Tras la derrota del gobierno K: A los trabajadores peronistas
Los resultados del balotaje echaron más leña al fuego a la crisis del peronismo. Ahora vendrá el pase de facturas, la agudización de las peleas internas y distintos realineamientos en el aparato del PJ. En el medio, queda el trabajador y el joven que votaron a Scioli creyendo que era lo correcto para que no gane la derecha. A esos compañeros nos queremos dirigir.
Escribe: Juan Carlos Giordano
Entendemos la bronca y el des- ánimo que tienen los honestos tra- bajadores y jóvenes que votaron a Scioli “para que no gane la derecha”, o para “no perder lo conquistado”, como dijeron desde el oficialismo. O el de aquellos compañeros que votaron a Massa en la primera vuelta y lo hicieron por Scioli en el balotaje para que no gane Macri.
Muchos de esos compañeros cre- yeron que lo que estaba en juego eran dos proyectos antagónicos de país, que había que votar por Scioli para cerrarle el camino al ajuste de Macri, y que con Scioli se iban a mantener algunas de las medidas que el gobier- no implementó en estos años.
Es cierto que Macri es un gobier- no patronal, que vino gobernando la Capital para los ricos y que ha benefi- ciado a banqueros y multinacionales. También es cierto que Macri se unió a los radicales que con De la Rúa nos llevaron a la crisis de 2001, gobierno que fue echado por el Argentinazo. Pero a los compañeros que votaron por el Frente para la Victoria les queremos decir también, que el kir- chnerismo en estos años ha aplicado un ajuste y ha gobernado para los de arriba. Lo que ocurre es que lo envolvió con un doble discurso di- ciendo que “redistribuía la riqueza” y “combatía a las corporaciones”. No es cierto que con el gobierno kirchnerista no hubo ajuste y que este se vaya a inaugurar ahora con Macri. En estos años hubo un ajuste contra la clase trabajadora. Por eso a esta década la ganaron los bancos, la Barrick, las multinacionales, los pooles de siembra y los usureros internacionales que cobraron 180 mil millones de dólares a través de los pagos de la deuda externa.
¿O acaso, compañero, la mayoría de los salarios y jubilaciones no están por debajo de la canasta familiar? Y cuando los trabajadores salieron a luchar por ese aumento en las parita- rias, como los trabajadores aceiteros, se encontraron con que los que es- taban en contra eran sus patronales, la burocracia sindical oficial... ¡y el gobierno kirchnerista! Lo mismo pasó con los trabajadores de la línea 60 cuando salieron a pelear contra los despidos: tuvieron que luchar contra la empresa, sus dirigentes vendidos y la represión de Berni y el gobierno de Cristina.
Lo mismo pasa con el impuesto al salario. El kirchnerismo defendió ese robo, cuando dejó exenta a la renta financiera y a las operaciones en la Bolsa. Y no es cierto que esa plata que le sacó a los trabajadores va para la asignación por hijo sino que como parte de la recaudación general, va a parar a los pagos de la deuda externa y a subsidiar a los grandes empresarios, o a las multi- nacionales del petróleo.
El gobierno nacional dijo que con Macri se venía la maxidevaluación. Pero este gobierno es el que vino devaluando el peso perjudicando el bolsillo de los trabajadores. Con la devaluación que hizo el kirch- nerismo a principios de 2014, por ejemplo, hubo un gran aumento de los alimentos y demás precios y la pérdida salarial que ocasionó no se pudo recuperar más.
Lo mismo podríamos decir sobre la supuesta “recuperación del patri- monio nacional” que el gobierno promociona con YPF y los ferroca- rriles. Pero YPF no es 100% estatal. El 83% del petróleo y el gas sigue en manos de las multinacionales y desde la compra de las acciones a Repsol (bajo una indemnización millonaria) se le dio paso a Chevron, la empresa más saqueadora del mundo para que se lleve el reservorio de Vaca Muerta. Tampoco los ferrocarriles son del estado. La ley que se aprobó en el Congreso ratifica las concesiones menemistas y abre la participación a capitales chinos en el transporte de cargas. Por eso a esa ley privatista la votó a favor el PRO, los radicales y Sergio Massa. Otro tanto podríamos decir de los derechos humanos: el gobierno apoyó la designación del represor Milani y se negó durante todos estos años a votar la ley de desprocesamiento a los más de 6.000 luchadores sociales que presentaron en el Congreso los organismos de derechos humanos independientes del gobierno a través del Frente de Izquierda.
Ya sabemos que Macri es un empresario al servicio de los grandes empresarios. ¿Y Scioli? No lo deci- mos nosotros, la propia Cristina y Randazzo lo acusaron de representar el ajuste de los ́90, ser el candidato de Clarín y de los fondos buitre.
El hecho de que el kirchnerismo después de una gran rebelión popular como el Argentinazo haya estado obligado a otorgar algunas concesio- nes, ha hecho creer que las mismas han sido por bondad de su gobierno. Pero la mayoría de ellas han sido fruto de la lucha que en estos años no cesó. La clase trabajadora tuvo que hacer varios paros generales y muchas medidas de fuerza en las paritarias para enfrentar los techos salariales o la miseria salarial.
Por eso les dijimos a los compañe- ros que votaron por el Frente para la Victoria, que Macri o Scioli, Scioli o Macri, eran dos variantes patronales para aplicar un mayor ajuste. Más temprano que tarde, los trabajadores lo tendremos que enfrentar, con lu- cha y movilización, como lo hemos hecho siempre. Esa es la tarea de los luchadores. Que no tiene nada que ver con las cúpulas políticas del Frente para la Victoria. Todos estos sectores tratarán de reubicarse para seguir atornillados a sus sillones de privilegio. Urtubey dice que represen- ta el sector más proclive a pactar con Macri, lo que se denomina el “PRO- peronismo”. Massa y De la Sota se postulan para la “renovación”. Y Capitanich para pelear la conducción del Partido Justicialista. ¡Ninguna de estas variantes es salida para el pueblo trabajador!
Lo mismo pasa con la burocracia sindical oficial, que llamó a hacer asambleas para pedir el voto a Scio- li, cuando hace décadas no hace ninguna para pelear por el salario o contra la precarización laboral. Tampoco La Cámpora es alternativa para las nuevas generaciones, ya que los jóvenes del aparato camporista han ascendido al calor de cargos en el estado, con jugosos sueldazos, no con una “militancia desinteresada”, como predican.
Todo esto nos lleva a una conclu- sión: tenemos que impulsar una nue- va dirección sindical combativa en el movimiento obrero y una alternativa política sin patrones ni burócratas sindicales para que no sigan gober- nando los partidos patronales. Esta salida es la que impulsa Izquierda Socialista. Llamando a enfrentar el mayor ajuste que vendrá con Macri. Y postulando al Frente de Izquierda como alternativa unitaria, de los trabajadores y de la juventud.
Llamamos a los compañeros que votaron por Scioli a reflexionar sobre este debate y a dar pasos en ese sentido.