Subió la nafta: ¡Festejan las petroleras!
El mes de mayo comenzó con una suba del 10% del precio de los combustibles. Desde fin de año, el alza ya ronda el 31%, más del doble del incremento de los precios promedio del período. Con estos valores el litro de la nafta súper se fue por encima de los 17 pesos y el de la Premium ronda los 20. En concreto, llenar el tanque de un auto pasó a costar entre 800 y 1.000 pesos. Ante las quejas por el incremento la respuesta del ministro de Energía José Aranguren fue de antología: “si el consumidor considera que este nivel de precios es alto que deje de consumir”.
¿Qué se puede esperar de un ministro que fue presidente de Shell Argentina entre 2003 y 2015 y que todavía tiene en su haber más de 13 millones de pesos en acciones de la compañía? La excusa para justificar el aumento fue que la devaluación de diciembre les generó “mayores costos” a las petroleras. Falso. ¿Por qué el valor del petróleo es más caro acá que en el resto del mundo? La respuesta es sencilla: porque el gobierno tiene un acuerdo con las petroleras y las autoriza a cobrar el barril a 55, 67 y hasta 73 dólares, cuando el precio internacional es la mitad. La diferencia la terminamos pagando los trabajadores y el pueblo cuando cargamos nafta, pagamos un pasaje de larga distancia a precios astronómicos o directamente con la inflación de los bienes que vendrán más caros por los “costos del transporte”.
Aducen que así se garantizarían los puestos de trabajo de la industria petrolera. También es mentira: YPF aprobó su plan de negocios 2016 con 2.900 despidos. De igual forma, en febrero pasado Panamerican Energy y Tecpetrol presionaron por subsidios para no echar trabajadores en la provincia de Chubut. Pero aún hoy no han garantizado sus puestos de trabajo a los trabajadores petroleros de la región.
Se trata de una nueva vuelta de tuerca de una política que privilegió por años las ganancias de los pulpos petroleros con subsidios multimillonarios desde el estado y que entregó concesiones casi a perpetuidad y que nunca controló la inversión en el sector, generando que perdiéramos el autoabastecimiento. Teniendo como antecedente más cercano el escandaloso y todavía secreto acuerdo YPF-Chevrón por Vaca Muerta. Un modelo creado y desarrollado al máximo durante el kirchnerismo y que hoy el macrismo continúa y amplifica. Tenemos que romper con la perversión de esta política de saqueo. La única salida es rescindir todos los contratos de exploración y explotación y reestatizar el conjunto del negocio petrolero (exploración, extracción, refinamiento y comercialización) para que sea manejado por una YPF 100% estatal bajo control y gestión de sus trabajadores y técnicos.
J.C.