Yolanda nos conmueve que no se la olvide y, con emoción, nos sumamos a la denuncia de sus familiares y amigos en España.
http://www.naiz.eus/eu/mediateca/video/acto-en-recuerdo-a-yolanda-gonzalez