Latinoamérica: La crisis de los gobiernos “progresistas”
La crisis capitalista mundial afecta de lleno a Latinoamérica. Hubo huelgas generales en Uruguay y Ecuador. Protestas sociales en Bolivia, Perú, Chile y Brasil. Los gobiernos con discursos “progresistas” surgidos en los últimos años quedan al desnudo, al responder a la crisis con ajustes contra el pueblo y tratando de salvar las ganancias del gran capital nacional e imperialista.
Escribe: Miguel Lamas
La caída de precios del gas, petróleo, alimentos y minerales, tiene devastadoras consecuencias económicas para Latinoamérica. La economía capitalista latinoamericana depende de esos productos primarios de exportación. Ahora retorna el peso cada vez más insoportable de la deuda externa e interna con la banca multinacional. “Un estudio de perspectivas del Banco Morgan Stanley explica que las dificultades que enfrenta ya una abultada lista de países latinoamericanos convierten a la región en una de las más inestables de mundo” (Marcelo Cantelmi, Clarín, 9/8). Perú tiene caídas del 10% en sus exportaciones de minerales, 74% en producto de pesca, 45% en aceite y derivados y 20% en los agrícolas. Chile, debe afrontar la fuerte caída del precio del cobre. Bolivia bajó sus exportaciones un 30% respecto al año pasado, por la baja del precio del gas, que vende a Brasil y Argentina, y de minerales. Brasil, siendo la economía más grande, cayó más rápido y ya no puede afrontar los pagos de la deuda que se llevan la mitad de su presupuesto.
Se les cae la careta
La reacción de todos los llamados “gobiernos progresistas”, sin excepción -Nicolás Maduro, Dilma Rousseff, Michelle Bachelet, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Kirchneres el ajuste antipopular para proteger las ganancias del gran capital, con el objetivo, dicen, de “atraer inversiones”. La crisis actual revela que los años de grandes ingresos no fueron utilizados para cambios estructurales que permitieran una nueva base económica. Las multinacionales siguen dominando los resortes fundamentales de la economía asociadas a grupos emergentes ligados a sus gobiernos. Venezuela es el caso más extremo, ya que con ingresos petroleros cercanos a los 100 mil millones de dólares anuales, está en una crisis total, los altísimos ingresos se fueron del país a beneficiar a la “boliburguesía” (así bautizó el humor popular a los nuevos burgueses chavistas) y a las transnacionales, mientras al pueblo lo acorrala la escasez de productos y medicamentos más elementales, y la enorme inflación que se devora el salario (200% anual). En Perú, Ollanta Humala se quitó rápidamente la careta de “nacionalista” y reprime a su pueblo del brazo de las multinacionales mineras. Y el gobierno boliviano, que es relativamente el más estable, dictó leyes favoreciendo a las transnacionales mineras y petroleras, entregó todos los parques nacionales a la exploración petrolera y pactó consolidar el gran latifundio y ayuda a los terratenientes sojeros.
Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, acaba de hacer un increíble acto público en la sede de la mina San Cristóbal, propiedad de la multinacional Sumitomo, que extrae unos 1.000 millones al año de minerales en Bolivia (mientras apenas paga impuestos), declarando que nunca la nacionalizarían y que la defenderían, que es un muy buen socio y que se necesitan “dos, tres, muchos San Cristóbal”.
Repudio popular e importantes luchas
El rechazo popular crece. Bachelet y Rousseff empatan con el 70% de desaprobación. Humala las supera con el 75%. Y Maduro tiene una imagen negativa del 67,5%, pese a la polarización con la derecha tradicional odiada por la mayoría popular. Correa es uno de los que más se mantiene y tiene un 62% de desaprobación. En Bolivia, el MAS de Evo Morales había ganado las elecciones nacionales en octubre del año pasado con el 61% de los votos y bajó al 41% en las elecciones municipales, perdiendo en 8 de las 10 más importantes ciudades, entre ellas en la emblemática ciudad aymara de El Alto.
Pero el repudio no es solo en las encuestas y elecciones, han comenzado importantes luchas contra el ajuste, desde México a Argentina. Grandes huelgas de maestros conmovieron a México, Brasil, Chile, así como movilizaciones juveniles. En Chile los profesores hicieron huelga por más de un mes durante junio y parte de julio. La ciudad de Potosí en Bolivia estuvo recientemente en huelga general total con bloqueo de caminos y control territorial por su Comité Cívico, con manifestaciones de centenares de mineros que fueron a La Paz con dinamita a exigirle al gobierno por 26 demandas, entre ellas 3 hospitales, 1 aeropuerto, más maestros, médicos y enfermeros. En el sur de Perú la región de Islay protagonizó un gran levantamiento popular en abril mayo de este año, que fue reprimido con el ejército y el estado de sitio, exigiendo que se vaya un proyecto minero multinacional que afecta a su agricultura, y en estos días vuelve a movilizarse. Hasta en Uruguay la oficialista CUT convocó a un paro general de 24 horas contra el gobierno de Tabaré Vázquez del Frente Amplio. En Ecuador se convocó a un paro nacional para el 13 de agosto.
Esta situación hace cada vez más necesaria la movilización de los trabajadores y sectores populares contra estos gobiernos patronales del doble discurso, contra los planes de ajuste y por el no pago de la deuda. Peleando por poner en pie nuevas direcciones sindicales y políticas de los trabajadores que encabecen las luchas para que la crisis la paguen los ricos y las multinacionales y no, una vez más, los trabajadores y pobres.