El voto en blanco
El voto en blanco o nulo, como propició el Frente de Izquierda, obtuvo el 2,34% (623.435 votos). Si a esto le sumamos la mayor cantidad de gente que no fue a votar comparado con la primera vuelta y ahora no lo hizo ni por Scioli ni por Macri (946.578), la cifra llega a un millón y medio de votos. Pero más allá de la cantidad de gente que no apoyó a ninguno de los dos candidatos, el valor del llamado a no votar ni por Macri ni por Scioli, partía de un argumento clave: no darle a ningún candidato patronal que va a aplicar un mayor ajuste, el argumento de que cuenta con el “respaldo popular”.
Sabemos que en el furor de la tremenda polarización, muchos compañeros se han sorprendido por nuestro llamado. Otros lo tildaron de “no comprometido”. Todo lo contrario. Lo sostuvimos en la primera vuelta y lo explicamos e hicimos campaña durante el balotaje, diciendo claramente que cada voto en blanco o nulo, además de no dar apoyo a políticas antiobreras, tenía que servir para preparar las luchas que se vienen. Sabiendo que tal vez hoy no se comprenda su valor, pero sí cuando se devele claramente para quién va a gobernar el futuro gobierno, en este caso Macri.
Las usinas kirchneristas fueron las más envalentonadas contra el FIT por tener esta postura. “El voto en blanco es funcional a Macri”, decían. Ahora hay quienes dicen que si el FIT hubiera llamado a votar a Scioli tal vez no hubiera ganado el líder de Cambiemos. ¡Es que el FIT nunca va a llamar a votar a candidatos patronales que van a aplicar medidas antiobreras, como lo hizo el kirchnerismo en estos años, Scioli en la provincia y Macri en la Ciudad!
El kirchnerismo, para ir contra la izquierda, usó a muchas corrientes de centroizquierda, como Patria Grande (Itaí Hagman), que llamó a votar a Scioli. Y a aquellas que no votaron por Scioli en la primera vuelta y que ahora dijeron “Macri jamás”. La titular de Abuelas, Estela de Carlotto, por su parte, llegó a decir que votar en blanco era “deshon- rar” a los desaparecidos (Clarín, 19/11) defendiendo una vez más el doble discurso del gobierno en relación a los derechos humanos, el mismo que puso a Milani y criminaliza la protesta social. El Partido Comunista (PC), hoy fervoroso kirchnerista, sacó un afiche diciendo: “No nos da lo mismo, la izquierda vota a Scioli”, cuando “de izquierda” no le queda nada. El historiador kirchnerista Norberto Galasso, escribió una carta al Frente de Izquierda llamando a que sí o sí había que votar a Scioli, dando como argumento que Lenin y Trotsky siempre supieron distinguir el “enemigo principal”. Un acto desesperado que mancha la trayectoria de los revolucionarios rusos que impusieron el primer gobierno socialista en el mundo combatiendo a todas las variantes de los partidos patronales y a sus políticos de turno.
Otros, como Claudio Lozano de Unidad Popular, dijeron que “el ausentismo, el voto en blanco, el voto nulo y el voto a Scioli, pueden cumplir de distintas maneras con la función de evitar el triunfo de Macri” (Clarín, 13/11). Una política funcional al gobierno, como lo fueron siempre estas corrientes de centroizquierda.
Pese a todo ello, muchos compañeros que no son del Frente de Izquierda reivindicaron la coherencia y valentía de haber mantenido nuestra postura. Viendo el oportunismo del resto, como Sergio Massa o Stolbizer, quienes llamaron indirectamente a votar por Macri, o a prestarse ahora a darle el apoyo.
El voto en blanco o nulo fue una política que apuntó no sólo a no votar por ninguno de los candidatos patronales sino para preparar las luchas que se vienen, la coordinación entre los dirigentes combativos y seguir impulsando una salida de fondo al servicio del pueblo trabajador.
Saludamos a toda nuestra militancia por haber sostenido esta política y haber dado todos los debates entre aquellos que con distintos argumentos decían que había que votar a Scioli para que no gane la derecha o a Macri para sacarse de encima al kirchnerismo. Y a seguir sacando de ahora en más, con esos miles de luchadores, las conclusiones de esta elección, llamándolos a enfrentar el mayor ajuste que se viene con unidad y lucha.
J.C.G.